La deriva secesionista en Cataluña deja sin margen de maniobra a Seat y Nissan
La industria automovilística, que representa casi el 10% del PIB en Cataluña, se encuentra ante la amenaza de que la salida de la UE eleve los aranceles y complique sus perspectivas de futuro
La deriva secesionista de Cataluña está poniendo en jaque a su sector automovilístico, encabezado por Seat y Nissan. Tras el 1-O, muchas empresas empiezan a filtrar en voz baja sus planes de contingencia, que pasan por poner a salvo sus intereses fuera de territorio catalán ante una eventual declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat. Sin embargo, la industria del automóvil cuenta con una serie de características propias que la dejan sin margen de maniobra y a expensas del devenir político, apuntan fuentes conocedoras del sector.
En primer lugar está su implantación sobre el terreno. La factoría de Seat en Martorell es la más grande y moderna de España y la tercera de Europa. Ocupa el equivalente a 400 campos de fútbol, lo que refleja de forma elocuente la imposibilidad de trasladar su actividad a otro lugar. Esto no supondría una especial barrera para compañías cuya producción se destina al mercado local. Sin embargo, más del 80% de los vehículos ensamblados allí se destinan a la exportación. De ahí que, si la deriva secesionista continúa avanzando y Cataluña quedara fuera de la Unión Europea, las consecuencias arancelarias serían devastadoras.
Otra característica que juega en contra de las factorías automovilísticas catalanas es que son filiales cuya matriz está lejos de España. Fuentes próximas a Seat explican que si el Grupo Volkswagen encuentra un entorno en deterioro para la exportación, no dudará en ir trasladando las inversiones y la producción hacia sus plantas en otras latitudes. Eso sí, no se trataría de un proceso de un día para otro, periodo en el que algunas otras empresas están filtrando que podrían mover su actividad si vienen mal dadas en Cataluña.
En septiembre ya se supo que la planta de Barcelona no fabricará los coches eléctricos de la marca, la principal punta de lanza de futuro de la industria automovilística. El Grupo Volkswagen concentrará la producción de estos vehículos en Alemania.
La incertidumbre sobre la automoción catalana no es moco de pavo, el sector supone alrededor del 10% del producto interior bruto de la región
La incertidumbre sobre la automoción catalana no es moco de pavo, el sector supone alrededor del 10% del PIB de la región. Seat emplea a 14.500 personas en Barcelona. Da salida a 450.000 vehículos al año.
A menor escala le sucede algo parecido a Nissan. La compañía japonesa da trabajo a 4.500 profesionales en fábrica y a otros 170 en oficinas que ensamblan más de 105.000 automóviles cada año. La compañía implora por espantar la incertidumbre política que se está generando. Según fuentes de la compañía, "confía en que las autoridades pertinentes trabajarán para mantener un entorno competitivo para las inversiones existentes". Hasta ahí llegan sus declaraciones públicas.
En la misma línea se ha mostrado recientemente el presidente de Seat. Luca de Meo apuntaba en septiembre que la firma se siente "arraigada en Cataluña y España", le interesa "la estabilidad" y poder contar con "un poco de perspectiva". Al ser preguntado por si la automovilística tiene un plan de contingencia ante una eventual independencia de Cataluña, De Meo contestó que la compañía no tiene un plan B, sino que tiene en cuenta las situaciones. "No es una discusión como si hubiera un terremoto o una erupción volcánica. Sabemos cómo hay que adaptarse", concluyó.
Sus declaraciones eran de hace tres semanas y no se conocía qué deparaba el 1-O. Tras los hechos del domingo, la firma apela a la cautela y no especula sobre lo que pueda pasar. Sin embargo, quienes conocen la empresa señalan que aunque no pueda llevarse la fábrica a otro lado, cuenta con otras armas. A nadie se le escapa el poder del Grupo Volkswagen en Alemania y su capacidad de influir en el poder político, es decir, en Merkel y, por ende, en Rajoy, para llevar los intereses de Volkswagen y la planta de Martorell a buen puerto.
Pero por el momento lo que hay encima de la mesa es una hipotética declaración de independencia que se va a jugar estos días en el Parlament y la Generalitat. Los secesionistas han convocado para este martes una huelga general en toda Cataluña para mantener el pulso independentista. El comité de empresa de Seat, en el que coexisten todas las sensibilidades, ha decido no secundarla. El propio comité de empresa apela a que sean los trabajadores quienes decidan de forma voluntaria y en conciencia si quieren acudir a las diferentes movilizaciones convocadas. Además de la situación que vive Cataluña, los responsables sindicales habrán valorado lo que supondría un paro masivo de la planta de Martorell a ojos de los responsables germanos del Grupo Volkswagen.
La deriva secesionista de Cataluña está poniendo en jaque a su sector automovilístico, encabezado por Seat y Nissan. Tras el 1-O, muchas empresas empiezan a filtrar en voz baja sus planes de contingencia, que pasan por poner a salvo sus intereses fuera de territorio catalán ante una eventual declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat. Sin embargo, la industria del automóvil cuenta con una serie de características propias que la dejan sin margen de maniobra y a expensas del devenir político, apuntan fuentes conocedoras del sector.
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