Eva Valle 'invita' a los grandes del Ibex a que perseveren en el dogma de la austeridad

La flamante jefa de la Oficina Económica de Presidencia (OEP), Eva Valle, ha reunido en La Moncloa a una nutrida representación de las empresas del Ibex con el pretexto formal de preparar la reunión del llamado Business 20, el grupo de trabajo vinculado al G-20 que bajo la presidencia de Alemania celebrará su próxima cumbre anual en Hamburgo, los próximos días 7 y 8 de julio. Más allá de la agenda institucional programada por la asesora de Mariano Rajoy, el encuentro sirvió para reafirmar la convicción del Gobierno en la política de austeridad y devaluación interna como elemento básico para evitar una recaída económica y asegurar la salida definitiva de la crisis.

El cónclave con las grandes sociedades cotizadas ha servido como tarjeta de presentación para la nueva secretaria de Estado, que ahora ejerce como mano derecha del presidente del Gobierno en la definición de las principales líneas directrices de la economía española. Eva Valle ha tomado el relevo de Álvaro Nadal, pero su ideario no difiere ni un ápice del estricto proceso de germanización basado en la moderación de costes que su antecesor y hoy ministro de Energía defendió como seña de identidad de la política de ajustes y reformas llevadas a cabo por el Gobierno del Partido Popular durante la última legislatura efectiva.

Nadal ha pasado de las musas al teatro, que diría Luis de Guindos, pero su herencia sigue latiendo con plena vigencia en el entorno más cercano al jefe del Ejecutivo, según han podido constatar la mayoría de las empresas que enviaron delegados al encuentro de Moncloa. Entre los mismos, se incluían responsables institucionales del Banco Santander y del BBVA, así como altos cargos de Telefónica, Repsol y las primeras empresas eléctricas del país, como Iberdrola, Endesa y Acciona. En otras palabras, lo más granado del Ibex 35 alineado en primer tiempo de saludo para recibir la consigna oficial que el Gobierno pretende difundir en los grandes foros económicos internacionales.

El G-20 representa el mejor y más inmediato escenario en el que Rajoy quiere reafirmar el papel de la economía nacional como uno de los motores de la Unión Europea, en un año de clara incertidumbre política en toda la región. España asiste a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno con el estatus de invitado especial, pero eso no es óbice para que el presidente trate de lucir músculo ante sus colegas comunitarios, poniendo de relieve el grado de crecimiento económico de nuestro país en comparación con el lánguido proceso de desarrollo que mantienen la eurozona y buena parte de sus Estados miembros.

El Gobierno quiere alinear a las empresas para proyectar un discurso común de política económica ante la próxima cumbre del G-20 en Alemania

La misión de Eva Valle en este marco de actuación consiste en coordinar los mensajes que las empresas españolas deberán difundir dentro del grupo de trabajo corporativo que funciona con carácter simultáneo a las deliberaciones del G-20. La responsable de la Oficina Económica trata de evitar fisuras que pongan en entredicho los aspectos básicos que han permitido a los agentes productivos recuperar los índices de rentabilidad en España. La fragmentación parlamentaria, junto con la presión que ejercen los partidos emergentes y la propia recuperación de las grandes variables macroeconómicas, arroja serias dudas sobre la conveniencia de la política de control de costes que el Gobierno sigue considerando prioritaria.

Los máximos responsables de la política económica albergan el temor de que los empresarios sacrifiquen competitividad a cambio de paz social, en un año que puede suponer el punto de inflexión en detrimento de esos vientos de cola que han impulsado la actividad en España, hasta acumular 12 trimestres consecutivos de crecimiento intertrimestral. La recesión ha quedado atrás, pero la crisis no estará del todo superada mientras persista una tasa de paro superior al 18%. El objetivo de los 20 millones de puestos de trabajo, expresado como un 'mantra' por el propio presidente Rajoy, requiere todavía un importante esfuerzo de estabilización y ajuste, según el criterio de la Oficina Económica de Presidencia.

El libro de estilo que maneja Eva Valle se reseña en un modelo económico capaz de afrontar las circunstancias adversas de un entorno de tipo de cambio fijo. La España de la peseta desapareció cronológicamente con la entrada del siglo, pero la España del euro todavía no ha sido metabolizada por el sistema productivo. España ha conseguido sanear su balanza comercial con una mejora notable de la cifra de exportaciones, equilibrando el peso tradicional de la demanda interna como elemento básico de crecimiento. Otra cosa diferente es que la riqueza del país se haya cimentado gracias al control de unos precios que ahora vuelven a apuntar al alza. La amenaza es el empobrecimiento de la clase trabajadora, a menos que se produzca un reparto de rentas que el Gobierno tampoco parece dispuesto a propiciar. De ahí el mensaje institucional para que los principales dirigentes del mundo de los negocios no caigan en la tentación de volver a las andadas.