El revés de Trump a las constructoras: sin el 'megaplan' Clinton y pendientes de la divisa
Trump ha prometido invertir en infraestructuras, pero todavía está por ver la letra pequeña de su plan y las consecuencias que su política tendrá para toda Latinomérica
Lo que pudo haber sido, y lo que es. Así puede resumirse el sentir de muchas compañías de infraestructuras españolas tras el triunfo de Donald Trump, nuevo presidente de Estados Unidos contra la mayoría de los pronósticos. A pesar de sus promesas de rebajar el impuesto de sociedades al 15%, y reducir (cuando no eliminar) las regulaciones laborales, medioambientales y en defensa del consumidor, el líder republicano aparece como una especie de bestia negra para las compañías españolas, especialmente, si se le compara con su rival, Hillary Clinton.
La doblemente fallida candidata a ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos llevaba como uno de sus programas estrella un plan de infraestructuras que había prometido aprobar en sus primeros 100 días de mandato. Dotado con 275.000 millones de dólares (250.000 millones de euros) y un calendario de inversión a cinco años, era una de sus principales medidas e incluía la creación de un banco de infraestructuras que impulsara la inversión de fondos del sector privado.
Consciente de que era una de las grandes bazas de su rival, y de que las infraestructuras estadounidenses son las mismas desde hace 40 años, Trump también se subió durante la campaña a este tren asegurando que iba a invertir el doble que Clinton, promesa que ha refrendado en su primer discurso tras ganar las elecciones, pero sin concretar cómo va a financiar tan ambiciosa promesa, más allá del fondo soportado por bonos gubernamentales que citó en campaña y que elevaría el endeudamiento del país, que ya supera el 100%, algo a lo que siempre se ha opuesto el Partido Republicano, que ya demostró su negativa a estimular el gasto en obra pública bloqueando los planes de Barack Obama.
Lo que pudo haber sido, y lo que es. Con la victoria de Trump, los grandes grupos de infraestructuras españoles ven esfumarse la certeza de un inmediato plan de inversión, y deben conformarse con la esperanza de que los republicanos liciten obras más por obligación que por devoción, movidos por las caducas infraestructuras del país y el deseo de generar empleo. Algo que, a largo plazo, dan por hecho todos los expertos (“A largo plazo, los claros ganadores serán los sectores de las infraestructuras”, señalan desde Threadneedle), pero sin precisar cómo se llevará a cabo, ni si la política proteccionista de Trump podría tener también aquí impacto.
Clinton tenía un detallado plan de infraestructuras que iba a activar en sus 100 primeros días; Trump ha prometido doblar sus cifras, pero sin especificar cómo
A corto plazo, a la incertidumbre que se abre ahora sobre las políticas de Trump, se suma otro golpe: el impacto de las divisas, especialmente del peso mexicano, del resto de divisas latinoamericanas e, incluso, del dólar. "Trump ha prometido poner en marcha un programa de inversión en infraestructuras por hasta el 1% del PIB. Este mayor gasto, en combinación con una previsible menor recaudación si aplica unas rebajas de impuestos tan agresivas, deberían debilitar el dólar a lo largo de 2017. Serían tendencias estructurales a tener en cuenta", advierte un informe de Bankinter.
El cobarde dinero ya dio ayer muestras del miedo de los mercados al triunfo republicano con una depreciación del billete verde frente al dólar que llegó a ser del 2%, aunque luego corrigió, y un desplome del 10% del peso mexicano, amenazado por el muro de la vergüenza que el nuevo presidente de Estados Unidos quiere construir entre los dos países, su política de deportaciones de inmigrantes ilegales y la promesa de medidas proteccionistas para evitar que las fábricas de empresas estadounidenses se trasladen a la otra orilla del Río Bravo.
La moneda azteca se fue a mínimos históricos frente al dólar, que por primera vez superó los 20 pesos, desplome que golpea con dureza a las empresas españolas más expuestas a México, muchas de ellas constructoras grandes y medianas, aunque por encima de todas sobresale OHL. El grupo de la familia Villar Mir genera el 80% de su ebitda en el país de Peña Nieto, debido a que su filial de concesiones es la gran generadora del beneficio bruto operativo del grupo, cifra que ayuda a comprender la caída del 4,5% que sufrió ayer el valor en bolsa, la cuarta mayor de todo el Mercado Continuo.
Además, todas las grandes compañías de infraestructruras tienen ahora sus ojos puestos en México y, en concreto, en la faraónica obra del nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, por cuya terminal prevén pujar en bloque las constructoras españolas, aunque sus inminentes ofertas, previstas para dentro de sólo dos semanas, deberán incluir ahora la variable del 'riesgo Trump'. También Abertis, que ayer cayó un 1,73% y obtiene el 22% de su ebitda en Chile y Brasil, está actualmente analizando su entrada en México mediante la compra de la concesionaria RCO a Goldman Sachs, operación valorada en 2.000 millones.
Las constructoras más expuestas a Latinoamérica, en general, y a México, en particular, sufrirán el 'efecto Trump' por la caída de las divisas de esos países
Lo que pudo haber sido, y lo que es. Como pudo comprobarse con la montaña rusa que fueron ayer los mercado, el triunfo de Trump abre más incertidumbres que certezas, pero lo que parece claro es que aquellas compañías más expuestas a México, en particular, y a Latinoamérica, en general, pueden sufrir a corto plazo el miedo de los inversores al proteccionismo del nuevo inquilino de la Casa Blanca, sobre todo por la volatilidad de las diferentes divisas. Del mismo modo, aquellos grupos que construyen y operan infraestructuras de energías renovables, como Acciona, que ayer se dejó un 1,34%, pueden haber perdido una oportunidad de oro con la derrota demócrata.
El Plan de Clinton alcanzaba tanto a la obra pública como las concesiones de autopistas y aeropuertos, las infraestructuras de energías renovables y las de telecomunicaciones. En cambio, todos los informes de analistas que han empezado a proliferar tras la victoria republicana hablan de que, en el caso de Trump, su plan de infraestructuras se va a limitar a carreteras, puentes y aeropuertos; mientras que sitúan a las energías verdes entre las principales perjudicadas.
A pesar de todo este cóctel de amenazas e incertidumbres, la sangre no llegó al río ayer en las bolsas y Ferrovial y ACS se posicionaron como los alumnos aventajados de las infraestructuras, gracias a su nula exposición a México (en el caso del grupo presidido por Rafael del Pino, a toda Latinoamérica) y a su fuerte presencia en Estados Unidos, país que, de una u otra forma, se espera que a largo plazo termine dándoles negocio, Esta suma de factores les convirtió en dos de las empresas del Ibex 35 que mejor recibieron el primer embiste del triunfo republicano; mientras que en el Continuo, Sacyr y FCC también cerraron en verde, a pesar de haber cotizado durante gran parte de la jornada en rojo.
El triste consuelo de lo que pudo haber sido… y lo que es.
Lo que pudo haber sido, y lo que es. Así puede resumirse el sentir de muchas compañías de infraestructuras españolas tras el triunfo de Donald Trump, nuevo presidente de Estados Unidos contra la mayoría de los pronósticos. A pesar de sus promesas de rebajar el impuesto de sociedades al 15%, y reducir (cuando no eliminar) las regulaciones laborales, medioambientales y en defensa del consumidor, el líder republicano aparece como una especie de bestia negra para las compañías españolas, especialmente, si se le compara con su rival, Hillary Clinton.