Banco Popular cierra la compra de las tarjetas de Barclays por 300 millones

El Banco Popular da un paso muy importante para consolidarse como uno de los principales jugadores en el negocio de tarjetas. Según fuentes conocedoras, ha cerrado definitivamente la adquisición de esta unidad de Barclays en España y Portugal tras imponerse en la subasta, como adelantó El Confidencial. Esta misma mañana lo comunicará al mercado mediante un hecho relevante. El precio de la operación rondará los 300 millones, aunque puede fluctuar en función de una serie de ratios, básicamente del consumo de capital que suponga para la entidad que preside Ángel Ron.

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El negocio de tarjetas de Barclays cuenta con 750.000 clientes (450.000 en Portugal y 300.000 en España) y tiene una cuota de mercado del 6% en España y del 20% en Portugal, la verdadera joya de la corona. En la puja también han participado otras entidades españolas como Bankinter, Santander, Caixabank o EVO, pero la oferta del Popular ha sido la mejor.

La entidad madrileña ejecutará la compra a través de su filial Bancopopular-e, creada mediante la fusión del negocio de tarjetas del propio Popular y el adquirido a Citi, y en la que posteriormente dio entrada al fondo Värde Partners en agosto de 2014 con el 51%, en una venta que le reportó plusvalías de 400 millones. Con la operación de Barclays, el volumen de crédito de esta unidad alcanzará los 1.200 millones y podrá conseguir importantes sinergias que impulsen su beneficio. El año pasado, esta unidad tuvo un beneficio de 45 millones, con una rentabilidad (ROTE) del 28%, infinitamente más alta que la del negocio básico bancario en España.

Esta operación se enmarca dentro de los movimientos que está realizando el Popular para reorganizar sus negocios y fortalecer sus resultados en un entorno de márgenes muy difícil, como ilustran hoy mismo los malos resultados de BBVA y Caixabank. Según las fuentes consultadas, el nivel de capital del Popular bajará del 10,86% al 10,57% por la adquisición. En ese contexto también se inscribe la venta de su unidad de banca privada, que se encuentra en su fase final. El objetivo último es poder mantenerse independiente en la próxima ronda de consolidación del sector bancario que todo el mundo considera inevitable.

En cuanto a Barclays, la venta de este negocio, conocido como Barclaycard, se enmarca dentro del proceso abierto por Barclays para desprenderse de activos no estratégicos -todo el negocio de banca minorista en la Península Ibérica- y que ya ha sido aprovechada por Caixabank para adquirir sus filial española, mientras que Bankinter se hizo con la portuguesa.