Abengoa se asoma a la quiebra al aflorar los acreedores otro agujero de 1.000 millones
El análisis interno de sus cuentas revela que la situación de la empresa andaluza es peor de lo esperada, ya que el valor de los activos no es suficiente para recibir la inyección de dinero
Cuando todo parecía resuelto para Abengoa, tras conseguir el apoyo de más del 75% de los acreedores a su plan de rescate, el descubrimiento de un nuevo agujero en las cuentas del grupo de ingeniería pone en grave riesgo su futuro inmediato. Según distintas fuentes, la 'due dilligence' realizada por los acreedores ha confirmado que el valor de los activos que la compañía ofrece como garantía a cambio de la inyección de liquidez de hasta 1.800 millones es inferior al que Alvarez & Marsal y KPMG, asesores de la empresa y de la banca, habían estimado inicialmente. La diferencia oscila en cerca de 1.000 millones, lo que hace muy difícil el cobro de la nueva deuda, puesto que Abengoa no generaría la caja suficiente para pagar en el plazo acordado.
La banca y los bonistas están a punto de finalizar el estudio pormenorizado de las cuentas internas de Abengoa, análisis esencial para aprobar la concesión de un préstamo de entre 1.500 y 1.800 millones por un plazo máximo de cinco años, cláusula primera y fundamental del acuerdo de reestructuración. Una cifra a la que habría que añadir avales por 800 millones. En total, unos 2.500 millones de media. Y el resultado provisional de la tomografía computorizada o TAC financiero ha sido que las cifras que la compañía les había dado para salir del preconcurso de acreedores no coinciden con el diagnóstico.
Según distintas fuentes de los bancos acreedores, la situación de Abengoa es más delicada de lo que habían estimado inicialmente en función de la información transmitida por la propia compañía para firmar el acuerdo de refinanciación el pasado 10 de marzo. En este sentido, explican que el valor de los activos es muy inferior al calculado, especialmente tras romper el contrato con Pemex para desarrollar una planta de cogeneración en México por cerca de 950 millones de dólares. Al descubrir que la salud de la multinacional sevillana esta más deteriorada, los bonistas y las entidades financieras han pedido una semana más para revisar los números. Un periodo de tiempo que finaliza este viernes, pese a que la conclusión la tienen bastante clara.
Estos cerca de 1.000 millones de desfase entre el valor asignado por Alvarez & Marsal, asesor de la compañía, y KPMG, de los bancos, son un escollo difícil de asumir. Según las mismas fuentes, lo que estaría en grave riesgo sería poder cobrar la liquidez de 1.800 millones, ya que la empresa no genera los suficientes ingresos para devolver una cantidad tal en cinco años. Por tanto, no es que estuviera en juego el abono de los intereses, que serán altos dada la ingente cantidad de dinero, sino el devengo del principal del préstamo, lo cual deja completamente en el aire la asistencia financiera.
La pelea está en la tasación de los proyectos EPC (Engineering, Procurement and Construction) o llave en mano. Abengoa sostiene que a futuro pueden tener mucho valor, pero los acreedores tienen serias dudas tras las experiencias de Isolux y Azvi, ambas en situación de alto riesgo.
El valor de los activos es muy inferior al calculado, especialmente tras romper el contrato con Pemex para desarrollar una planta de cogeneración
Hasta la fecha, de los 1.500-1.800 millones iniciales, los bonistas se habían comprometido a aportar 1.000 millones. El resto correría a cargo de la banca, que tendría un derecho preferente para participar en esta línea de liquidez. En caso de no ejercerla, la suscripción de este préstamo sindicado se abriría a fondos de capital riesgo y 'hedge funds' especializados en entrar en compañías en situación de riesgo, como KKR, Blackstone, Cerberus, Apollo, Centerbridge, The Children Investment (TCI) u Oaktree.
Esta financiación daría derecho a los prestamistas a recibir un 55% del capital social de Abengoa, que además les aseguraría una protección mayor puesto que la nueva deuda tendría un rango superior a la antigua. También estaría garantizada por determinados activos, como las acciones no pignoradas o hipotecadas de Atlántica Yield, la filial estadounidense cotizada actualmente en el Nasdaq americano. Sin este dinero, el resto de los puntos del acuerdo no tendrían valor, puesto que la empresa necesita liquidez urgente para pagar las nóminas, a los proveedores y continuar con sus operaciones ordinarias de construcción de proyectos. La empresa ya ha recibido demandas de impago por 650 millones, como adelantó El Confidencial a finales de febrero.
Junto a esa inyección de capital, Abengoa y los acreedores pactaron una quita del 70% del valor de la deuda corporativa, que ascendía a unos 9.000 millones, capitalización del pasivo que les daría derecho a recibir el 35% del capital de la nueva Abengoa. El importe de la ampliación que se reservaría a quienes aportasen los 800 millones de euros de avales que se solicitan sería del 5% del nuevo capital.
La junta, en el aire
El consejo de administración de Abengoa se reunirá en breve para analizar la nueva situación y adoptar las medidas necesarias. Antonio Fornieles, el presidente que sustituyó a José Domínguez Abascal el pasado 1 de marzo, quería cerrar el acuerdo para convocar la junta general de accionistas con el plan de rescate atado. La reunión con los titulares de las acciones debe ser convocada en un máximo de tres semanas, porque la junta debe celebrarse por obligación legal como muy tarde el 30 de junio y el orden del día debe ser conocido con al menos un mes de antelación.
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla aceptó el pasado 6 de abril homologar el acuerdo de refinanciación presentado por Abengoa, autorización clave con el fin de obtener la prórroga solicitada para ampliar hasta el 28 de octubre el plazo para presentar toda la documentación y adhesiones a su plan y así evitar el concurso de acreedores. Pero se desconoce qué reacción puede tener el juez si el acuerdo se rompe porque la primera condición, la de la aportación del dinero nuevo, no se cumple tras el descubrimiento de que las garantías son insuficientes a las comunicadas cuando se le presentó el pacto.
Cuando todo parecía resuelto para Abengoa, tras conseguir el apoyo de más del 75% de los acreedores a su plan de rescate, el descubrimiento de un nuevo agujero en las cuentas del grupo de ingeniería pone en grave riesgo su futuro inmediato. Según distintas fuentes, la 'due dilligence' realizada por los acreedores ha confirmado que el valor de los activos que la compañía ofrece como garantía a cambio de la inyección de liquidez de hasta 1.800 millones es inferior al que Alvarez & Marsal y KPMG, asesores de la empresa y de la banca, habían estimado inicialmente. La diferencia oscila en cerca de 1.000 millones, lo que hace muy difícil el cobro de la nueva deuda, puesto que Abengoa no generaría la caja suficiente para pagar en el plazo acordado.