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La plantilla del Santander teme una purga por el Popular... cuando sigue la de Banesto
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LA INTEGRACIÓN LLEVARÁ TODAVÍA TIEMPO

La plantilla del Santander teme una purga por el Popular... cuando sigue la de Banesto

La compra del Popular conllevará la habitual reducción de plantilla. Pero los empleados del Santander temen que les afecte a ellos, cuando aún no ha terminado la purga de Banesto

Foto: Ana Botín, en la presentación de la compra de Popular. (EFE)
Ana Botín, en la presentación de la compra de Popular. (EFE)

Desasosiego en la tropa del Banco Santander. La plantilla se teme que, con la excusa de la compra del Popular, la entidad haga una purga mayor de la necesaria que afecte también a la red y los servicios centrales del banco que preside Ana Botín. Máxime cuando todavía no ha concluido el ajuste por la adquisición de Banesto en 2013, según confirman antiguos directivos de la entidad. Los sindicatos ya han pedido al Santander que informe oficialmente de sus planes para limitar estas incertidumbres. En todo caso, la integración del Popular será lenta y la reducción de plantilla no será inminente.

"A efectos laborales, estamos hablando de una integración, por lo que las plantillas de Santander y Popular serán un todo en cuanto a la reducción de plantilla", explica una fuente sindical. Es decir, que el banco cántabro podrá aplicar el ERE (previsiblemente, la reducción de empleo tendrá esta fórmula) con las mismas condiciones de forma a los empleados de Popular y a los de Santander. Por tanto, habrá puestos para los que se prefiera mantener a los trabajadores del banco rescatado en detrimento de sus homólogos del comprador.

"El éxito de la integración del Popular depende de la retención de sus clientes, para lo cual es preciso que los empleados del banco rescatado estén presentes para generar la confianza necesaria", añade otra fuente consultada. Por otro lado, la plantilla del Santander ya ha sufrido una importante reducción desde la absorción de Banesto: entonces la entidad llegó a tener 31.000 empleados en España, que se habían quedado en 23.000 antes de la compra del Popular sin hacer demasiado ruido. Ahora, los sindicatos esperan un proceso similar, que ofrezca buenas condiciones y evite medidas traumáticas.

Condiciones salariales parecidas

Luego está la cuestión de la homologación de las condiciones entre las dos plantillas, aunque en este caso las fuentes consultadas coinciden en que será más fácil que en la integración de Banesto: "Banesto era la marca B del Santander en todos los sentidos, también el laboral; las condiciones de sus empleados eran mucho peores que las de la matriz".

En cambio, en el caso del Popular, las condiciones salariales básicas de los empleados son bastante parecidas a las del Santander. Otra cosa son el variable y los beneficios extrasalariales, que en el Popular "son mucho más informales, no están registrados por escrito. Era una política mucho más paternalista, típica de las empresas del Opus Dei". También hay gran diferencia en los bonus de los directivos, mucho mayores en el caso del Santander. "Popular era mucho más rácano en este aspecto", según una de estas fuentes.

También hay que tener en cuenta que, como publicó El Confidencial en noviembre, el 75% de los empleados de Popular eran accionistas del banco, por lo que han perdido todo su dinero. Las condiciones para retener o despedir a sus empleados deberán incluir algún tipo de compensación, según las fuentes sindicales. En todo caso, confían en que las condiciones que ofrezca Santander sean mejores que las del ERE que ejecutó Ángel Ron el año pasado.

Una integración que va para largo

A pesar de las demandas de información por parte de los sindicatos —CCOO, el que tiene mayor representación en banca, emitió ayer un comunicado a este respecto—, todo el mundo parece resignado a que las cosas en materia laboral van a ir despacio. Para empezar porque, al ser la primera vez que se aplica el Mecanismo Único de Resolución bancaria europeo, las autorizaciones administrativas tardarán más en llegar que en las compras de entidades realizadas en España durante la crisis.

Pero, además, en el caso del Popular existe el problema de la 'joint venture' con Allianz para seguros y gestión de activos. "La Dirección General de Seguros no va a permitir que una sola entidad opere con dos compañías de seguros, la de Santander y Allianz, así que esta cuestión debe resolverse antes de que se pueda acometer la integración y de que haya que iniciar la reducción de plantilla".

Por último, está la integración informática, que era mucho más fácil en el caso de Banesto al compartir plataforma, pero que será compleja en el del Popular. Además, dada la falta de experiencia del Santander en adquisiciones durante la crisis, el sector espera que requiera más tiempo que otras entidades más bregadas en estas lides. Dos años es un plazo con el que muchos están ya trabajando.

Desasosiego en la tropa del Banco Santander. La plantilla se teme que, con la excusa de la compra del Popular, la entidad haga una purga mayor de la necesaria que afecte también a la red y los servicios centrales del banco que preside Ana Botín. Máxime cuando todavía no ha concluido el ajuste por la adquisición de Banesto en 2013, según confirman antiguos directivos de la entidad. Los sindicatos ya han pedido al Santander que informe oficialmente de sus planes para limitar estas incertidumbres. En todo caso, la integración del Popular será lenta y la reducción de plantilla no será inminente.

Emilio Saracho Banco Popular Banesto Sindicatos Ana Patricia Botín
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