Fainé dinamita el 'procés' y blinda al Ibex del riesgo Cataluña
El presidente de La Caixa, que optó por no posicionarse durante meses, se puso del lado del Estado entre las amenazas en Cataluña y el riesgo a perder miles de clientes en España
Para algunos tarde. Para otros a tiempo. La intervención de esta semana de Isidro Fainé, el verdadero poder en la sombra de Cataluña, ha sido clave para desarbolar desde el punto de visto económico el proceso independentista promovido por el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. El presidente de Criteria CaixaCorp, el 'holding' de La Caixa y máximo accionista de bancos y empresas como CaixaBank y Gas Natural, se ha reunido en los últimos ocho días con varios presidentes y expresidentes del Gobierno, con el Rey y con Oriol Junqueras antes de asestar un golpe vital al 'procés' al trasladar la sede social de sus principales emblemas empresariales fuera de Barcelona.
A Fainé le habían pedido en numerosas ocasiones un gesto público para detener el tren del soberanismo. Mientras presidentes de asociaciones de pequeños empresarios de Cataluña, como Josep Bou o José Bonet, máximo accionista de Freixenet, daban la cara pública advirtiendo de los riesgos de la deriva independentista, el directivo al que tanto en Madrid como en Barcelona se le otorga un poder por encima de su función ejecutiva guardaba silencio a la espera de los acontecimientos.
Consciente de la inquietud social en Cataluña, del desapego de una parte de la ciudadanía, Fainé solo se ha movido en la sombra, con su habitual sigilo, tratando de acercar posturas, sin mostrar la suya propia ante el riesgo a ser identificado en favor de una u otra causa. Una neutralidad mal vista tanto desde Barcelona, sabedores de que necesitaban su respaldo para bendecir la independencia y financiar su transacción, como desde Madrid, donde se le observa con ojos distintos a los de los años precedentes a la crisis económica.
Su equipo se defendía explicando que el enfrentamiento entre la Generalitat y la Moncloa era un “problema político” sobre el que los empresarios no debían pronunciarse. Argumento que, obviamente, tenía sus deficiencias teniendo en cuenta que los negocios de La Caixa requieren de aprobaciones ministeriales y que la propia entidad y sus participadas habían dado cobijo a políticos de altura como Felipe González –consejero de Gas Natural– y Rodrigo Rato –Servihabitat–, y que sigue teniendo en nómina de la Fundación a la infanta Cristina. Las llamadas puertas giratorias.
Sin embargo, dada la gravedad de la situación tras el 1-O, Fainé decidió tomar partido, pese a discrepar de la inacción política. Y lo hizo para apoyar al Gobierno de Madrid por varios motivos. El primero, que La Caixa no podía refrendar un movimiento político ilegal. El segundo, porque la soflama independentista de los últimos días empezó a golpear el valor de las acciones del banco, una espiral que tenía que detener a toda costa. El tercero, porque, en una Cataluña independiente, el grupo no tendría acceso a la liquidez del Banco Central Europeo (BCE), el banco de sangre del que viven todas las entidades. Y el cuarto y último, porque la entidad, presente en toda España tras las adquisiciones de CajaSol, Banca Cívica y Banco de Valencia, con la mayor red de oficinas del sistema financiero, empezaba a sufrir el mismo boicot que el sufrido en septiembre de 2015.
Ese año, en plena campaña electoral por la Generalitat, infinidad de clientes retiraron sus ahorros de CaixaBank por no pronunciarse en contra de las proclamas soberanistas de Artur Mas. Como ahora, mantuvo silencio hasta que, nueve días antes de los comicios, emitió un comunicado en el que mostró su oposición a la ruptura de España. Entonces, desde Madrid se le acusó de esconderse y de llegar tarde tras ver como Mas y Raül Romeva, líderes de Junts pel Si, ganaban las elecciones y gobernaban con el apoyo necesario de la CUP.
Criticado por su aparente silencio, el papel del líder de La Caixa ha sido vital para frenar el soberanismo entre amenazas de boicot desde ambos bancos
Ahora, Fainé fue llamado a consulta por el Rey y por el Gobierno de Mariano Rajoy. Según distintas fuentes, desde ambos estamentos querían conocer su opinión sobre los acontecimientos, amén de pedirle su colaboración. Y no han sido los únicos. El alma mater de La Caixa también ha mantenido encuentros con José Luis Rodríguez Zapatero, que ha estado informado por cortesía de la Moncloa en todo momento de las decisiones que se estaban adoptando dada la extrema gravedad de la situación.
Del otro lado, el presidente de La Caixa se ha sentado en los últimos días con Oriol Junqueras, al que le explicó que, en caso de Declaración Unilateral de Independencia, no tendría más remedio que trasladar sus sedes fuera de Cataluña. El vicepresidente y consejero económico de la Generalitat le advirtió que sus feligreses retirarían las cuentas de CaixaBank, por lo que, se inclinara por una u otra decisión, sufriría un daño en sus oficinas. Pero ante ambas opciones, la de estar dentro de la ley era una condición 'sine qua non' para el septuagenario banquero, un hombre de creencias religiosas que vio con preocupación cómo una parte de la Iglesia catalana se ponía del lado soberanista.
Pero con su habitual estrategia, Fainé condicionó su apoyo al Ejecutivo de Rajoy a que desarrollase a la carrera un real decreto que permitiese a sus empresas mudarse tantas veces como considerarse conveniente sin necesidad de someter una decisión de tal calibre ante una junta de accionistas. Luis de Guindos, al frente de estas conversaciones, accedió a tramitar un traje a medida para CaixaBank, que sin este recurso legal de última hora hubiera tenido que convocar una junta extraordinaria o esperar más de seis meses a la reunión ordinaria de 2018.
Resistencias internas y nuevo consejo
Fainé quiso hacer pública esta decisión el pasado martes, cuando sabía que ya iba a aparecer el Rey con su discurso ante la nación y tras ver cómo empleados del banco participaron en lo que fue llamado “paro de país” cortando la avenida de la Diagonal. Una imagen viral que supuso un serio revés para la red. Pero se encontró con reticencias dentro del consejo de CaixaBank, cuyo presidente, Jordi Gual, es asesor de cabecera de Artur Mas. El actual presidente del banco prefirió hacer un comunicado interno con una primera advertencia de que la entidad tomaría las medidas necesarias para salvaguardar los intereses de sus clientes. En la Moncloa se podía interpretar como un gesto insuficiente.
Tomada la decisión, el resto de cotizadas del Ibex sobre las que Caixa (Criteria) mantiene ascendente han seguido los mismos pasos
El presidente de Criteria coordinó su decisión con José Oliú, su homólogo del Banco Sabadell, que el mismo jueves aprobó la mudanza, como al mismo tiempo hicieron Oryzon, Eurona, Dogi y Service Point, empresas de mediano tamaño. Los consejos se convocaron con apenas 24 horas de antelación tras negar el martes que fueran a celebrarse. Fainé derribó las últimas resistencias internas de algunos consejeros, como Xavier Vives, también próximo a Mas, que le aconsejaban esperar a la próxima semana. Su lealtad al Estado se tradujo en los traslados a Valencia y Madrid de las sedes del banco –hoy sábado hay un nuevo consejo para ratificar el cambio de domicilio– de la gasista dejando la puerta abierta a volver gracias al real decreto si las partes retornan al diálogo.
Tomada la decisión, el resto de cotizadas del Ibex sobre las que Caixa (Criteria) mantiene ascendente han seguido los mismos pasos. La eléctrica Gas Natural Fenosa comunicó el viernes por la tarde su decisión de trasladarse a Madrid ante la deriva de la actual coyuntura política. Y no será la última. La próxima semana, ante la amenaza de una Declaración Unilateral de Independencia, tanto el gigante de infraestructuras Abertis como su participada Cellnex tienen previsto seguir sus pasos. El veterano Fainé ha tardado en tomar partido, pero a su señal todos han formado fila, aunque haya sido sobre la bocina.
Para algunos tarde. Para otros a tiempo. La intervención de esta semana de Isidro Fainé, el verdadero poder en la sombra de Cataluña, ha sido clave para desarbolar desde el punto de visto económico el proceso independentista promovido por el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. El presidente de Criteria CaixaCorp, el 'holding' de La Caixa y máximo accionista de bancos y empresas como CaixaBank y Gas Natural, se ha reunido en los últimos ocho días con varios presidentes y expresidentes del Gobierno, con el Rey y con Oriol Junqueras antes de asestar un golpe vital al 'procés' al trasladar la sede social de sus principales emblemas empresariales fuera de Barcelona.
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