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Los políticos se olvidan de Grifols para traer la Agencia del Medicamento a Barcelona
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La principal empresa del sector, queda al margen

Los políticos se olvidan de Grifols para traer la Agencia del Medicamento a Barcelona

Traer a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento es una operación de lobby tan importante que incluso ha pasado por encima de la tensión independentista en Cataluña

Foto: Junta general ordinaria de accionistas de Grifols. (EFE)
Junta general ordinaria de accionistas de Grifols. (EFE)

La gran actuación de lobby en Cataluña en los últimos tres años -traer a la Agencia Europea para el Medicamento- ha cometido un olvido. Para una vez que Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona dejaban de lado diferencias políticas y se alineaban con la sociedad civil y con los empresarios. Se trataba de aprovechar el Brexit para traer a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el organismo que da luz verde a los fármacos que se comercializan en la UE. Sin embargo, todo este movimiento se llevó a cabo dejando de lado a Grifols, la empresa del sector más importante del sector en España.

En el día de la prensa que cada año celebran los responsables de la compañía, era obligada la pregunta a la dirección de Grifols de por qué no formaban parte del Comité de Apoyo a la Candidatura de la EMA a Barcelona. “Nadie nos ha preguntado”, ha replicado Víctor Grifols Deu, el nuevo consejero delegado. Y su padre, el presidente no ejecutivo Víctor Grifols Roure, ha confirmado que: “Aunque no nos ha sentado mal, nadie nos ha llamado para participar”. Raimon Grifols, también consejero delegado, ha abundado en este aspecto: “Evidentemente preferiríamos ir a pedir los permisos en Barcelona, pero es que nadie nos ha llamado”.

Grifols es lo más parecido a Inditex que tiene Cataluña, pero en el sector de industrias de la salud. Y en el contexto actual, hubiera parecido lógico contar con una empresa del renombre internacional de Grifols, con fuerte presencia en Europa para atraer la sede de la EMA a Barcelona. Pues no, ni la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat; ni el conseller de Salud de la Generalitat, Toni Comín, ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han pensado en Grifols. Sí han contado con otras empresas que forman parte del Comité de Apoyo, como es el caso de Almirall o Laboratorios Esteve.

Tampoco es que el comité sea muy restringido. Hay un total de 24 miembros, desde el hotelero Joan Clos hasta la directora de la escuela de negocios Esade, Eugenia Bieito; solo por poner algunos ejemplos. En todo momento, la dirección de la empresa ha manifestado que apoya la candidatura de Barcelona, pero que no han participado más activamente porque no se lo han solicitado.

Grifols apoya la candidatura de Barcelona para ser la sede de la Agencia Europea del Mediterráneo pero se ha quedado al margen de todo el proceso

Cierto es que la estructura de negocio de Grifols no ayuda, ya que no es una empresa farmacéutica pura ni tampoco una biotecnológica, pues su cometido es utilizar procesos industriales para fragmentar la sangre y utilizar las proteínas que se encuentran en el plasma sanguíneo. Sin embargo, Grifols sí que precisa de permisos de las autoridades médicas para patentar y autorizar sus procesos. Y tiene un alto grado de experiencia en el reconocimiento de las autoridades sanitarias, tanto la estadounidense FDA como a europea EMA. Además, es una compañía que capitaliza 16.000 millones de euros y es muy conocida en todo el mundo.

Situación extraña

La situación se hace muy extraña. Para buscar una comparación equivalente, es como si quisieran hacer un gran museo de la moda en Galicia y los impulsores se olvidasen de Inditex. Colau ha llegado a un acuerdo con los propietarios de la torre Agbar, Merlin, para que unos de los edificios más icónicos de la ciudad sirva de sede para la EMA.

Copenhague es la principal rival de Barcelona para conseguir esta sede de agencia europea. Y con el peso específico de los países del norte y el poco poder que España está demostrando en el seno de la UE y, más en concreto, de la Comisión, no parece tarea fácil conseguir esta sede. La resolución de la quiebra del Banco Popular y el agravante comparativo que supone respecto a la crisis de Monte dei Pachi. España ha perdido mucho peso en Europa, mientras que Italia lo ha retenido pese a las ampliaciones hacia el Este.

A la búsqueda de una oportunidad

La EMA en Barcelona supone una oportunidad. Los impulsores de esta iniciativa recuerdan que esta agencia europea tiene un ecosistema asociado de más de 1.600 empresas y que recibe más de 40.000 visitas al año. Es por tanto, un organismo como este reforzaría el tejido industrial en Barcelona y encajaría como un anillo al dedo en la capital catalana, donde además de Grifols , y las antes mencionadas, hay empresas como Ferrer Internacional o la sede en España de multinacionales como Sanofi o Novartis.

La decisión final depende del de la autoridades europeas. Pero el peso de los estados será fundamental. La EMA cuenta con 900 trabajadores, que dejarían Londres y se instalarán en la capital catalana. En la actualidad, la Agencia Europea del Medicamento está ubicada en Londrés pero deberá dejar la ciudad tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La sede de Londres se inauguró en 1995 y tiene 23.500 m2.

La gran actuación de lobby en Cataluña en los últimos tres años -traer a la Agencia Europea para el Medicamento- ha cometido un olvido. Para una vez que Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona dejaban de lado diferencias políticas y se alineaban con la sociedad civil y con los empresarios. Se trataba de aprovechar el Brexit para traer a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el organismo que da luz verde a los fármacos que se comercializan en la UE. Sin embargo, todo este movimiento se llevó a cabo dejando de lado a Grifols, la empresa del sector más importante del sector en España.

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