Estupor en el Banco Santander por la irrupción de la Guardia Civil en Boadilla

"Nadie sabía nada". Fuentes cercanas al Banco Santander resumen con este lacónico mensaje la absoluta perplejidad que se sintió en la entidad cuando, a primera hora de la mañana de este viernes, la Guardia Civil irrumpió en la sede de Boadilla del Monte (Madrid). No es el comienzo de día soñado, y mucho menos en una entidad como la presidida por Ana Botín, el mayor banco español, con un valor bursátil de 58.500 millones de euros y un balance de 1,3 billones de euros.

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Los agentes se presentaron con un requerimiento de información. Buscaban eso, información, pero no una cualquiera, sino información que pueda estar relacionada con el blanqueo de dinero en el banco HSBC dentro del marco de investigación que envuelve a la lista Falciani. Si el banco colaboraba, no habría problema; si no, el requerimiento se elevaría a la categoría de registro. La orden venía del juez José de la Mata, titular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional.

No hubo problema. El banco atendió las peticiones de las autoridades. "Se ha recibido una petición de información sobre movimientos de determinadas cuentas entre entidades, a la que el banco está atendiendo, suministrando todos los datos disponibles", expuso el Santander en un comunicado remitido poco antes de las 13:00. "El banco está prestando y prestará en todo momento toda la colaboración requerida por las autoridades", añadía el texto.

Sin avisar

Esas mismas fuentes ponen el acento en esta cuestión para subrayar el estupor provocado por la situación vivida este viernes. "No se había recibido ninguna petición por anticipado. Cuando en otros momentos se han producido peticiones vinculadas con HSBC, el blanqueo de capitales o la lista Falciani, siempre se han atendido. No ha habido ninguna petición sin responder", afirman para enfatizar la sorpresa causada por una actuación de esa envergadura.

Otras fuentes, esta vez próximas a la investigación, confirmaban que el banco no había recibido ningún aviso o petición previa. Esas mismas fuentes reconocen que lo que estaban buscando eran operaciones vinculadas con el blanqueo de dinero procedente de HSBC y si el Santander ha podido colaborar de algún modo.

Lo más llamativo fue, sin embargo, el procedimiento, puesto que los jueces solo suelen actuar así, sin mediar aviso o petición, cuando temen que se puedan destruir pruebas u obstaculizar la investigación en caso contrario. Pero tanto esta cuestión como el objeto preciso de la presencia de los agentes de la Guardia Civil en el Santander, cuando en principio la investigación del Juzgado número 5 era sobre HSBC, seguirán siendo una incógnita hasta que el juez De la Mata no levante el secreto del sumario.

La presencia de la Guardia Civil en la sede del Santander pasó inadvertida para los inversores. La cotización de sus acciones se mantuvo en torno a los 4,20 euros a los que había cerrado el jueves hasta las 14.30. En ese momento, y como ocurrió con todo el mercado, sus títulos empezaron a caer con fuerza tras conocer el decepcionante dato de creación de empleo en Estados Unidos. Cerraron con un descenso del 3,6%, hasta los 4,05 euros.