El Banco Popular hará más limpia y elevará las pérdidas de 2016 a 3.000 millones
El cierre contable de 2016 está siendo ajustado al detalle en el Banco Popular. El futuro presidente, Emilio Saracho, quiere tener la entidad limpia como una patena
El Banco Popular elevará hasta los 3.000 millones de euros las pérdidas contables al cierre de 2016, de acuerdo con la estrategia de saneamiento comunicada por la entidad al Banco de España y reafirmada tras la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre las cláusulas suelo. El organismo regulador ha recibido con natural satisfacción la decisión de la entidad que todavía preside Ángel Ron para ajustar sin fisuras y con criterios de máxima prudencia la próxima presentación de resultados, aprovechando la doctrina impuesta por la jurisdicción comunitaria sobre el mercado hipotecario en España.
Las cláusulas suelo han facilitado lo que en medios del sector financiero se entiende como una política de ‘perdidos al río’ destinada a dejar el Banco Popular como una patena de cara al proceso de sucesión presidencial. Emilio Saracho tomará las riendas el próximo mes de febrero, con la misión de garantizar la independencia de la entidad, siguiendo el compromiso asumido por Ángel Ron cuando asumió la presidencia de manos de Luis Valls a finales del año 2004. Para ello, se impone un último esfuerzo en busca de mayores dotaciones que aseguren la ‘limpieza’ de balance sin poner en riesgo los niveles de capital que establecen los nuevos y más exigentes requisitos regulatorios.
La previsión inicial —anunciada con motivo de la ampliación de capital de junio— apuntaba a unas provisiones totales de 4.700 millones de euros en el conjunto de 2016. Esta cifra se traducía en un saldo neto ajustado de pérdidas al cierre del ejercicio por valor de casi 2.700 millones. A esta cifra hay que añadir ahora el impacto derivado de la plena retroactividad de las cláusulas suelo dictaminada por la Corte de Luxemburgo, que el Banco Popular ha fijado en otros 334 millones de euros, de acuerdo con la comunicación que fue enviada a la CNMV el pasado 21 de diciembre.
El actual equipo gestor del Banco Popular está abocado a admitir una cifra adicional de dotaciones sobre el escenario establecido en junio, pero cualquier movimiento va a ser medido al milímetro, con el fin de mantener una posición contable que evite, al menos de manera automática, nuevas apelaciones a los accionistas. Los 2.500 millones de la última ampliación deben ser suficientes para complementar la cobertura de las pérdidas sin poner en tela de juicio la solvencia de la entidad. Ese es el objetivo prioritario de Ron y uno de los motivos principales por los que todavía sigue al frente del Banco Popular.
Ron y Saracho han dejado que sea el consejero delegado, Pedro Larena, quien se entienda con los auditores de cara al cierre del ejercicio
El actual presidente quiere pasar el testigo a Emilio Saracho sin dejar ninguna fisura que pueda poner en entredicho su capacidad de gestión. De ahí también la importancia que tiene la aprobación del Banco de España del proyecto Sunrise para la escisión de hasta 6.000 millones brutos de activos inmobiliarios en una futura sociedad cotizada en bolsa y totalmente ajena al perímetro de consolidación del Banco Popular. Salvo mejor opinión del Banco Central Europeo (BCE), el regulador bancario parece ahora más receptivo a respaldar esta operación, cuya materialización efectiva constituye el mejor certificado de calidad con que Ron cederá el timón con plena tranquilidad el próximo mes de febrero.
Emilio Saracho no desembarcará en el Banco Popular hasta que la junta general de accionistas ratifique su nombramiento. Sin embargo, el futuro presidente ha intensificado en los últimos días los contactos con la cúpula directiva y algunos de los más relevantes miembros del consejo, con el fin de seguir al detalle la toma de decisiones que puedan influir en el cierre de 2016. Cabe recordar que el pasado 1 de octubre entró en vigor la nueva circular contable de provisiones que, en este caso, supone también un argumento añadido para apretar las tuercas dentro del ejercicio de prudencia que el Banco de España viene reclamando a todas las entidades financieras.
El Banco Popular no va a escatimar esfuerzos a la hora de adecentar sus estados financieros, pero ni Ángel Ron ni Emilio Saracho quieren alterar el clima de normalidad que preside ahora los movimientos dentro de la casa. Para ello, han decidido que sea el nuevo consejero delegado, Pedro Larena, quien pilote los trabajos con los auditores de cara a la definición de la 'foto fija' que dará lugar a la formulación de cuentas y su posterior presentación a los accionistas. El plan está muy claro y consiste en permitir que Ron rubrique con pulso firme el ejercicio que acaba de terminar, dejando recorrido para que Emilio Saracho pueda luego hacer de su capa un sayo, si es que las futuras circunstancias, que no las antiguas, así lo aconsejan.
El Banco Popular elevará hasta los 3.000 millones de euros las pérdidas contables al cierre de 2016, de acuerdo con la estrategia de saneamiento comunicada por la entidad al Banco de España y reafirmada tras la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre las cláusulas suelo. El organismo regulador ha recibido con natural satisfacción la decisión de la entidad que todavía preside Ángel Ron para ajustar sin fisuras y con criterios de máxima prudencia la próxima presentación de resultados, aprovechando la doctrina impuesta por la jurisdicción comunitaria sobre el mercado hipotecario en España.
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