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El Popular lamenta la desidia del Gobierno y del Banco de España para atajar su crisis
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el futuro del banco, pendiente de fráncfort

El Popular lamenta la desidia del Gobierno y del Banco de España para atajar su crisis

Desde el banco presidido por Emilio Saracho claman por la falta de apoyo de Luis de Guindos y de Luis Linde ante las autoridades alemanas del Banco Central Europeo

Foto: El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho. (Reuters)
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho. (Reuters)

“¿Qué están haciendo el Banco de España y el Gobierno para defender al Banco Popular? Nuestra crisis es sistémica y afecta a la credibilidad del país”. Esta es una de las profundas quejas que desde la alta dirección del grupo financiero presidido por Emilio Saracho se hace sobre el papel que tanto el organismo supervisor como el Ministerio de Economía están jugando para detener la hemorragia que le ha llevado a vivir la peor semana en bolsa de su historia y sufrir una salida masiva de depósitos por la pérdida de confianza de los ahorradores.

Un lamento que coincide con la decisión de Luis de Guindos de marcharse a Chantilly, la pequeña localidad de Virginia, al oeste de Washington (EEUU), para asistir a la reunión del Club Bilderberg. El ministro de Economía ha preferido acompañar a Ana Botín, presidenta del Banco Santander, a Juan Luís Cebrián, presidente de Prisa, y a Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, para estar presente en la 65º edición de la conferencia de esta organización privada antes que desplazarse a Fráncfort, sede del Banco Central Europeo (BCE), tras la advertencia que hizo el miércoles por la tarde la presidenta del Mecanismo Único de Resolución (MUR) ante la monitorización a la que está sometida el banco.

Elke Kôning dijo a Reuters que el conocido como Frob alemán tiene bajo vigilancia al Popular y que tomaría su control si su venta no sale adelante. Una aseveración que, pese a la posterior matización, provocó que en la jornada del jueves la cotización del banco español se desplomase un 18% y este viernes se dejase otro 17,40%. Una caída en picado que se ha convertido en la peor semana bursátil en los 91 años de historia de una entidad cuya primera aportación de capital fue suscrita por Alfonso XIII y el resto de la familia real.

Pese a este mensaje, que fue interpretado por el mercado como una amenaza directa, la única postura del Gobierno han sido las declaraciones del ministro portavoz, Iñigo Méndez de Vigo, que ayer aconsejó “tranquilidad absoluta” a los ahorradores del Popular porque “España tiene un sistema financiero sólido, de los más sólidos de Europa, y podemos estar tranquilos ante cualquier eventualidad”. Sus palabras tuvieron un nulo efecto en la confianza de los inversores, ya que la acción aceleró su derrumbe en la parte final de la sesión.

"Tenemos un sistema financiero sólido, podemos estar tranquilos ante cualquier eventualidad", señaló Méndez de Vigo a los clientes del Popular

Su eco fue el mismo que consiguió la secretaria de Estado de Economía, Irene Garrido, cuando el pasado 13 de mayo, un día después de que El Confidencial adelantase en exclusiva la venta urgente del Popular, aseveró también que los clientes podían estar “totalmente tranquilos” porque el sistema financiero español es “creible”. Aún más, la mano derecha de Luis de Guindos dio validez al primer desmentido remitido por el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que certificaba que ni se había puesto a la venta ni tenía ningún problema de liquidez. En este sentido agregó que los clientes pueden estar "totalmente tranquilos porque conceden créditos, han recuperado confianza y no plantean ninguna duda en cumplimiento de niveles regulatorios".

El 16 de mayo, el consejo de administración del Popular reconoció que ese mismo día finalizaba el plazo para que los potenciales interesados presentasen sus ofertas indicativas para comprar el grupo financiero. A la hora del almuerzo, Guindos aseguraba que Bankia, controlada en un 65% por el Estado, estaba mirando las cuentas de su competidor para analizar su adquisición, anunció que pilló completamente por sorpresa al propio José Ignacio Goirigolzarri.

Desde aquel día, el ministro de Economía solo se ha referido al Popular para negar que su solución vaya a llevar acompañadas ayudas públicas en ninguna de las posibles fórmulas. El que fuera presidente de Lehman Brothers en España y el primero que adviritió sobre la quiebra de Bankia desde su constitución no ha querido tomar ningún partido más en la crisis del sexto banco español, tras jurar por dos veces en abril que la entidad no tenía ningún problema de liquidez ni de solvencia. Como su secretaria de Estado, el ministro se escudó para hacer esta aseveración en lo que le dicen “desde el Banco de España”, que, sin embargo, niega haber hecho o estar realizando ningún informe sobre la salud del grupo.

Méndez de Vigo añadió este viernes que el futuro del Popular no se trató en el Consejo de Ministros debido a la ausencia del propio titular de Economía, lo que fue otro jarro de agua fría para la cúpula del grupo participado por Allianz, Credit Mutuel, el mexicano Antonio del Valle y familias vinculadas al Opus Dei a través de la Sindicatura de Accionistas. Fuentes del sector apuntan que es difícil de entender que Guindos esté a miles de kilómetros de donde se está decidiendo el futuro de un banco que se considera sistémico para España y que puede afectar a la imagen el país.

Desde el sector reconocen que es "difícil de entender" que el ministro Guindos esté a miles de kilómetros de donde se decide el futuro del Popular

Una postura muy distinta a la que Italia ha adoptado para conseguir rescatar con dinero público Monte dei Paschi de Siena, que el pasado año estuvo contra la lona tras fracasar una ampliación de capital de 5.000 millones. Tras inyectar el Estado de la república transalpina 20.000 millones, el Ejecutivo italiano consiguió que la Comisión Europea aprobase el rescate del tercer banco del país mediante lo que se ha denominado una “recapitalización preventiva”, que impone pérdidas a los accionistas y a los bonistas, pero que permite salvar a la institución.

“Del Popular dependen 11.000 familias y más de 270.000 inversores particulares”, claman desde la entidad, que reconoce que su capacidad de resistencia es limitada si continúa esta espiral de caída en bolsa y pérdida de confianza de los depositantes. Saracho visita en solitario el próximo martes a representantes del BCE en Fráncfort tras ver cómo en la especialidad de la que se le considera un número uno –los mercados de capitales– le han dado la puntilla en apenas tres meses.

“¿Qué están haciendo el Banco de España y el Gobierno para defender al Banco Popular? Nuestra crisis es sistémica y afecta a la credibilidad del país”. Esta es una de las profundas quejas que desde la alta dirección del grupo financiero presidido por Emilio Saracho se hace sobre el papel que tanto el organismo supervisor como el Ministerio de Economía están jugando para detener la hemorragia que le ha llevado a vivir la peor semana en bolsa de su historia y sufrir una salida masiva de depósitos por la pérdida de confianza de los ahorradores.

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