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Bruselas bloquea la venta de O2 y utiliza a Telefónica de escudo para frenar el Brexit
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LA OPERACIÓN SE DA POR PERDIDA

Bruselas bloquea la venta de O2 y utiliza a Telefónica de escudo para frenar el Brexit

Telefónica da por perdida la venta de O2 en el Reino Unido, porque sabe que la Comisión Europea no puede ahora dar ninguna señal que favorezca a los defensores del Brexit

Foto: Detalle de una memoria USB con el logotipo de Telefónica. (EFE)
Detalle de una memoria USB con el logotipo de Telefónica. (EFE)

La Comisión Europea dará el próximo19 de mayosu veredicto final sobre la venta deO2por parte deTelefónicaal grupo chinoHutchinson. A un mes escaso delreferéndumsobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, que se celebrará el23 de junio, nadie da un euro por una operación valorada en10.300 millones de librasy que se ha convertido en la coartada perfecta de la política de apaciguamiento que las autoridades comunitarias tratan de exhibir en sus relaciones con el Gobierno británico. El objetivo prioritario de Bruselas no es otro quesofocar los ánimos inflamados a favor del Brexit,y Telefónica sabe que lasuerte de la sentencia está echada en contra de su pretendida y multimillonaria desinversión.

Durante las últimas semanas, los organismos reguladores del Reino Unido han descargado unatromba de presionescontra los responsables de laDirección General de Competenciade la Comisión Europea, utilizando los más peregrinos argumentos para descalificar la operación. Ninguno de los llamados ‘remedies’ o concesiones asumidas por el comprador asiático para ajustar los términos del acuerdo con Telefónica a los planteamientos exigidos por Bruselas satisface los intereses británicos, porquela venta de O2 se ha convertido en uno de los desafíos que utilizan los euroescépticosdel país para demostrar la incapacidad de sus políticos a la hora de influir en todo lo que se cuece al otro lado del Canal de la Mancha.

Esta sensación de frustración que existe desde hace tiempo en Reino Unido es uno de los motivos que inspiran el Brexit, otorgando plena legitimidad a los que defienden la salida inmediata de la Unión Europea. La CE se ha propuestodesmentir, a fuerza de hechos, los efectos negativosy demostrar la querencia de la burocracia comunitaria a losdeseos convertidos en órdenes que llegan del Reino Unido. La estrategia de colaboración exige renovados gestos de amistad, y si Londres ha decidido echar por tierra la venta de O2, no será Bruselas quien le lleve la contraria.Jean-Claude Junckeractúa en este sentido como hizo el condestable francésBertrand du Guesclinen la guerra de Castilla, que ni quita ni pone rey, pero ayuda a su señor, que en este caso no es otro queDavid Cameron.

Telefónica sabe que en este momento no tiene nada que hacer y que la fuerza del imperio se trasladará al ámbito de decisión que encarna la comisaria danesaMargrete Vestager,última encargada de bajar el pulgarcomo máxima y supuesta defensora de la ‘sagrada competencia’ en Europa. Los burócratas comunitarios llevan días afilando el lápiz para reivindicar la escasa conveniencia de la operación con argumentos totalmente dispares a los que empleó en enero laAutoridad de los Mercados y la Competencia del Reino Unido(CMA por sus siglas en inglés) para dar luz verde a la compra deEverything Everywhere (EE)porBritish Telecom (BT).

Cameron se niega a aceptar que una empresa de Hong Kong, antigua colonia británica, pueda convertirse en el gran rival de BT dentro del Reino Unido

En materia de regulación y competencia, está visto que nada es verdad ni es mentira, sino que todo es del color del cristal con que se mira, y a Telefónica se le ha puesto muy negro su pacto con el magnateLi Ka-Shing, dueño de Hutchison Whampoa y procedente, para más inri, de la antigua colonia británica deHong Kong. El inversor asiático opera en el mercado de telecomunicaciones del Reino Unido con la marcaThree, cuarto operador de telefonía móvil que pretendía encaramarse, hasta ahí podíamos llegar, a una posición de liderazgo con la adquisición de O2. El paraíso de la economía libre de mercado ha quedado supeditado una vez más a los intereses nacionalistas, que todavía siguen imperando en gran parte de las decisiones estratégicas de la Vieja Europa, incluidas las propias Islas Británicas.

Para Telefónica, la única solución es poner en marcha elplan B, orientado al saneamiento del balance mediante una importantereducción de deudaque la agencia de 'rating'Moody's cifraba en 15.000 millones de eurosdurante los dos próximos años. La colocación de O2 se antojaba como el factor clave de un desapalancamiento que es fundamental para asegurar un dividendo sostenible en el tiempo. Los analistas internacionales estiman que la operadorano pondrá en riesgo la retribución a los accionistas por nada del mundo,pero temen que pueda recortar el pago en efectivo apoyando más el reparto en acciones dentro de lo que se conoce como ‘scrip dividend’ o dividendo flexible.

Telefónica pone en marcha un plan B para salvar el dividendo, aunque a lo peor necesita pagar con más acciones y reducir la parte de retribución en efectivo

En paralelo, la compañía que preside desde hace 15 díasJosé María Álvarez-Palleteestá preparando su ‘mercadillo’ particular de primaveraen busca de compradores que puedan generar ingresos con la adquisición de otros activos. El primero y más importante es la flamante filial de infraestructurasTelxius, creada con vistas a su colocación en bolsa y que ahora está siendo convenientemente cebada a fin de aumentar el peso de una oferta pública prevista para el mes de junio. La valoración de la compañía podría alcanzar los 8.000 millones de euros, a tenor de la acumulación de activos puestos en almoneda, que incluyen torres de telefonía móvil, cables submarinos, centros de datos y 'call centers'. Telefónica se propone vender hasta un 40% de Telxius, lo que podría generar unos ingresos superiores incluso a los3.000 millones de euros para lasarcas de la empresa.

Otras iniciativasque están ahora en estudio incluyen también la venta de la participación del2,5%que todavía mantiene enChina Unicomo la del0,7%que posee enBBVA, aparte de la emisión de convertibles que puedan reforzar su balance para los próximos ejercicios. Todo ello sin descartar la búsqueda de algúnotro mirlo blanco para O2que, comoSkyoLiberty, disponga de un pasaporte más adecuado a los intereses del Gobierno que preside Cameron. El Brexit supone unenorme reto para el proyecto de integración europea, pero los dirigentes británicos han aprovechado la amenaza para librar una batalla psicológica con sus socios comunitarios que, al margen del resultado del referéndum, está produciendo interesantes réditos políticos en el Reino Unido.

La Comisión Europea dará el próximo19 de mayosu veredicto final sobre la venta deO2por parte deTelefónicaal grupo chinoHutchinson. A un mes escaso delreferéndumsobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, que se celebrará el23 de junio, nadie da un euro por una operación valorada en10.300 millones de librasy que se ha convertido en la coartada perfecta de la política de apaciguamiento que las autoridades comunitarias tratan de exhibir en sus relaciones con el Gobierno británico. El objetivo prioritario de Bruselas no es otro quesofocar los ánimos inflamados a favor del Brexit,y Telefónica sabe que lasuerte de la sentencia está echada en contra de su pretendida y multimillonaria desinversión.

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