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Abanca ganó el 90% más en 2016... al liberar provisiones y por los ingresos de Hacienda
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VUELVE A LAS VIEJAS PRÁCTICAS CONTABLES

Abanca ganó el 90% más en 2016... al liberar provisiones y por los ingresos de Hacienda

El beneficio de Abanca creció un 88% en 2016, hasta 269,5 millones, a pesar de una fuerte caída de márgenes. Para lograrlo, volvió a liberar provisiones y a apuntarse créditos fiscales

Foto: El vicepresidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c); el consejero delegado, Francisco Botas (i), y el director financiero, Alberto de Francisco. (EFE)
El vicepresidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c); el consejero delegado, Francisco Botas (i), y el director financiero, Alberto de Francisco. (EFE)

Las cuentas de Abanca tienen unos vaivenes anuales más propios de un banco en un país emergente que de una entidad española. Si en 205 el beneficio se había desplomado un 95%, en 2016 recuperó el 88% hasta 269,5 millones. Esta subida se produjo a pesar de que sus márgenes cayeron con fuerza por la falta de operaciones en los mercados. El secreto estuvo en recuperar unas viejas prácticas contables parecidas a las que llevaron a la entidad controlada por Juan Carlos Escotet a dar más beneficios que BBVA en 2014; en el último año, la liberación de provisiones y los créditos fiscales.

Precisamente, el pecado original que explica estos bandazos de los resultados de la antigua Novagalicia es precisamente haber forzado la contabilidad al máximo para dar ese estratosférico beneficio en 2014 (2.751 millones), gracias a que llevó íntegramente el fondo de comercio negativo (la diferencia entre el valor razonable y el de compra, mucho más bajo) a beneficios en vez de utilizarlo para sanear la entidad y a los créditos fiscales generados precisamente por las fuertes provisiones acometidas con el dinero público del rescate para sanear sus créditos morosos y los inmuebles adjudicados.

¿Por qué forzó Escotet las cuentas de 2014 para maximizar el beneficio? Pues para poder distribuir un dividendo lo suficientemente grande con el que pagar al FROB todo lo que le había costado Novagalicia (1.003 millones) sin tener que poner un euro de su bolsillo. Pero el fondo público de rescate bancario se lo impidió, como informó en su día El Confidencial, y prefirió que reforzara la solvencia de la entidad nacionalizada. Por tanto, en 2015 ya no tenía sentido inflar las cuentas, máxime cuando Abanca registraba la peor evolución de márgenes de todas las entidades grandes y medianas. Sin esos extras contables y con una política más ortodoxa, en la que Abanca incrementó las provisiones e incluso pagó impuestos, el beneficio se tenía que desplomar.

Foto: El CEO de Abanca, Francisco Botas, su presidente, Javier Etcheverría, y su vicepresidente y propietario, Juan Carlos Escotet. (EFE)

Pero resulta que, en abril de 2016, el supervisor le permitió distribuir por fin un dividendo, que fue a parar en un 88,33% a las manos del venezolano Banesco de Escotet, y con el que pudo devolver 300 millones de los que debía al Estado español. Y repitió la operación en febrero de este año con otro dividendo idéntico —pese a que no había publicado sus cuentas anuales todavía— con el que devolvió los últimos 300 millones de la compra (inicialmente tuvo que poner 403). Pero estos dividendos tan cuantiosos necesitaban una fuerte subida de los beneficios que los justificaran; es decir, no podía haber repartido más de lo que ganaba el banco.

Hay que volver a estirar la contabilidad

Y por eso ha vuelto a estirar la contabilidad ("la contabilidad es un chicle", según dijo Francisco González, presidente de BBVA, en la Audiencia Nacional) para incrementar en el citado 88% los beneficios de 2016. La cuestión fiscal es fácil: las provisiones que se dotaron con los 12.280 millones de dinero público inyectado en la fusión de las antiguas cajas gallegas, según el Tribunal de Cuentas, generaron activos fiscales diferidos (DTA) para dar y tomar, así que se ha apuntado 59,07 millones.

Pero la principal partida que le permite incrementar las ganancias de esa manera son las provisiones. Si examinamos las cuentas consolidadas de Abanca Holding Financiero (antes llamado Abanca Holding Hispania), que son las comparables con el resto del sector según la CECA —Abanca ofrece tres contabilidades diferentes—, vemos que el margen de intereses mejoró el 5,63%, pero el margen bruto cayó el 22,2% debido al desplome de los resultados de operaciones financieras: en 2015 vendió casi toda su cartera de deuda pública con enormes beneficios y eso le dejó sin títulos con los que ganar dinero en 2016. Los gastos disminuyeron el 13,3% al aplicar, con retraso, los ajustes que el resto del sector acometió en años anteriores. Pero eso no basta para conseguir los crecimientos deseados.

La vieja costumbre de liberar provisiones

Así que Escotet decidió volver a liberar provisiones, es decir, no solo sanear más sus activos problemáticos sino reducir la cobertura que tenían al considerar que los había provisionado en exceso: 140,9 millones que van directamente a beneficios frente a 303,6 millones de pérdidas en 2015. Esto significa reduce el colchón que tenía para cubrirlos, con lo que incrementa notablemente su riesgo; se reduce la tasa de cobertura de la mora. Esto es algo que ya había hecho Abanca en el pasado —ya lo hizo en el primer semestre de 2014, cuando fue la primera entidad en España que liberaba provisiones— y que va en contra de la tendencia general: las grandes entidades siguen dotando provisiones, a pesar de que su morosidad se está reduciendo y de que están vendiendo poco a poco sus inmuebles.

Foto: El vicepresidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (c), acompañado del consejero delegado, Francisco Botas. (EFE)

A eso se suman otros 100,2 millones procedentes de dar de baja activos no financieros y participaciones, de los que 60,7 procedían hasta junio de la venta de una cartera de fallidos; Abanca es la única entidad financiera que a estas alturas no ha facilitado a la CNMV el preceptivo informe anual donde debe explicar sus resultados. Con todo ello, logra dar la vuelta a la tortilla y alcanzar un beneficio antes de impuestos de 226,28 millones, un 40,9% superior al del ejercicio anterior.

Como sigue sin ser suficiente, se apunta como beneficio los 59 millones de activos fiscales citados frente a los 1,9 millones que había pagado el año anterior. Después de descontar los accionistas minoritarios procedentes del canje de preferentes, el resultado atribuido a la sociedad dominante alcanza 269,45 millones, el 87,8% más que los 143,4 millones de 2015. Aun así, inferior a los 300 millones que cobró Escotet como dividendo en febrero.

Las cuentas de Abanca tienen unos vaivenes anuales más propios de un banco en un país emergente que de una entidad española. Si en 205 el beneficio se había desplomado un 95%, en 2016 recuperó el 88% hasta 269,5 millones. Esta subida se produjo a pesar de que sus márgenes cayeron con fuerza por la falta de operaciones en los mercados. El secreto estuvo en recuperar unas viejas prácticas contables parecidas a las que llevaron a la entidad controlada por Juan Carlos Escotet a dar más beneficios que BBVA en 2014; en el último año, la liberación de provisiones y los créditos fiscales.

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