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Los Puig salen al rescate de Adolfo Domínguez en plenos ajustes
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Tiene el 18% de la empresa gallega

Los Puig salen al rescate de Adolfo Domínguez en plenos ajustes

La gestión de Adolfo Domínguez y su familia se encuentra cada vez más cuestionada, pero los Puig han mantenido una fidelidad a prueba de bombas

Foto: Desfile de Adolfo Dominguez en la Cibeles Madrid Fashion Week. (EFE)
Desfile de Adolfo Dominguez en la Cibeles Madrid Fashion Week. (EFE)

Los Puig, del grupo perfumero catalán Puig, están resultando la muleta perfecta para los problemas que arrastra Adolfo Domínguez. La gestión de Adolfo Domínguez y su familia se encuentra cada vez más cuestionada, pero los Puig han mantenido una fidelidad a prueba de bombas, como incluso se ha demostrado en la última junta, en la que Adolfo Domínguez ha intentado el enésimo golpe de timón para enderezar la compañía. Puig tiene el 18% de la empresa gallega. Y junto al 31,5% que posee Adolfo Domínguez y su familia, forman el núcleo de control estable de la compañía desde hace 16 años.

En la junta de esta semana, los minoritarios de Adolfo Domínguez han puesto el grito en el cielo, después de años de ajustes, despidos, cierres de tiendas y pérdidas acumuladas, según publicó el portal especializado Modaes.es. Pero los Puig siguieron votando como siempre a favor de Adolfo Domínguez, que ha planteado desde la presidencia una nueva dirección para dar la vuelta a la empresa.

La acción está bajo mínimos. Cuando los Puig entraron en Textil Lonia, la empresa del resto de los hermanos Domínguez, los títulos de Adolfo Domínguez cotizaban a cinco euros. Ayer cerraron a 3,43 euros. El deterioro es evidente. Y no solo bursátil. Adolfo Domínguez cerró en 2015 con beneficios de 7,7 millones de euros, pero tras desprenderse de su local en Passeig de Gràcia de Barcelona. Lo vendió por 45 millones, más de los 35 millones que en ese momento valía toda la empresa en bolsa. Y desde entonces ha caído todavía más.

Adolfo Domínguez salió al mercado bursátil para revolucionar la moda española. Pero no fue así. Fue otra empresa gallega, Inditex, la que asumió ese rol. Sin embargo, a los Puig no les ha ido mal. La multinacional de perfumería tiene la licencia para fabricar perfume como el propio Adolfo Domínguez, Ceylán o Bambú. Es decir, los Puig han perdido dinero con la inversión, pero hacen caja con lo que siempre ha sido su negocio tradicional.

Rescate catalán

Tras tantos años, los minoritarios están hartos de perder dinero sin remisión en Adolfo Domínguez. Oficiosamente, están planteando un rescate catalán de la moda gallega, que serviría para incluir a Adolfo Domínguez en un gran conglomerado en el que también participarían otros grupos gallegos como Textil Lonia. Los Puig son accionistas de ambos. Y esta fusión sería perfectamente complementaria con Bimba y Lola, también controlado por una rama de la familia Domínguez.

Sin embargo, esta operación ideal sobre el papel es inviable en la práctica. En esencia, por las grandes diferencias personales entre las diversas ramas de la familia Domínguez, según explican fuentes del sector. Por eso se querría que los Puig engrasasen las tensiones entre las diferentes ramas. Pero los catalanes no están por la labor. Y los gallegos, menos.

Por debajo del 5%

Por ahora, los minoritarios no han podido aglutinar el 5% de Adolfo Domínguez. Tienen poca fuerza. Y prefieren darle unos meses a la nueva dirección de la compañía, a ver si en esta ocasión el volantazo en la gestión funciona. Pero si el descontento continúa, la situación se complicará para el profeta del lema “la arruga es bella”. Se ha visto en compañías similares, como Ercros. El pasado mes de julio cesó en el cargo Estanislao Carpio como consejero delegado. Su sucesor es Costas Antimissaris, que como siempre cuenta con el apoyo de la familia de Adolfo Domínguez y de los Puig. En la empresa gallega la historia se repite, pero por ahora la vida sigue igual.

Los Puig, del grupo perfumero catalán Puig, están resultando la muleta perfecta para los problemas que arrastra Adolfo Domínguez. La gestión de Adolfo Domínguez y su familia se encuentra cada vez más cuestionada, pero los Puig han mantenido una fidelidad a prueba de bombas, como incluso se ha demostrado en la última junta, en la que Adolfo Domínguez ha intentado el enésimo golpe de timón para enderezar la compañía. Puig tiene el 18% de la empresa gallega. Y junto al 31,5% que posee Adolfo Domínguez y su familia, forman el núcleo de control estable de la compañía desde hace 16 años.

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