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Los secretos de la venta de BBVA a Cerberus: empezó en junio para ‘ganar’ 1.200 millones
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El motivo de fondo de la operación

Los secretos de la venta de BBVA a Cerberus: empezó en junio para ‘ganar’ 1.200 millones

El banco tenía ya prevista una operación similar para los activos tóxicos de Popular y, cuando Santander le ganó la mano, decidió retomar el plan con su propio ladrillo y una cifra clave

Foto: El presidente del Grupo BBVA, Francisco González.
El presidente del Grupo BBVA, Francisco González.

Fue el 7 de junio, justo al día siguiente de que Banco Santander se adjudicara Popular por un euro, cuando BBVA empezó a diseñar la operación de venta de sus activos tóxicos a Cerberus. El plan que planteó la entidad presidida por Francisco González era el mismo que tenía pensado para el ladrillo de Popular y por eso decidió actuar rápido tras la compra que acababa de realizar su eterno rival.

El razonamiento era claro: si consideraba factible vender los inmuebles de Popular, podía vender también los suyos y hacerlo con mejores condiciones, ya que BBVA era en ese momento la entidad mejor provisionada. Un viaje a Nueva York en verano terminó de sentar el convencimiento de que, esta vez sí, la entidad bilbaína podía decidirse a vender sus casi 18.000 millones brutos en adjudicados y fallidos, tras haber rechazado en el pasado varias ofertas de fondos interesados.

Foto: Foto: EFE.

BBVA tenía en su cabeza un número clave para entenderse con Cerberus: los 1.200 millones de valor económico que genera al banco esta venta, una millonaria razón para llegar a un acuerdo y que ha permitido superar importantes retos como la crisis catalana, región donde se ubica el 47% de la cartera transferida.

Según afirman fuentes conocedoras, los cálculos que hizo la entidad para analizar la conveniencia o no de esta operación tienen poco de contables y mucho que ver con las pérdidas en que habría incurrido la división inmobiliaria en los próximos años, números rojos que se ahorra a valor presente en la citada estimación de 1.200 millones. Sólo en los nueve primeros meses de este ejercicio, la cuenta del ladrillo tóxico de BBVA ha sido de -330 millones.

A esto se suma el mensaje que la entidad quiere transmitir al supervisor y los mercados de que, con este acuerdo, ha dejado atrás una década de crisis inmobiliaria, ya que se convierte en el gran banco español con menor exposición inmobiliaria.

En concreto, tras acordar el traspaso de casi 13.000 millones de activos tóxicos (5.000 millones netos) al nuevo vehículo que ha creado con Cerberus, donde el fondo tendrá el 80% del capital a cambio de pagar 4.000 millones, y el banco conservará el otro 20%, la exposición inmobiliaria de BBVA queda reducida a unos 4.800 millones de euros brutos.

El pacto entre BBVA y Cerberus incluye un acuerdo de gestión durante ocho años para los inmuebles que se vaya adjudicando el banco en el futuro

De esta cantidad, algo más 1.400 millones son crédito promotor al corriente de pago, que la entidad sacará del área bautizada como Non Core Real Estate, que aglutina el ladrillo tóxico, para integrarlo en la operativa habitual de este tipo de préstamos, actividad donde quiere crecer con fuerza en los próximos años.

Otros 3.357 millones brutos (1.377 millones netos) corresponden a préstamos dudosos que, en su mayoría, la entidad prevé vender el próximo año en una o dos carteras, mientras que la parte más complicada de estos créditos fallidos se judicializará para poder adjudicársela.

Pacto de accionistas

Como suele ser habitual en este tipo de operaciones, BBVA y Cerberus han sellado un pacto de accionistas que, entre otros aspectos, contempla que el banco no tendrá ningún representante en el consejo de administración, muestra de que esta venta va más allá de una mera desconsolidación de activos.

Además, los dos socios han firmado un contrato de gestión durante los próximos ocho años que permitirá al fondo encargarse de dar salida a los activos que vaya quedándose BBVA en el futuro por impagos. También bajo este marco podrían terminar quedando los 750 millones en activos que están pendientes de recibir el visto bueno del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), ya que si no obtienen la esperada luz verde, la entidad dejará fuera de la transacción y engrosarán el acuerdo de gestión.

BBVA percibirá un jugoso dividendo por su 20% en la sociedad creada con Cerberus y no tendrá ningún representante en el consejo de administración

No obstante, la entidad se reserva el derecho de poder sacar al mercado nuevas carteras con los créditos fallidos que vayan surgiendo, antes de ejecutar el activo inmobiliario, momento a partir del cual bajaría a estar bajo gestión del nuevo vehículo que controla Cerberus.

El plan de negocio del nuevo vehículo también contempla que el grueso de las desinversiones se realice antes de quinto año, lo que permitirá repartir unos dividendos que prometen ser muy jugosos, ya que el fondo confía en este dinero para devolver a Morgan Stanley los 3.000 millones que le ha prestado para afrontar el grueso de la operación, y que BBVA se llevará a sus arcas en el 20% que le corresponde.

Fue el 7 de junio, justo al día siguiente de que Banco Santander se adjudicara Popular por un euro, cuando BBVA empezó a diseñar la operación de venta de sus activos tóxicos a Cerberus. El plan que planteó la entidad presidida por Francisco González era el mismo que tenía pensado para el ladrillo de Popular y por eso decidió actuar rápido tras la compra que acababa de realizar su eterno rival.

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