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El BCE contradice al Gobierno: Popular cayó por falta de solvencia, no solo de liquidez
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EN EL INFORME QUE DECRETA SU INVIABILIDAD

El BCE contradice al Gobierno: Popular cayó por falta de solvencia, no solo de liquidez

El informe en que el BCE justifica la resolución del Popular se recoge que el banco no solo tenía problemas de liquidez, sino también de solvencia, en contra de la versión oficial

Foto: Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort. (Reuters)
Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort. (Reuters)

Tanto el Gobierno como el Banco de España han insistido en que el Banco Popular tuvo que ser intervenido (resuelto, en la terminología actual) y vendido al Santander exclusivamente por problemas de liquidez (la salida masiva de depósitos), pero que la entidad era solvente hasta el último minuto. Sin embargo, esta versión oficial se tambalea a la luz del comunicado en que el BCE justifica la decisión de calificar al Popular de inviable ('failing or likely to fail'). Aunque señala la falta de liquidez como detonante de la resolución, también alude a los problemas de falta de capital y provisiones de la entidad, es decir, de solvencia.

Foto: Banco Popular (Imagen: Enrique Villarino)

En el sector se suele decir que la solvencia es un cáncer y la liquidez es un infarto, y por eso la insuficiencia de recursos por culpa de la salida de depósitos fue lo que precipitó la necesidad de resolver el banco, según el supervisor europeo. Pero los bancos solventes no tienen dificultades de liquidez irresolubles y, de hecho, el propio BCE relaciona las salidas de fondos con los problemas de solvencia. Y no solo eso, sino que dedica un anexo a la situación de capital del Popular.

El BCE hace un relato de los acontecimientos que hicieron insostenible la situación del banco presidido por Emilio Saracho, entre los que cita literalmente la "baja rentabilidad, mala calidad de sus activos y baja cobertura comparada con sus competidores", "la posición de solvencia en base 'fully loaded' [con los requisitos de las nuevas normas de solvencia internacionales] y la falta de rentabilidad", "el anuncio del banco de la necesidad de un aumento de capital o una operación corporativa debido a su ajustada posición de capital y a la necesaria alineación de su nivel de cobertura con el del sector" o "la incertidumbre sobre el elevado nivel de activos improductivos [crédito moroso e inmuebles adjudicados], que el banco no ha sido capaz de reducir en los últimos años".

Como ejemplos de estos problemas, cita las provisiones extraordinarias de 5.700 millones dotadas en el ejercicio de 2016, la revisión posterior de esas cuentas por parte de Saracho, las sucesivas rebajas de 'rating' adoptadas por las diferentes agencias de calificación, la supresión del dividendo o los resultados peores de lo esperado del primer trimestre de 2017. Todos estos acontecimientos provocaron o agravaron la fuga de depósitos que, al final, derivó en el déficit de liquidez del Popular que provocó su resolución, ante la insuficiencia de las medidas adoptadas por el banco para remediarlo (entre ellas, la solicitud de líneas de emergencia el propio BCE, que solo le concedió una pequeña parte de lo pedido por problemas con las garantías).

Fracaso del Popular en activos improductivos

En un anexo dedicado a la posición de capital del Popular, el informe afirma que "la entidad supervisada ha fracasado, hasta ahora, en afrontar las cuestiones generadas por la elevada cartera de activos no productivos, que asciende a 37.000 millones de euros [...] con una tasa de cobertura del 45% a pesar de las provisiones extraordinarias dotadas en 2016 (5.700 millones)". El BCE cifra el déficit de cobertura entre 2.500 y 5.000 millones. Y añade: "Pese a un 'stock' de fallidos que ascendía a 17.000 millones en el primer trimestre de 2017, no se ha conseguido una significativa reducción de los activos no productivos".

Esta grave situación de solvencia es la que provocó que el banco anunciara al mercado que "afrontaría las necesidades de capital mediante una ampliación de capital combinada con la venta de activos no estratégicos o una operación corporativa antes de fin de año". Dado que "las negociaciones para la venta hasta ahora no han conducido a un resultado positivo, no es previsible una confirmación de dicha transacción privada en un plazo de tiempo que permita a la entidad pagar sus compromisos en su vencimiento", por lo que el BCE adopta la decisión de declararla inviable, algo que había solicitado el propio consejo del Popular, según este documento.

Gobierno y BdE eluden responsabilidades

Por tanto, el BCE deja bastante claro que, aunque el detonante de la resolución del Popular fue la fuga de depósitos que lo dejó sin liquidez, el banco tenía graves problemas de solvencia que no había sido capaz de resolver. Unos problemas que lo hacían inviable sin ampliar capital y vender activos o sin ser absorbido por un competidor, y que fueron los que provocaron la salida de recursos de los clientes.

¿Por qué, entonces, se empeñan el Gobierno y el Banco de España en que el Popular era solvente y que solo tenía problemas de liquidez? Pues por las posibles responsabilidades judiciales en la pérdida del dinero de accionistas y bonistas que se derivan de su actuación en el Popular. En el caso del supervisor, no habría cumplido sus responsabilidades a la hora de exigir al Popular que reforzara su solvencia hasta niveles adecuados o de tomar medidas en caso contrario (intervención, nacionalización, rescate...). Un incumplimiento que Aristóbulo de Juan, ex director general del Banco de España y anteriormente directivo del Popular durante 15 años, remonta hasta la quiebra de Martinsa-Fadesa en 2008.

En el caso del Ejecutivo, mantuvo hasta unos días antes de la resolución (que llevó a cero el valor de las acciones y de la deuda subordinada) que el Popular era solvente y lanzó mensajes de tranquilidad, si bien el ministro Luis de Guindos siempre se curaba en salud diciendo que eso era lo que le decía el Banco de España. Hay muchos inversores que plantean demandar a las autoridades porque compraron acciones en la caída confiados en esos mensajes y, por tanto, en que el Popular se acabaría vendiendo a un precio algo superior al que habían caído las acciones. Si el Gobierno hubiera estado callado, no habría caso para estas reclamaciones.

Tanto el Gobierno como el Banco de España han insistido en que el Banco Popular tuvo que ser intervenido (resuelto, en la terminología actual) y vendido al Santander exclusivamente por problemas de liquidez (la salida masiva de depósitos), pero que la entidad era solvente hasta el último minuto. Sin embargo, esta versión oficial se tambalea a la luz del comunicado en que el BCE justifica la decisión de calificar al Popular de inviable ('failing or likely to fail'). Aunque señala la falta de liquidez como detonante de la resolución, también alude a los problemas de falta de capital y provisiones de la entidad, es decir, de solvencia.

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