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César Alierta se resiste a 'enterrar' el 'lobby' del Ibex en Navidad: lo hará en enero
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la junta directiva, convocada para el día 12

César Alierta se resiste a 'enterrar' el 'lobby' del Ibex en Navidad: lo hará en enero

El todavía titular del Consejo Empresarial de la Competitividad no quiere que ninguno de sus socios le marque la agenda ahora que ya no es presidente de Telefónica

Foto: Foto de familia de Felipe VI junto a miembros del Consejo Empresarial de la Competitividad. (EFE)
Foto de familia de Felipe VI junto a miembros del Consejo Empresarial de la Competitividad. (EFE)

El Consejo Empresarial de la Competitividad o, como es más conocido, el gran 'lobby' fallido de las empresas del Ibex tiene ya fecha de caducidad. La junta directiva que encabeza el antiguo presidente de Telefónica César Alierta ha convocado a todos sus miembros para una reunión, el próximo día 12 de enero, con el objetivo de 'cerrar el negocio' tras seis años sufridos con más pena que gloria. La imposibilidad de buscar un sucesor dispuesto a tomar el relevo de Alierta ha demostrado la inviabilidad de continuar con un proyecto que fue promovido en la última etapa de Gobierno de Zapatero, pero nunca contó con el favor ni el fervor de Mariano Rajoy.

Alierta se ha convencido finalmente de que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Después de dejar la presidencia de Telefónica y teniendo en cuenta la muy diferente sensibilidad de su sucesor, José María Álvarez-Pallete, para liderar colectivos empresariales de esta naturaleza, el CEC se ha quedado definitivamente sin timonel. De hecho, todos los contactos realizados por el propio Alierta con algunos de sus pares han sido baldíos, y la única alternativa viable que se manejó en algún momento para pasar el testigo al presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, no consiguió suficientes adhesiones entre el núcleo duro del sanedrín empresarial.

El mandato de Alierta, que se ha mantenido de manera ininterrumpida al frente de la organización desde su fundación en 2011, vence el próximo mes de febrero, si bien algunos de los principales impulsores del CEC eran partidarios de formalizar la liquidación institucional antes de finales de año. De hecho, la reunión definitiva estaba prevista para este último martes, día 20 de diciembre, pero el todavía titular del CEC no ha querido que nadie le marcase la agenda de un encuentro que había sido concovado a última hora y sin dar ningún cuarto al pregonero.

Las cautelas organizativas del cónclave no impidieron que los más impacientes defensores de la disolución se anticipasen a los acontecimientos dando rienda suelta a lo que dentro del propio Consejo de Competitividad se considera un hecho consumado. El diario 'La Vanguardia' adelantó la noticia el pasado domingo con una información que disgustó a César Alierta y motivó la desconvocatoria automática de la reunión del martes. Ni cortos ni perezosos, los responsables de cuadrar la agendas llamaron por teléfono a todos los ilustres miembros del grupo para disculpar la indisponibilidad fortuita del presidente, que obligaba a aplazar el encuentro.

Las espadas están ahora en todo lo alto para el día 12 de enero, fecha que, salvo mejor opinión de Alierta, figura en la previsión del CEC y de los 18 jerifaltes que forman parte del colectivo empresarial. A la vista de lo sucedido, algunos de los principales socios se tientan la ropa en prevención de que el presidente pueda arrepentirse y ofrezca alguna solución alternativa que, en todo caso, supondrá la denaturalización del proyecto como un grupo de prensión ante los poderes públicos.El problema reside en que la imagen de marca impregnada desde su origen impide ahora una reconversión ordenada, y tampoco existe mucha convicción dentro del propio grupo en una metamorfosis realmente saludable.

El aún presidente del Consejo de Competitividad alegó razones de enfermedad y suspendió el lunes la junta de disolución que estaba convocada para este martes

Lo que sí parece claro es que la reunión programada para después de navidades será la última que acoja a la plana mayor de los representantes corporativos del Consejo Empresarial de la Competitividad. El director ejecutivo de la institución, Fernando Casado, ha reclamado a todos ellos su presencia en una cita que se considera trascendental para el futuro del colectivo, lo que induce a pensar que el acuerdo de disolución es cuestión prioritaria y debe ser adoptado de manera mayoritaria, por no decir unánime.

El 'lobby' del Ibex dejó realmente de actuar como tal hace ahora justo un año, a raíz de las elecciones legislativas del 20-D, cuando comenzó el bloqueo político en nuestro país que se ha prolongado prácticamente hasta la formación del nuevo Gobierno en noviembre. En aquel momento, y a tenor del incierto resultado en las urnas, el CEC suspendió por primera vez el almuerzo de Navidad que tenía programado en 2015. Después llegó en abril la dimisión de Alierta como presidente de Telefónica y desde entonces se puede decir que el célebre, controvertido y ocasional grupo de empresarios no ha levantado cabeza.

El Consejo Empresarial de la Competitividad o, como es más conocido, el gran 'lobby' fallido de las empresas del Ibex tiene ya fecha de caducidad. La junta directiva que encabeza el antiguo presidente de Telefónica César Alierta ha convocado a todos sus miembros para una reunión, el próximo día 12 de enero, con el objetivo de 'cerrar el negocio' tras seis años sufridos con más pena que gloria. La imposibilidad de buscar un sucesor dispuesto a tomar el relevo de Alierta ha demostrado la inviabilidad de continuar con un proyecto que fue promovido en la última etapa de Gobierno de Zapatero, pero nunca contó con el favor ni el fervor de Mariano Rajoy.

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