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El Banco de España abre en canal el relevo de los reguladores en plena crisis política
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El Banco de España abre en canal el relevo de los reguladores en plena crisis política

La salida de Restoy puede arrastrar al gobernador del Banco de España, Luis Linde. La crisis coincide con el inminente vacío de poder que se anuncia en la CNMV a partir de octubre

Foto: El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, en una rueda de prensa. (Reuters)
El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, en una rueda de prensa. (Reuters)

En periodos de tribulación se suponía que era mejor no hacer mudanza. Pero eso debía de ser antes de que Rajoy anunciara a los cuatro vientos que no subirá al cadalso de una investidura parlamentaria para que le corten la cabeza en la plaza pública. Si el presidente en funciones se da mus tras dos elecciones generales nada puede impedir que aguas abajo del Gobierno otras instituciones de la vida política española queden también a la intemperie hasta nueva orden. Eso es, ni más ni menos, lo que va a ocurrir en el Banco de España y también en la Comisión de Valores a poco que los grandes grupos parlamentarios sigan empecinados en demostrar sus incapacidades para hacer del nuestro un país gobernable.

El cese en diferido del subgobernador del Banco de España, anunciado ayer y efectivo a partir de enero, abre en canal la sucesión de la cúpula ejecutiva de la primera entidad de supervisión financiera. Fernando Restoy se marcha harto de soportar las presiones de toda índole a que ha estado sometido desde que tomó las riendas de la institución en junio de 2012. No son pocos los observadores del sistema financiero que pronostican un efecto de mimetismo que se llevaría también por delante al mismísimo gobernador, Luis Linde, cansado igualmente de una función ejecutiva que no parece compatible con su misión representativa y que, en realidad, ha estado delegada todo este tiempo en manos de su ‘segundo de a bordo’.

Restoy ha sido el verdadero jefe de filas del BdE durante estos años gracias a un reparto de tareas que situaría al subgobernador como CEO o consejero delegado dejando al gobernador en un plano de Chairman o principal embajador de la institución. Salvo raras excepciones, Linde ha preferido orientar su visibilidad pública al margen del propio negocio bancario, convirtiéndose en una especie de portavoz más autorizado que nadie para difundir el criterio del Banco de España sobre la situación económica general del país. Mientras tanto, Restoy se ha encargado de todas las funciones supervisoras haciendo valer el peso de la autoridad que siempre se le ha supuesto al Banco de España, lo que le ha generado un sinfín de detractores políticos dentro y fuera de la casa.

La salida anunciada de Restoy abre ahora una incógnita sobre la permanencia de Luis Linde como gobernador del Banco de España a partir de enero

Empezando por el propio Luis de Guindos, lo cierto es que al ministro de Economía no le ha hecho ninguna gracia la división de funciones, en plan buen gobierno corporativo, llevada a cabo en el Banco de España. Entre otras razones porque nominalmente Linde fue propuesto a instancia suya en tanto que Restoy llegó al puesto impulsado por el PSOE en un acuerdo labrado en su día por el antiguo diputado popular Vicente Martínez Pujalte con su colega socialista y antiguo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Las señas de identidad política no habrían supuesto mayor inconveniente si el subgobernador hubiera aceptado el signo de los tiempos, adaptando de manera dócil su criterio a las indicaciones del Gobierno y plegándose a los designios del principal responsable de la política económica.

Pero Restoy ha sido siempre mucho Restoy, desde los tiempos en que asumió el mando en la CNMV cuando el entonces presidente del organismo regulador, Julio Segura, causó baja por enfermedad en el verano de 2010. La interinidad en la presidencia le colocó en primera línea de fuego de la crisis económica con asuntos tan espinosos como la salida a bolsa de Bankia. Segura se reincorporó a la Comisión de Valores en febrero de 2011, cinco meses antes de la OPV de la discordia, pero el celo profesional de Restoy y la asunción de responsabilidades durante la sustitución le jugaron una mala pasada convirtiéndose para la posteridad en el presidente 'in pectore' de la entidad de supervisión bursátil.

Todo ello ha estado a punto de provocar la imputación del subgobernador en el caso Bankia y le ha situado en el centro de la diana contra la que se han ido dirigidos los dardos más envenenados de los inspectores del Banco de España en su afán por mejorar las condiciones profesionales y niveles salariales del colectivo. Restoy ha sido el general en jefe que ha comandado el proceso de reconversión bancaria apuntalada también desde la presidencia que ostentó en el FROB hasta mediados del pasado año. Muchos y muy complicados avatares en una carrera plagada de obstáculos y que ha sido cortada por la vía rápida para poner tierra de por medio con destino a Basilea.

La situación de vacío en el BdE coincide con la que se abre en octubre en la CNMV y puede propiciar un interesante cambio de cromos entre el PP y el PSOE

El último discípulo en activo de Luis Ángel Rojo ha obtenido, al menos, el reconocimiento de otro clásico del Banco de España, como es su antiguo gobernador Jaime Caruana, actual director general del Banco Internacional de Pagos (BIS) donde trabajará Restoy a partir de enero. El todavía subgobernador asumirá la presidencia del Financial Stablity Institute (FSI), organismo dependiente del BIS y establecido en la misma ciudad que da nombre a la principal institución mundial de supervisión bancaria. La huida, en el más estricto de los sentidos, es justificada en medios bancarios donde Restoy goza de una exquisita reputación pero lo cierto es que su marcha deja un vacío que no hace sino inflamar la crisis larvada en el Banco de España y que también se empieza a barruntar en otros organismos reguladores.

La CNMV se encuentra igualmente en el ojo del huracán, afectada por la agonía de los mandatos de su cúpula ejecutiva y sin mayores expectativas de relevo si Rajoy no consigue llegar a un acuerdo de investidura este próximo mes de agosto. Los cargos de Elvira Rodríguez y de su vicepresidenta, Lourdes Centeno, vencen a primeros de octubre y no pueden ser ampliados ni prorrogados sin una disposición ministerial explícita, lo que abre un panorama ciertamente desolador. Demasiadas vacantes y todas al mismo tiempo, lo que dará lugar a un movimiento generalizado de tierras en las dos instituciones más importantes del mercado financiero y bursátil en nuestro país.

De un tiempo a esta parte, el Banco de España y la CNMV, más el primero que la segunda, han representado dos cromos intercambiables en las negociaciones vinculadas con la formación de Gobierno. La confrontación política no parece en estos momentos que deje muchos resquicios para un acuerdo sencillo pero no es menos cierto que la disposición de un buen dulce puede ayudar también a juntar meriendas entre los llamados partidos constitucionalistas en el Parlamento de la nación. Entre el PP y el PSOE o, como piensan algunos, entre el PP y Ciudadanos. El que más pronto se acerque a la mesa puede llevarse la mejor ración. Al final Restoy puede hacerle un gran favor a Rajoy y de paso otro no menos bueno a su amiga Elvira Rodríguez.

En periodos de tribulación se suponía que era mejor no hacer mudanza. Pero eso debía de ser antes de que Rajoy anunciara a los cuatro vientos que no subirá al cadalso de una investidura parlamentaria para que le corten la cabeza en la plaza pública. Si el presidente en funciones se da mus tras dos elecciones generales nada puede impedir que aguas abajo del Gobierno otras instituciones de la vida política española queden también a la intemperie hasta nueva orden. Eso es, ni más ni menos, lo que va a ocurrir en el Banco de España y también en la Comisión de Valores a poco que los grandes grupos parlamentarios sigan empecinados en demostrar sus incapacidades para hacer del nuestro un país gobernable.

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