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Renfe e Ineco discuten el finiquito del cuarto CEO que se baja del AVE a La Meca
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SANTIAGO RUIZ DIMITIÓ HACE MÁS DE UN MES

Renfe e Ineco discuten el finiquito del cuarto CEO que se baja del AVE a La Meca

Santiago Ruiz fue nombrado primer ejecutivo del AVE a La Meca a instancias de la ministra de Fomento, Ana Pastor, pero no ha durado en el cargo ni un año y medio

Foto: Santiago Ruiz.
Santiago Ruiz.

Harto ya de estar harto. Santiago Ruiz, consejero delegado del consorcio Al Shoula que desarrolla el AVE a La Meca, presentó hace más de un mes su dimisión irrevocable de un cargo al que llegó con el respaldo explícito de la ministra de Fomento, Ana Pastor, y en el que no ha durado ni año y medio. Es el cuarto CEO que se baja del tren y su salida pone de manifiesto las enormes dificultades de gobernanza que caracterizan las relaciones entre las 12 empresas encargadas de levantar el pabellón de la 'marca España' en tierras árabes.

El primer presidente y responsable operativo del AVE a La Meca fue Manuel Banegas, director de Operaciones de Ineco en la última etapa de Zapatero. La llegada del PP al Gobierno tras las elecciones de 2011 propiciaron el relevo del dirigente socialista y el nombramiento de Pablo Vázquez como máximo representante institucional del consorcio. El hoy titular de Renfe ejercía el puesto en calidad del cargo que tenía entonces como presidente de Ineco pero la plena dedicación que exigía el proyecto obligó a nombrar un consejero delegado que se encargase de mantener una relación directa con el cliente.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, asumió un protagonismo directo en la coordinación interna del consorcio y propició la designación de un primer ejecutivo como ‘maquinista’ del llamado tren de los peregrinos. La responsabilidad recayó en Fernando Gutiérrez de Vera, un ilustre veterano en el sector de infraestructuras con experiencia probada en grandes contratos internacionales de construcción y concesiones. El flamante ejecutivo comprobó rápidamente los malabarismos que implicaba su nueva función y tiró la toalla a los seis meses de llegar al consorcio.

Las negociaciones con Ruiz para determinar su indemnización son coordinadas desde hace varias semanas a través del bufete británico Herbert Smith

Fernando Gutiérrez de Vera fue sustituido a finales de 2012 por Rafael Valero, otro experto del sector, que había trabajado en Dragados y Tecsa, entre otras compañías constructoras. El tercer consejero delegado acumuló mayores problemas que su antecesor y no terminó de entenderse con los responsables del cliente árabe, la Saudi Railway Organization (SRO), lo que motivó su cese al cabo de dos años. Fue entonces, en noviembre de 2014, cuando de nuevo Ana Pastor tomó cartas en el asunto para cerrar filas en torno a la designación de Santiago Ruiz como el supuesto ‘mirlo blanco’ del AVE a La Meca.

Ruiz se incorporó al consorcio Al Shoula con todas las bendiciones institucionales y el mérito reconocido de una tarjeta de visita que entre otras referencias incluía su liderazgo como responsable del Metro de Riad en su anterior etapa en FCC. En realidad, Ruiz no salió del todo bien de la constructora controlada actualmente por Carlos Slim pero eso nunca ha representado mayor inconveniente para el desempeño de su cargo en el AVE a La Meca. El problema ha sido el mismo que han padecido sus antecesores y que se resume en la imposibilidad de lidiar con el conflicto permanente de intereses entre los distintos miembros del consorcio.

La pérdida de peso político del Gobierno en funciones motivó que la batalla interna aflorase a principios de año cuando OHL tensó la cuerda y criticó públicamente los problemas de gestión del grupo contratista en una clara alusión a la tarea del consejero delegado. Para contrarrestar el enfrentamiento entre los socios públicos y privados se decidió una nueva estructura de gobierno corporativo a través de comisiones de trabajo que claramente cercenaban la autoridad del primer ejecutivo. Un argumento exquisito que Santiago Ruiz no ha desaprovechado para poner su dimisión irrevocable sobre la mesa de Pablo Vázquez en lo que algunos interpretan también como un desaire para la propia ministra Ana Pastor.

Sea como fuere, el consorcio Al Shoula vuelve a quedarse huérfano de una dirección ejecutiva cuando todavía no ha transcurrido ni año y medio desde la designación por todo lo alto de Santiago Ruiz. El consejero delegado lleva semanas esperando que se resuelvan los flecos de la indemnización que reclama y si no ha cedido formalmente los trastos todavía es por las diferencias que Renfe e Ineco mantienen acerca del importe a pagar y la forma de sufragar el coste que todo ello acarrea. La responsabilidad sobre el control de la gestión es tarea que compete a las empresas estatales y de ahí también el foco de conflicto que ha surgido entre las dos entidades dependientes del Ministerio de Fomento.

El primer ejecutivo había sido desautorizado hace meses cuando el consorcio Al Shoula decidió funcionar a través de comisiones delegadas del consejo

Para evitar malos entendidos y cerrar de la forma más amistosa posible esta nueva crisis interna, el consejo de administración ha puesto el caso en manos del despacho de abogados Herbert Smith, que actúa como representante legal y secretario del consejo del máximo órgano de gobierno del AVE a La Meca. Los contactos con Ruiz están siendo ultimados estos días a través de Miguel Riaño, socio del citado bufete multinacional de origen británico. La salida se hará efectiva en los próximos días si no se tuercen las negociaciones, pero lo que está claro es que nadie, y menos la ministra en funciones, apuesta ahora por buscar otro relevo para un cargo que ha resultado maldito desde el mismo momento de su creación.

Harto ya de estar harto. Santiago Ruiz, consejero delegado del consorcio Al Shoula que desarrolla el AVE a La Meca, presentó hace más de un mes su dimisión irrevocable de un cargo al que llegó con el respaldo explícito de la ministra de Fomento, Ana Pastor, y en el que no ha durado ni año y medio. Es el cuarto CEO que se baja del tren y su salida pone de manifiesto las enormes dificultades de gobernanza que caracterizan las relaciones entre las 12 empresas encargadas de levantar el pabellón de la 'marca España' en tierras árabes.

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