El indulto a Fujimori allana el pedregoso camino de las empresas españolas en Perú

El intenso devenir político de la última semana en Perú se ha seguido con especial interés al otro lado del Atlántico. Concretamente, algunas de las compañías más grandes de España han observado con expectación lo que estaba ocurriendo en el país latinoamericano. Se juegan mucho. En Perú han desembarcado muchas compañías españolas en busca de desarrollar sus negocios con las adjudicaciones de un país con un amplio margen de crecimiento.

Sin embargo, la aventura no está siendo ni mucho menos fácil. Compañías como ACS y FCC han acudido a principios de este año a un arbitraje internacional en el CIADI por las controversias surgidas con el Gobierno por le proyecto de construcción de la línea 2 del metro de Lima. Hace menos de una semana era Enagás quien establecía un diálogo directo con el Gobierno previo a un arbitraje dada la incertidumbre que se ha creado alrededor del Gasoducto del Sur de Perú (GSP), proyecto participado por la firma española que saltó por los aires tras el escándalo de otro de sus socios, Odebrecht. Acciona firmó la salida de la constructora brasileña la semana pasada del consorcio que se encarga de la ejecución de la fase 2 de la línea 1 del metro de Quito.

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Precisamente, Odebrecht está en el origen de las disputas políticas desbloqueadas esta misma semana y que aún siguen coleando a nivel político y social. El pasado viernes, el presidente de la República del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, del PPK, salvaba una moción de censura lanzada por la oposición (con mayoría en el Parlamento) liderada por Keiko Fujimori. Al presidente se el acusaba de sus relaciones con la constructora brasileña implicada en sobornos mientras era ministro de Economía y Finanzas del expresidente Alejandro Toledo.

Pese a que el grupo 'fujimorista', Fuerza Popular, había anunciado que votaría en bloque, 10 diputados de este partido se abstuvieron de forma inesperada y lograron mantener en el poder a Kuczynsky. Entre los abstencionistas destaca el nombre de Kenji Fujimori, hermano de la la impulsora de la expulsión del líder del PPK que le había ganado las elecciones presidenciales en 2016. ¿Por qué voto contra su hermana? Kuczynski había prometido dar el indulto a su padre, el histórico mandatario Alberto Fujimori, en prisión por crímenes de lesa humanidad y delitos de corrupción. Pese a que solo llevaba cumplidos 10 de los 25 años de condena, el presidente le otorgó el indulto humanitario por su delicado estado de salud este mismo lunes.

El precio que ha pagado Kuczynski por mantenerse en el poder ha provocado manifestaciones de protesta, el rechazo de gran parte de la sociedad organizada y de algunos partidos políticos. Sin embargo, el efecto ha sido el más deseado por algunas empresas españolas que consideran que el PPK (liberalismo económico) es el partido que mejor encaja con sus inversiones.

El presidente de la República había dicho antes de la votación que buscaba expulsarle con un 'impeachment' que "no era un corrupto". Compareció junto con los vicepresidentes Mercedes Araoz y Martín Vizcarra, a los que hizo prometer que dimitirían si le echaban a él. Esta es una cuestión clave. Araoz entró en el Gobierno en septiembre de este año e impulsó una remodelación completa en el Ejecutivo peruano. Entre los cambios estaba el ministro de Minas y Energía. En el puesto recaló Cayetana Aljovín Gazzani.

Ambas mandatarias se comprometieron con la relicitación de GSP que necesita Enagás para salvaguardar los 500 millones que puso en el proyecto. Desde la compañía cuyo máximo accionista es el Estado a través de la SEPI creen que la salida de Kuczynski hubiera traído más incertidumbre al país y eso siempre es un factor negativo para desbloquear la situación.

Dentro de Perú se considera al PPK el partido más afín a la inversión extranjera, con lo que cualquier otra opción como la de Keijo Fujimori por la derecha o los partidos de izquierda no es vista con buenos ojos, más allá de que la moción de censura contra el presidente lo único que trae es inestabilidad a corto plazo hasta que se recuperara la normalidad.

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Puntos negros históricos

En cualquier caso, Perú cuenta con algunos puntos negros que transcienden a su ámbito político. Pese a que se trata de una de las regiones clave para la inversión, con un importante potencial de crecimiento, no es el lugar idóneo para la seguridad jurídica que demandan las empresas. Ahora mismo la OCDE está estudiando su inclusión en el grupo de los países desarrollados. Sin embargo, uno de los principales escollos es el histórico conflicto que tiene con bonistas internacionales.

Estos han escrito a la OCDE para que niegue la entrada a Perú, esgrimiendo que este 'default' de 5.000 millones de dólares (según las estimaciones) cuestiona la seguridad jurídica del país y el cumplimiento de sus obligaciones. Algo que la OCDE ya puso en entredicho en un informe previo. Una situación que no ayuda precisamente a que llegue la inversión que necesita el país.

Las empresas ven oportunidad

No obstante, las empresas españolas están dispuestas a asumir el riesgo. Además de ACS, FCC, Acciona o Enagás, Técnicas Reunidas logró este verano un macrocontrato de 4.300 millones de euros para la construcción de una refinería.

Otras empresas que se han hecho este otoño con sendos contratos para la mejora de carreteras han sido OHL y Sacyr. Red Eléctrica se adjudicó la construcción de una línea de transmisión eléctrica en cuyo desarrollo el Gobierno peruano tiene pensado invertir 55 millones de dólares. En esta última adjudicación, Abengoa se quedó fuera.

También Isolux está en el país andino, donde ha tenido problemas. Duro Felguera entregó una central de ciclo combinado en Chilca, cerca de Lima, el 13 de diciembre. Ferrovial busca hacerse con obras para la nueva terminal de su aeropuerto.

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Repsol es otro que está presente, aunque lo último que se ha sabido es que ha sido sancionado por la Comisión de Defensa de la Libre Competencia por pactar precios con otras compañías envasadoras y distribuidoras de gas licuado de petróleo (GLP).

A todo lo anterior hay que sumar un largo grupo de compañías que acompañan las operaciones como son bancos, fondos, aseguradoras, auditoras, consultoras, despachos de abogados, etc. Todo ello habla de la importancia y magnitud que tiene para las firmas españolas la situación de Perú y lo que se juega en su devenir político.