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Cataluña cocina su propio fiasco tipo Chamartín a fuego lento y en Sant Adrià
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La confluencia Colau-ICV amenaza la gran operación inmobiliaria del litoral barcelonés

Cataluña cocina su propio fiasco tipo Chamartín a fuego lento y en Sant Adrià

Banco Santander y Endesa tienen unos terrenos en Sant Adrià que quieren vender para que se haga en ellos la última gran promoción de vivienda en el área de Barcelona junto al mar

Foto: Situación de los terrenos de Sant Adrià.
Situación de los terrenos de Sant Adrià.

Sant Adrià de Besòs es el municipio más pequeño del área metropolitana de Barcelona. Encajado entre Barcelona, al sur, y Badalona, al norte, apenas cuenta con una franja de litoral en donde Banco Santander y Endesa poseen unos terrenos que quieren vender para que se haga la última gran promoción de vivienda en el área de Barcelona. La continuidad de lo que fueron en su día la Villa Olímpica o Diagonal Mar. Pero el giro de izquierdas en el Ayuntamiento de Sant Adrià y el nuevo tono político que irradia Ada Colau desde la alcaldía de Barcelona llevan la operación al estancamiento, como Chamartín en Madrid con Manuela Carmena, a juicio de fuentes del sector inmobiliario. Lo mismo, pero a cámara lenta.

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Los peligros para la operación son dos y se cocinan a fuego lento. El primero es un proceso participativo en el que se ha dado voz y voto a los vecinos para ver qué destino se otorga a la antigua térmica del Besòs, más conocida como Las Tres Chimeneas, propiedad de Endesa, y los terrenos adjuntos. Este proceso de consulta a la ciudadanía acabó en Semana Santa e implicará una revisión del planeamiento urbanístico de resultado incierto para los posibles inversores. Y, sobre todo, alargará la tramitación de un proceso urbanístico ya de por sí dilatado en el tiempo, puesto que se arrastra desde el año 2007.

Además, como el nuevo alcalde está en minoría, el socialista Joan Callau ha precisado el apoyo de ICV para gobernar en Sant Adrià, en línea con el derrumbe del PSC en todo el área metropolitana. Pero, además, los terrenos no se limitan al término municipal de Sant Adrià. Ocupan parcialmente Badalona, al norte, y Barcelona, al sur. En Badalona gobierna un cuatripartito que desplazó al PP y en el que PSC e ICV han pactado con los podemistas y ERC. Con su apoyo y el de Colau y con el proyecto de un paseo marítimo que conecte Poblenou, en Barcelona, con las playas badaloninas, el conjunto del proyecto residencial peligra. Todo apunta a una alianza de izquierdas para frenar la recalificación urbanística para los propietarios de terrenos y aumentar la cantidad de zona verde, tal y como quieren los vecinos que han participado en la consulta impulsada por el municipio.

En enero, incluso hubo una cumbre entre Ada Colau, Joan Callau y la alcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, y ya se habló de recuperar ese espacio para la memoria industrial catalana.

En el nuevo entorno político de la era Colau, los vecinos de Sant Adrià han ganado peso. Y los vecinos están en contra de hacer un proyecto residencial

La plataforma 3xemeneies está en contra de que se hagan viviendas. Como explica José Luis Muñoz, el secretario de este colectivo, “los vecinos estamos absolutamente en contra del proyecto de hacer pisos y de que se recalifique a favor de Endesa. Lo que queremos es que se convierta la zona en un polo de atracción empresarial que genere empleo y riqueza”. Y con el nuevo poder municipal, esta opinión ha ganado mucho peso político.

Los propietarios mueven pieza

Pero no son los únicos que mueven pieza. Endesa y el Santander desean que la nueva calificación urbanística no dependa tanto del Ayuntamiento de Sant Adrià sino de la Generalitat, dado el carácter supramunicipal del proyecto. Con lo cual la recalificación caería en manos del 'conseller' de Territori i Sostenibilidad, Josep Rull, de CDC. Pero el Gobierno catalán está tan débil y en manos de una cuestión de confianza en septiembre de Carles Puigdemont que todo el proyecto cuelga de un hilo.

Fuentes cercanas al Ayuntamiento de Sant Adrià aseguran que los inversores privados siguen interesados. Los terrenos continúan a la venta por un precio de 150 millones. Pero otras fuentes del sector inmobiliario aseguran que con el nuevo entorno político, el proyecto parece cada vez más complicado para una inversión de ese volumen.

Cuídate de los regalos de los griegos

Desde la historia del caballo de Troya triunfó la frase “cuídate de los regalos de los griegos”. Algo así ha pasado en Sant Adrià, en donde Endesa ha ofrecido al Ayuntamiento las instalaciones de la térmica de las Tres Chimeneas. Pero el consistorio no ha aceptado “el regalo de los griegos”. Para empezar, porque no incluía los terrenos susceptibles de ser urbanizados en una operación multimillonaria. Y para acabar, porque aceptar el regalo de la térmica implicaría asumir su mantenimiento: más de 400.000 euros anuales.

Se da la circunstancia de que la continuidad de la térmica es uno de los problemas pendientes. Los vecinos quieren que la instalación siga tal como está, alegando que Las Tres Chimeneas son parte del “sky line” de Sant Adrià, aunque para un observador imparcial, el edificio como tal resulta bastante horroroso. Pero tanto las asociaciones vecinales como el Ayuntamiento pretenden que Endesa mantenga esa instalación industrial y asuma los costes. En cambio, Endesa quiere derribar térmica y aumentar el suelo disponible para urbanizar. Algo que cada vez parece más difícil.

Sant Adrià de Besòs es el municipio más pequeño del área metropolitana de Barcelona. Encajado entre Barcelona, al sur, y Badalona, al norte, apenas cuenta con una franja de litoral en donde Banco Santander y Endesa poseen unos terrenos que quieren vender para que se haga la última gran promoción de vivienda en el área de Barcelona. La continuidad de lo que fueron en su día la Villa Olímpica o Diagonal Mar. Pero el giro de izquierdas en el Ayuntamiento de Sant Adrià y el nuevo tono político que irradia Ada Colau desde la alcaldía de Barcelona llevan la operación al estancamiento, como Chamartín en Madrid con Manuela Carmena, a juicio de fuentes del sector inmobiliario. Lo mismo, pero a cámara lenta.

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