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Abanca vende sus mejores activos: la deuda pública aporta el 75% de su beneficio
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178 DE LOS 229 MILLONES QUE GANA EN EL SEMESTRE

Abanca vende sus mejores activos: la deuda pública aporta el 75% de su beneficio

El fuerte crecimiento de las ganancias de la antigua Novacaixagalicia se debe casi en exclusiva a los resultados extraordinarios generados por las ventas de deuda pública

Foto:  El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c), en la presentación de las cuentas del primer semestre. (EFE)
El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c), en la presentación de las cuentas del primer semestre. (EFE)

El presidente de Abanca (antigua Novacaixagalicia), Juan Carlos Escotet, presentó a finales de julio unos resultados impresionantes a primera vista: un crecimiento del beneficio neto del 23,1% hasta 229,1 millones, solo superado por los dos gigantes españoles gracias a su presencia internacional. Sin embargo, este fuerte aumento tiene truco: el 78% de estas ganancias (178 millones) son fruto de la venta de la cartera de deuda pública y, por tanto, resultados extraordinarios. Es decir, Escotet está vendiendo las 'joyas de la abuela' para maximizar el beneficio a corto plazo a costa de la rentabilidad a largo.

Foto: El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet. (EFE)

Según la información semestral remitida a la CNMV, la mejora del 16,86% en el margen de intereses (el que mide la diferencia entre los intereses ingresados por los préstamos y los pagados a los depósitos y en los mercados, tendentes a cero) se dispara hasta el 57% al llegar al margen bruto. Esto se debe a la inclusión de 176,5 millones en un incomprensible epígrafe denominado "ganancias o pérdidas al dar de baja en cuentas activos y pasivos financieros no valorados a valor razonable con cambio en resultados, netas". Al examinar el informe de gestión se descubre que esta rúbrica oculta una cartera de valores de deuda disponibles para la venta, "con impacto en la cuenta de resultados consolidada de 178.126 miles de euros" frente a los 38,15 millones obtenidos por ese concepto en el primer semestre de 2016.

Si se eliminan estos ingresos atípicos y se toma como recurrentes los 38 millones del año pasado el beneficio semestral de Abanca sería de unos 90 millones, menos de la mitad de los 186 millones que obtuvo en el mismo período del año pasado. Lógicamente, también se quedarían en papel mojado las extraordinarias cifras de rentabilidad anunciadas: ROE del 11,4%.

La venta de deuda pública española —en el caso de Abanca también portuguesa— ha sido una de las grandes fuentes de resultados extraordinarios del sector en los dos últimos años: los bancos compraron bonos con rentabilidades altísimas y precios bajísimos en los peores momentos de 2012, y la posterior normalización de la prima de riesgo desde 600 a 100 puntos básicos le ha reportado poingües beneficios. De ahí que hayan vendido masivamente estas carteras. Pero Abanca tenía el problema de que la mayoría de estos valores estaban en la cartera "a vencimiento", es decir, que no se podían vender hasta que los bonos agotaran su plazo de vida. Pero en 2015 reclasificó todas estas inversiones como "disponibles para la venta" y ya entonces enajenó una parte. El resto es lo que ha vendido ahora.

En la presentación de Escotet no se hacía referencia a estas operaciones, sino que solo se incluía una rúbrica "ingresos de cartera y otros" por 154 millones. El informe remitido posteriormente a la CNMV no aclara este baile de cifras. En esta misma presentación, el ya presidente de la entidad tras la retirada de Javier Etcheverría (cuya pequeña entidad utilizó como cabeza de puente para la entrada de su banco, el venezonalo Banesco, en España y desde la que compró Novacaixagalicia) aseguró también que la entidad se encontraba en muy mala situación cuando tomó el control y que la buena gestión posterior la ha convertido en la más rentable de España. Escotet olvidó mencionar los 12.280 millones de ayudas públicas recibidas (según el Tribunal de Cuentas) y el traspaso de todo el crédito promotor y los inmuebles adjudicados a Sareb.

Los bandazos de las cuentas de Abanca

Las cuentas de Abanca tienen unos vaivenes anuales más propios de un banco en un país emergente que de una entidad española. El pecado original que explica estos bandazos de los resultados fue forzar la contabilidad al máximo para dar un estratosférico beneficio superior al de BBVA en 2014 (2.751 millones), gracias a que llevó íntegramente el fondo de comercio negativo (la diferencia entre el valor razonable y el de compra, mucho más bajo) a beneficios en vez de utilizarlo para sanear la entidad, y a los créditos fiscales generados precisamente por las fuertes provisiones acometidas con el dinero público del rescate para sanear sus créditos morosos y los inmuebles adjudicados.

Foto: El vicepresidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c); el consejero delegado, Francisco Botas (i), y el director financiero, Alberto de Francisco. (EFE)

Con esa base tan exagerada, no era de extrañar que el resultado se desplomara un 95% en 2015 pese a las ventas de deuda de ese año. En 2016 volvió a subir el 88% hasta 269,5 millones, a pesar de que sus márgenes cayeron con fuerza por la falta de operaciones en los mercados. El secreto estuvo en volver a tirar de créditos fiscales y en la liberación de provisiones, es decir, no solo sanear más sus activos problemáticos sino reducir la cobertura que tenían al considerar que los había provisionado en exceso; exceso que se apuntó como beneficio. De hecho, Abanca ya empezó ha hacerlo en 2014 y fue la úncia entidad a la que se permitió esta práctica hasta este año.

La necesidad de justificar el dividendo

¿Por qué forzó Escotet las cuentas de 2014 para maximizar el beneficio? Pues para poder distribuir un dividendo lo suficientemente grande con el que pagar al FROB lo que le había costado Novacaixagalicia (1.003 millones) sin tener que poner un euro de su bolsillo. Pero el fondo público de rescate bancario se lo impidió, como informó en su día El Confidencial, y prefirió que reforzara la solvencia de la entidad nacionalizada. Por tanto, en 2015 ya no tenía sentido inflar las cuentas.

Pero en abril de 2016, el supervisor le permitió distribuir por fin pagar dividendo, que fue a parar en un 88,33% a Banesco, y con el que pudo devolver 300 millones al Estado español. Y repitió la operación en febrero de 2016 con otro dividendo idéntico gracias al que devolvió los últimos 300 millones de la compra (inicialmente tuvo que poner 403). Estos dividendos tan cuantiosos necesitaban una fuerte subida de los beneficios que los justificaran, lo que explica que volviera a estirar la contabilidad el año pasado.

El presidente de Abanca (antigua Novacaixagalicia), Juan Carlos Escotet, presentó a finales de julio unos resultados impresionantes a primera vista: un crecimiento del beneficio neto del 23,1% hasta 229,1 millones, solo superado por los dos gigantes españoles gracias a su presencia internacional. Sin embargo, este fuerte aumento tiene truco: el 78% de estas ganancias (178 millones) son fruto de la venta de la cartera de deuda pública y, por tanto, resultados extraordinarios. Es decir, Escotet está vendiendo las 'joyas de la abuela' para maximizar el beneficio a corto plazo a costa de la rentabilidad a largo.

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