La 'startup' de los Dolset y Planeta entra en quiebra, con ERE para el 70% de la plantilla
El administrador concursal de Zed Worldwide ha declarado inviable el último plan de rescate del nuevo consejo de administración tras la batalla entre los accionistas
De ser el gran éxito de las 'startups' españolas a principios de siglo tras conseguir un gran éxito con el videojuego 'Commandos', a caer en liquidación. Este ha sido el recorrido de Zed Worldwide, una empresa creada por la familia Pérez Dolset y que ha tenido como inversores estrella a Grupo Planeta, Banco Santander y Juan Abelló. La compañía ha sido declarada en quiebra ante la incapacidad para alcanzar un acuerdo con los acreedores y los propios accionistas, en guerra descarnada desde hace varios años.
Según han confirmado fuentes oficiales, el administrador concursal de Zed Worlwide, Jordi Albiol Plans, ha decidido que el último plan de viabilidad presentado por la familia Lara para salvar la compañía no tiene razón de ser. Ante esta vicisitud, Albiol Plans ha solicitado al Juzgado de lo Mercantil Número 11 de Madrid la liquidación de la compañía, que hasta no hace mucho tiempo llegó a ser valorada en más de 1.500 millones de euros.
Planeta ha intentando evitar la quiebra de la sociedad después de conseguir en enero la destitución de Javier Pérez Dolset como presidente y consejero delegado, así como la salida de todo el consejo de administración. En su lugar, nombraron un nuevo órgano de gobierno que, sin embargo, no ha podido revertir una situación que venía envenenada por las diversas demandas interpuestas entre los accionistas y el escándalo por un presunto desvío de dinero de su matriz holandesa (Zed+) a familiares de políticos e inversores rusos.
La declaración de liquidación viene acompañada de un expediente de regulación de empleo (ERE) para al menos el 70% de la plantilla, compuesta actualmente por unos 120 empleados. La mayoría de ellos jóvenes titulados en nuevas tecnologías que habían contribuido a extender la huella de Zed Worlwide a cerca de 80 países mediante la creación de contenidos para móviles. Parte de los trabajadores —llegaron a ser más de 200 en los tiempos de esplendor— llevaban más de dos meses sin cobrar la nómina.
La compañía ha sido presa de la batalla entre los accionistas y la pérdida del negocio por la caída en picado de su negocio en Europa del Este tras las denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción de la familia Dolset contra Peter Wakkie, administrador de la matriz con sede en Holanda. Una guerra que ha impedido aprobar las cuentas desde 2015 y que llevó a tres de los cinco los bancos acreedores —ING, HSBC y el ruso Alfa Bank— a pedir el concurso forzoso a mediados del pasado año.
No obstante, los Pérez Dolset se adelantaron a esta petición como medida defensiva y lo solicitaron de forma voluntaria, situación de la que Zed Worldwide ya no ha podido salir. Ahora, el juzgado sacará a subasta lo que se denominan unidades productivas, que serán ofrecidas al mejor postor.
La compañía lleva con graves problemas financieros desde diciembre de 2014, cuando fue incapaz de hacer frente a uno de los pagos (9,2 millones) de un préstamo sindicado de 140 millones. Dicho incumplimiento se produjo, según la compañía, tras una solicitud de investigación de dos accionistas de la matriz contra la gestión del consejero delegado, el cual fue reemplazado de sus funciones. Ante esta petición y el cambio de administrador en favor de Peter Wakkie, designado por la Corte de Apelación de Ámsterdam, “las restricciones específicas que existen en las diferentes jurisdicciones donde el Grupo Zed opera” imposibilitaron la transferencia del dinero para hacer frente al pago a la banca.
De ser el gran éxito de las 'startups' españolas a principios de siglo tras conseguir un gran éxito con el videojuego 'Commandos', a caer en liquidación. Este ha sido el recorrido de Zed Worldwide, una empresa creada por la familia Pérez Dolset y que ha tenido como inversores estrella a Grupo Planeta, Banco Santander y Juan Abelló. La compañía ha sido declarada en quiebra ante la incapacidad para alcanzar un acuerdo con los acreedores y los propios accionistas, en guerra descarnada desde hace varios años.