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El fin del 'roaming' deja un resquicio legal que permite exprimir a las operadoras
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Aprovecharía las diferencias entre países

El fin del 'roaming' deja un resquicio legal que permite exprimir a las operadoras

La consultora de ingeniería Altran describe cómo la abolición del cobro por el uso de servicios de telecomunicaciones en el extranjero abre la puerta a la aparición del 'fake roamer'

Foto: Foto de archivo de un 'stand' en el Mobile World Congress en Barcelona. (Reuters)
Foto de archivo de un 'stand' en el Mobile World Congress en Barcelona. (Reuters)

El fin del 'roaming' que ha entrado en vigor este mismo jueves en Europa deja algún resquicio para exprimir la legalidad. Tal y como advierte la consultora de ingeniería Altran en un informe, la normativa permite la aparición del 'fake roamer'. Se trata de una estrategia que aprovecha las diferencias de precios entre los países miembros para explotar al máximo la eliminación de los cargos adicionales que cobraban las compañías a los usuarios por el propio 'roaming'.

Adiós al sobrecoste del 'roaming' en la UE

Aunque la mayoría de casos están tasados y reglados, las operadoras se ven ahora sometidas a una serie de supuestos que pueden complicar su funcionamiento y, en el peor de los casos, lastrar su negocio. Así, Altran asume la posibilidad de que aparezcan operadoras virtuales (que no tienen red de difusión propia) afincadas en países del Este de Europa, donde el coste de la vida es menor, e intenten vender sus servicios a precios muy competitivos en los países más caros del continente.

Esta estrategia 'alegal' permitiría a usuarios de países con tarifas más caras, dado el alto coste de la vida, beneficiarse de una tarifa al nivel de países mucho más baratos, también en telecomunicaciones. De esta manera, tendríamos el llamado 'fake roamer', que vive constantemente haciendo 'roaming' (utilizando servicios de telefonía fuera del país donde tiene contratada su tarifa). Las operadoras tienen permitido cobrar extras a aquellos usuarios que hagan 'roaming' fuera de lo que llaman "un uso adecuado".

Vodafone explica que pueden reclamar una vez el usuario cumpla dos requisitos: esté fuera de su país de origen cuatro meses y haya consumido la mitad del paquete que haya contratado. Si se dan esas dos condiciones, la compañía está legitimada a cobrar más al usuario por entender que está haciendo un uso abusivo.

Sin embargo, Altran se pregunta, ¿qué se puede hacer si el operador no quiere evitar estos abusos? Algo que califica de opción realista, sobre todo en países con bajos niveles arancelarios. De darse una situación así, Altran concluye que este usuario saldría beneficiado del fin del 'roaming'.

¿Quién pierde? Las operadoras. No obstante, estas cuadran sus cifras y este coste lo acabarán compensando por otro lado, explican los expertos. Los 'fake roamers' que compren un paquete en un país barato pero lo gasten fuera del mismo hacen uso de las redes del país caro. La compañía del país de origen debe pagar al propietario de la red del país que sus usuarios utilizan. Pero aquí viene el problema. Este pago está regulado a nivel europeo.

Lo único que tiene que hacer la operadora virtual del país barato es conseguir un margen positivo entre lo que cobra al usuario y los 7,7 euros que debe pagar por cada gigabyte que use. Borja García-Canfrán, autor del informe de Altran y director de telecomunicaciones en Business Consulting, explica que si la compañía del país de origen es virtual y apenas tiene costes por su infraestructura, tiene una situación más favorable para conseguir un margen de beneficios si la mayoría de sus usuarios están utilizando la red de otros países cuyo coste está regulado.

Además, la regulación prevé que esos 7,7 euros por cada gigabyte que debe pagar el usuario de la red al propietario de la misma irá decreciendo paulatinamente, hasta que en 2022 tan solo se paguen 2,5 euros/gb. De esta forma, si los ingresos de la compañía de red virtual de la que se aprovechan los 'fake roamers' no caen en la misma medida que descenderán los costes, su negocio podría aumentar.

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Para las compañías que disponen de red propia en países donde estarían los 'fake roamers', supondría un trastorno, ya que tendrían usuarios ocupando su red de los cuales no obtienen claramente un beneficio. La CNMC calculó el año pasado que el coste del gigabyte en España le sale a una operadora a 11 euros. Esta cifra supone un sobrecoste para las compañías cercano al 30%. Y cada año irá a más si no consiguen con sus inversiones bajar los costes.

Por el momento, las operadoras de red propia ven difícil controlar a estos usuarios, ya que no son de la propia compañía. Orange asegura que "solo se puede controlar comprobando si determinados clientes de operadores en 'roaming' siempre están en 'roaming' en nuestra red, pero es difícil porque un cliente podría estar saltando de red en 'roaming' a red en 'roaming' y no registrarle siempre en nuestra red". Además, explic: "Deberíamos tener contemplado con el otro operador que pudiéramos impedir a clientes suyos en 'roaming' permanente sobre nuestra red. En este caso, es el operador del otro país el que podría llevar a cabo las acciones frente a sus clientes, si quiere hacerlo".

El fin del 'roaming' que ha entrado en vigor este mismo jueves en Europa deja algún resquicio para exprimir la legalidad. Tal y como advierte la consultora de ingeniería Altran en un informe, la normativa permite la aparición del 'fake roamer'. Se trata de una estrategia que aprovecha las diferencias de precios entre los países miembros para explotar al máximo la eliminación de los cargos adicionales que cobraban las compañías a los usuarios por el propio 'roaming'.

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