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Marcos de Quinto y Sol Daurella: solo podía quedar uno en el imperio Coca-Cola
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Cambio de guardia del poder español en el seno de la multinacional

Marcos de Quinto y Sol Daurella: solo podía quedar uno en el imperio Coca-Cola

Tal vez Marcos de Quinto conoció a Sol cuando ésta era demasiado joven. En el momento en que la hija del mítico Pepe Daurella entró en el negocio, ya era tarde para la tomase en serio

Foto: Sol Daurella y Marcos de Quinto. (EFE)
Sol Daurella y Marcos de Quinto. (EFE)

Marcos de Quinto, el ejecutivo histórico de Coca-Cola en España, ha dejado la multinacional en la que ha estado 35 años. Detrás de su marcha hay muchas razones, pero entre ellas, y no la menos importante, es la soterrada rivalidad con Sol Daurella, la presidenta de Coca-Cola European Partners (CCEP). De Quinto era el superdirectivo por excelencia: todo lo hacía bien; Sol Daurella, la superheredera por autonomasia, la quinta mujer más rica de España. Tal vez estaban condenados a chocar. Tal vez, como apuntan fuentes del sector alimentario en Barcelona, De Quinto conoció a Sol cuando ésta era demasiado joven y cuando al final la hija del mítico Pepe Daurella se metió en el negocio, ya era muy tarde para que Marcos de Quinto la tomase en serio.

Desde la creación de la mega-embotelladora en 2015, los intereses de De Quinto y los Daurella quedaron definitivamente enfrentados y al final, con el cambio del presidente mundial de The Coca-Cola Company, previsto para el próximo mes de mayo, se ha consagrado la victoria de Daurella sobre De Quinto o, lo que es lo mismo, del capital sobre la excelencia en la gestión.

Foto: El presidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto. (Reuters)

El pulso venía de mucho antes. De Quinto hizo ricos a los embotelladores españoles durante los catorce años en que fue el máximo responsable de Coca-Cola en España. Muy ricos y muy eficientes. Y los más ricos y más eficientes fueron los Daurella. El precio fue gobernar con mano de hierro toda la cadena de negocio. Marcos de Quinto llegaba a marcar el precio había que aplicar a las grandes superficies o cuáles eran los productos que había que primar. Su prestigio en la multinacional era enorme, avalado por la cuenta de resultados.

Pero a medida que se imponía desde Atlanta la idea de racionalizar las embotelladoras, fue siendo obvio que los tiempos estaban cambiando. Por eso Marcos de Quinto fue clave en el retraso de casi un año en que la creación del gigante de CCEP –factura más de 9.000 millones anuales–. Además, representaba a The Coca-Cola, que como accionista de Coca-Cola Enterprises precisaban que los nuevos socios, entre ellos los españoles, pagasen un alto precio en la fusión. Así se hizo y, de hecho, algunos minoritarios se descolgaron en el proceso por esa misma razón.

Ninguneo familiar

Ya durante la fusión, De Quinto se esforzó en ningunear a Sol Daurella y a utilizar como interlocutor a Alfonso Líbano Daurella, primo de la gran heredera. Las tensiones familiares no fueron a más, pero el resentimiento sí.

A estas alturas Sol Daurella ya había pedido su cabeza en diversas ocasiones. Además, se consideraba desde el entorno de los Daurella, que Marcos de Quinto no había sido leal con la gran crisis del grupo en España: el cierre de la planta de Fuenlabrada. También se criticaba su exceso de protagonismo en redes sociales o en los medios de comunicación. Sin embargo, Coca-Cola le debía demasiado a su directivo estrella. Se acordó un retiro dorado en Atlanta como paso previo a su salida de la compañía. Algo así como la cámara de descompresión del Rey Midas y que, en principio, solo iba a durar unos meses.

Salario y victoria temporal

El puesto de De Quinto, la vicepresidencia mundial de marketing, estaba bien pagado en extremo al asumir una gran responsabilidad en el grupo, según se comunicó a la SEC, el organismo regulador de la bolsa estadounidense. En su último año ganó más de siete millones anuales.

Otro hubiera aceptado el retiro dorado de Atlanta pero Marcos de Quinto prefirió volver a la primera línea y volver a relanzar las marcas del grupo

Fue mérito suyo sobrevivir más de dos años en el cargo. Otro se hubiera retirado en Atlanta tal y como le habían planificado. Pero no. Marcos de Quinto lanzó diversas campaña como la de Taste the feeling (Prueba el sentimiento) y relanzó la marca Fanta en 2017. Todas las fuentes consultadas aseguran que, una vez más, su trabajo fue excelente y que de nuevo fue capaz de darle la vuelta a la marca.

Deuda cruzada

Pero si The Coca-Cola Company le debía mucho a De Quinto, a Sol Daurella le debía más. Y en metálico. Los Daurella no solo habían endeudado a CCEP para pagar a la multinacional estadounidense. También habían abonado un alto precio por las embotelladoras de Reino Unido y Francia, claramente menos eficientes que las españolas. Toda su deuda neta del grupo en 2016 sumaba 6.000 millones. Y ella y el resto de españoles controlan el 34% del capital de la empresa, la misma empresa que ha aumentado el dividendo, un 18% del cual se remite a Atlanta.

The Coca-Cola Company cambiará de presidente mundial en dos meses, según se ha comunicado a los mercados. La excusa perfecta. Así, el actual presidente, Muhtar Kent será sustituido por James Quincey. Y de paso Sol Daurella se sale con la suya. Quincey tiene muy buena relación con De Quinto y, de hecho, el español seguirá siendo asesor de la presidencia, pero deja la compañía para volver a España. Marcos de Quinto podrá consolarse pensando que ha resultado un duelo apasionante.

Marcos de Quinto, el ejecutivo histórico de Coca-Cola en España, ha dejado la multinacional en la que ha estado 35 años. Detrás de su marcha hay muchas razones, pero entre ellas, y no la menos importante, es la soterrada rivalidad con Sol Daurella, la presidenta de Coca-Cola European Partners (CCEP). De Quinto era el superdirectivo por excelencia: todo lo hacía bien; Sol Daurella, la superheredera por autonomasia, la quinta mujer más rica de España. Tal vez estaban condenados a chocar. Tal vez, como apuntan fuentes del sector alimentario en Barcelona, De Quinto conoció a Sol cuando ésta era demasiado joven y cuando al final la hija del mítico Pepe Daurella se metió en el negocio, ya era muy tarde para que Marcos de Quinto la tomase en serio.

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