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Florentino devuelve a ACS al dividendo en cash tras sanear sus electrificadas cuentas
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tras cuatro años de pagos en papeles

Florentino devuelve a ACS al dividendo en cash tras sanear sus electrificadas cuentas

El consejo de la constructora se reúne este viernes para volver a retribuir a los accionistas en efectivo cuatro años después de tener que suspender por la inversión en Iberdrola

Foto: El presidente de ACS, Florentino Pérez. (EFE)
El presidente de ACS, Florentino Pérez. (EFE)

El consejo de administración de ACS se reúne este próximo viernes para debatir los puntos del orden del día de la próxima junta general del mes de mayo. Uno de los asuntos clave que analizará el órgano de gobierno de la constructora presidida por Florentino Pérez va a ser la vuelta al pago del dividendo en efectivo cinco años después de que la retribución al accionista fuera suspendido por las pérdidas de más de 3.000 millones ocasionadas por la fallida inversión en Iberdrola. La mejoría del balance gracias a la venta de activos -la deuda neta ha sido reducida en un 75% desde los 9.334 millones- va a permitir retribuir al inversor con dinero constante y sonante en lugar de con papeles

Si no hay cambio de última hora, el consejo de administración de ACS debatirá el cambio de la forma de pago del dividendo, que desde 2013 lo abona mediante la fórmula del 'scrip dividend', o reparto de acciones en lugar de cash a elección del accionista. Como por defecto el cobro se hace con papeles, la mayoría de los inversores particulares recibían su retribución con acciones, lo que ha permitido a la constructora ahorrarse varios cientos de millones de euros en estos últimos cuatro ejercicios. En concreto, cerca de 700 millones desde 2013 hasta febrero de este año, fecha del último desembolso en efectivo.

Por el contrario, los accionistas institucionales, entre los que se encontraban el propio Florentino Pérez, la familia March, Alberto Alcocer, Alberto Cortina -Los Albertos-, junto con los Fluxá, optaban por la alternativa del cash, en gran parte para repagar con este dinero sus propias deudas personales. De hecho, cerca del 51% de los propietarios de ACS elegían la opción del efectivo. Como el resto lo hacía en títulos, la compañía emitía un número de acciones y ampliaba capital, lo que provocaba de facto una dilución del beneficio por acción.

ACS está en disposición de volver a sus orígenes, cuando era una de las compañías más atractivas por dividendo

Para evitar que esta situación afectase a los hasta hace poco los fieles compañeros de viaje de Florentino Pérez y sus participaciones se disminuyesen en la misma proporción, la constructora amortizaba posteriormente el mismo número de títulos, con lo que neutralizaba el impacto negativo del scrip dividend. Un ejercicio de equilibrio bursátil que nunca ha terminado de gustar a los inversores institucionales que buscan compañías con más estabilidad en su base de capital.

El presidente de ACS ya dejó entrever el pasado 1 de marzo, en la presentación de los resultados de 2016, que el grupo ya estaba en disposición de volver a sus orígenes, cuando era una de las compañías más atractivas por dividendo. “Estamos reconsiderando lo del 'scrip dividend'. Tomaremos la decisión a final de mes”, fue la declaración del actual primer accionista del grupo de infraestructuras y servicios. Según las mismas fuentes, la proposición cuenta con el apoyo de la mayoría del consejo de administración, que ya no cuenta con la presencia de los March y de Fluxá por las diferencias que han tenido en los dos últimos años con el presidente del grupo.

A ninguna de las dos familias mallorquinas les gustó la incursión en Iberdrola, de la que ACS llegó a tener el 20% del capital, ni la obsesión de Florentino Pérez de hacerse con el control de la eléctrica. Una operación que puso en riesgo de quiebra a la constructora y que llevó a la Banca March a entrar en pérdidas por primera vez en décadas. Unos resultados que quebraron la confianza entre los March y el primer ejecutivo de la compañía, de la que llegaron a ser dueños del 22% del capital.

Actualmente tienen menos del 5% del accionariado tras un goteo constante de ventas que ha afectado con dureza a la cotización de ACS y que va a dejar a los principales ejecutivos de la multinacional sin un bonus extraordinario de algo más de 200 millones de euros. Un movimiento que también va a ser replicado por los Fluxá, los cuáles ya han hecho oficial su intención del desprenderse del 5% del capital que compraron en 2007 por algo más de 800 millones de euros.

El sucesor, en el túnel de vesturarios

Lo que no se va a aprobar de momento es el nombramiento de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado y sucesor 'in pectore' de Florentino Pérez al frente de ACS. Pese a que el alma mater de la compañía está muy satisfecho con el trabajo de su delfín, lo cierto es que el consejo de administración no va a designarle todavía el número dos del grupo. En consecuencia, tendrá que esperar un año más después de que su advenimiento fuera avanzado por el propio Pérez -el pasado 9 de marzo cumplió 70 años- en la primavera de 2014.

“Marcelino ha hecho un trabajo espectacular, extraordinario. No es fácil comprar empresas con actividades en Estados Unidos y Australia”, indicó el presidente de ACS hace tres semanas. Pero matizó que “aún estamos intentando terminar nuestro proceso de integración. Reitero que ha hecho un trabajo extraordinario”. El caso es que Fernández Verdes, que en 2016 recibió una compensación de 31 millones de euros por emigrar, aún tiene trabajo de por medio porque “queda coordinar las distintas áreas de negocios y las distintas áreas geográficas y simplificar las áreas operativas”, según Florentino Pérez.

El consejo de administración de ACS se reúne este próximo viernes para debatir los puntos del orden del día de la próxima junta general del mes de mayo. Uno de los asuntos clave que analizará el órgano de gobierno de la constructora presidida por Florentino Pérez va a ser la vuelta al pago del dividendo en efectivo cinco años después de que la retribución al accionista fuera suspendido por las pérdidas de más de 3.000 millones ocasionadas por la fallida inversión en Iberdrola. La mejoría del balance gracias a la venta de activos -la deuda neta ha sido reducida en un 75% desde los 9.334 millones- va a permitir retribuir al inversor con dinero constante y sonante en lugar de con papeles

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