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La compra de Opel llena de incertidumbre la planta de Citroën en Vigo
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La compra de Opel llena de incertidumbre la planta de Citroën en Vigo

La dirección de la fábrica llama a la calma, pero los sindicatos recelan ante eventuales “duplicidades” que impliquen reducciones de plantilla

Foto: otografía de archivo del edificio de la empresa del Grupo PSA Peugeot-Citroën. (EFE)
otografía de archivo del edificio de la empresa del Grupo PSA Peugeot-Citroën. (EFE)

La compra de Opel ha sembrado la incertidumbre en la plantilla de la factoría de PSA Peugeot Citroën en Vigo, que vive momentos de nervios desde la confirmación de la adquisición. Las llamadas a la tranquilidad del presidente del grupo, Carlos Tavares, de la dirección de la fábrica y del propio Marino Rajoy han mitigado solo parcialmente los recelos entre trabajadores y sindicatos de la mayor factoría de Citroën en el mundo, considerada un pilar básico de la economía de Galicia, de la que representa el 30% de sus exportaciones.

“Hay incertidumbres que habrá que ir resolviendo”, resumió el portavoz de UGT en el comité de empresa, Rubén Pérez. La CIG lamenta que Tavares se “obceque” en “ser un campeón europeo del automóvil sin reparar en los daños colaterales” para los trabajadores. “Poder disfrutar de un salario (en referencia a Tavares) sin tenerse que preocupar de si ese mes vas a poder cubrir las necesidades básicas: eso sí es tranquilidad”, añade. El sindicato mayoritario en la factoría viguesa, el independiente SIT-FSI, informó en cambio a sus afiliados que la operación “no debe suponer aspectos negativos”.

“Somos una de las fábricas más rentables del grupo, con lanzamientos adjudicados de vida futura para la saturación de nuestras dos líneas de producción. Todo lo que hemos conseguido ha sido a base de trabajo bien hecho y mucho esfuerzo. Donde otros puedan ver peligro nosotros vemos oportunidades de futuro”, señaló SIT. En declaraciones a los medios, su portavoz, Ana María Reigosa, opinó que con esta operación PSA “mejora su competitividad, entra en el mercado alemán y podrá compartir sinergias y acceder a los avances de Opel en el coche eléctrico”.

Foto: Vista un edificio de la empresa alemana Opel en Ruesselsheim, Alemania. (Efe)

La dirección de la planta en Vigo trasladó a los representantes de los trabajadores un mensaje de calma y garantizó el mantenimiento de los compromisos adquiridos con la plantilla en material laboral y salarial. Lo hizo en el transcurso de una audioconferencia celebrada a media mañana del lunes, pero no toda la plantilla comparte el optimismo del sindicato mayoritario. Entre algunos sectores de la misma se considera que tras la compra, el nuevo grupo podría reducir la producción en Villaverde (Madrid) o Vigo, ya que Citroën absorbe a un grupo endeudado, aunque admiten que la situación invita más al optimismo que en otras plantas como la de GM en Zaragoza.

Vigo fue pionera en España en la colaboración entre PSA Peugeot Citroën y Opel, ya que en febrero de 2015 se confirmó que la planta gallega sería la encargada de fabricar un vehículo comercial ligero para la alemana. Esa adjudicación está en el marco del proyecto K9, adjudicado por el grupo PSA a la planta de Vigo en diciembre de 2014, y que suponía la adjudicación de nuevos modelos de furgoneta.

Preguntado este lunes por las fábricas españolas, Carlos Tavares dijo “tranquilos” -en castellano- y aseguró que “la pregunta española es la misma que se hacen todos los ciudadanos europeos, pero las condiciones son favorables”. Tras hablar con él, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, publicó un tweet personal con su firma en el que señalaba que “la apuesta por España está garantizada”. Pero no faltan voces que alertan de la posibilidad de que la fusión suponga despidos masivos y cierres de plantas en Europa, teniendo en cuenta que la automovilística francesa prácticamente duplica su capacidad de producción en el viejo continente con esta operación.

Las duplicidades que pueda generar la fusión de las dos compañías es el principal motivo de preocupación en Vigo. El portavoz del sindicato CUT en el comité de empresa de la fábrica gallega, Calos Mariño, alertó de que Opel “arrastra pérdidas millonarias desde hace años” y de que la fusión de departamentos y servicios de ambas compañías “puede conllevar la pérdida de empleos directos e indirectos”.

Lamentó además Mariño que el Gobierno español no haya “sacado compromisos” a la dirección de PSA para asegurar que la compra no tenga impactos negativos en las fábricas españolas, “como sí hicieron el Gobierno alemán y el francés para sus respectivos territorios”. Los representantes de los trabajadores de UGT confiaron en que la compra de Opel “no tenga incidencia a corto y medio plazo” en Vigo, que tiene asignados los proyectos K9 y V20. “A partir de ahí, y como grupo que crece, se van a producir duplicidades probablemente”, opinó Rubén Pérez.

Otra de las organizaciones sindicales con implantación en el comité de empresa, la nacionalista CIG, lamentó no contar con documentación relativa al acuerdo. Su portavoz Manuel Domínguez consideró “una falta de respeto” que la noticia haya llegado a la plantilla a través de la prensa y abogó por la prudencia para “conocer cuál es el fondo del acuerdo y sus matices” antes de valorar la operación.

Foto: Concesionario Peugeot.

Las reacciones en la Xunta fueron de optimismo y llegaron de la Consellería de Economía, Industria y Empleo, cuyo titular, Francisco Conde, consideró la compra de Opel “una buena noticia para el sector de la automoción” en Galicia, por cuanto se crea el segundo fabricante más importante en Europa y el primero en España, en donde “Vigo adquiere un nuevo protagonismo”. El conselleiro abogó por convertir la operación en “nuevas oportunidades” para la factoría gallega.

Para la Xunta, la fábrica de Vigo “ya tiene hechos los deberes”, a través de un plan de competitividad ligado a la asignación de dos lanzamientos, las furgonetas K-9 y el proyecto V-20, lo que le permite, subrayó, optar a nuevos encargos que “en el ámbito de esta fusión” se puedan impulsar en el futuro. Conde ha insistido en que en la planta de Balaídos hay “una hoja de ruta clara, con un acuerdo de competitividad firmado entre PSA y trabajadores”, cuyo desarrollo la Xunta “vigilará”, para “para garantizar la viabilidad de factoría y de la industria de componentes también en términos de empleo”. El conselleiro recalcó que las previsiones de la planta gallega pasan por un incremento de facturación de 7.500 millones en la próxima década.

Vigo lanzará en 2018 modelos de las tres marcas que integran el nuevo grupo: Citroën, Peugeot y Opel, según aseguró recientemente el director de calidad e ingeniería, Gilles Le Borgne, en una visita a las instalaciones de la factoría gallega. Además de las fábricas de Vigo y Madrid, el grupo PSA cuenta con otra en Portugal que completa el Polo Industrial Ibérico del Grupo PSA. En total son 8.100 sus empleados, con Vigo muy por delante del resto con sus 5.000 trabajadores, pero también en capacidad productiva. Las tres plantas produjeron 555.000 vehículos en el 2016, de los que 424.000 salieron de la planta gallega la más competitiva de todas ellas.

La compra de Opel ha sembrado la incertidumbre en la plantilla de la factoría de PSA Peugeot Citroën en Vigo, que vive momentos de nervios desde la confirmación de la adquisición. Las llamadas a la tranquilidad del presidente del grupo, Carlos Tavares, de la dirección de la fábrica y del propio Marino Rajoy han mitigado solo parcialmente los recelos entre trabajadores y sindicatos de la mayor factoría de Citroën en el mundo, considerada un pilar básico de la economía de Galicia, de la que representa el 30% de sus exportaciones.

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