Carmena se reúne con el jefe de Operación Chamartín a días de resolver el proyecto

Discreta, pero no secreta. Así fue la reunión que mantuvo la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, con el presidente de Distrito Castellana Norte (DCN), Antonio Béjar, el pasado jueves. Una cita celebrada justo después de que la promotora controlada por BBVA abriera otra crisis como la de Wanda, al negarse a acudir a las mesas creadas por la Concejalía de Urbanismo para rehacer el proyecto y al emplazar al consistorio a darle una respuesta, ya sea a favor o en contra del desarrollo, como administrativamente debería haber hecho el pasado verano.

[Lea aquí: Carmena asume el Plan Chamartín del PSOE para allanar su entrada en el Gobierno]

Con estas espadas en alto, lo lógico sería pensar que la alcaldesa hubiera dado algún tipo de respuesta concreta a Béjar, o, al menos, un plazo máximo para decidir qué hacer con Chamartín, pero el encuentro se limitó a buenas palabras sin compromiso alguno. De hecho, la alcaldesa, que estuvo acompañada en la reunión por el concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo, se limitó a emplazar a DCN a la cuarta reunión de las mesas, que se celebrará este viernes y en la que se presentarán las conclusiones.

Este fallo debería empezar a despejar fantasmas y a poner negro sobre blanco si esta operación tiene o no futuro. El problema de fondo es que el horizonte no depende solo de la voluntad del ayuntamiento de seguir adelante con el proyecto, sino de que el promotor acepte los cambios, ya que es DCN quien afrontará el grueso de los 6.000 millones de inversión previstos, y también den sus bendiciones la Comunidad de Madrid, ya que tiene la última palabra sobre las infraestructuras, y el Ministerio de Fomento, porque Adif es el propietario del grueso de los terrenos.

Fuentes de la Concejalía de Urbanismo aseguran que estas conclusiones se cruzarán con el trabajo que están realizando en paralelo los propios técnicos del consistorio y, sobre esa base, será Calvo quien presente una propuesta definitiva que podrá incluir, o no, las conclusiones de estos cinco meses de trabajo. Aunque, inicialmente, estaba previsto que este trabajo hubiera concluido en febrero, se ha terminado retrasando hasta abril, lo que supone haber dilatado un proyecto que tiene como fecha de caducidad el próximo 31 de diciembre.

Crisis mayor que Wanda

Tras 23 años esperando, BBVA, principal accionista de DCN, firmó con el ejecutivo de Ana Botella una prórroga hasta finales de 2016. Si llegada esa fecha continúa sin tener todas las bendiciones, la entidad ha advertido que se retirará definitivamente y dejará a Madrid con tres millones de metros cuadrados de suelo sin desarrollar. De hecho, la promotora ya ha ido dejando notar el aumento de la tensión con su plante del mes pasado a la tercera mesa y se prevé que mantenga la misma postura este viernes.

La incapacidad de llegar a un acuerdo, o la espantada por parte de la promotora al estilo Wanda, abriría en el ayuntamiento una crisis mayor a la protagonizada por el empresario chino, ya que las cifras que se manejan en este desarrollo son muy superiores a las del Edificio España. En total, DCN prevé invertir casi 5.000 millones en nuevas infraestructuras y en edificación, con la vista puesta en levantar hasta 16.000 viviendas dentro de un proyecto que promete reportar a las arcas públicas 3.363 millones. A cambio, la Administración deberán invertir 1.200 millones en convertir 1,5 millones de metros cuadrados en equipamientos sociales, servicios urbanos y zonas verdes.

Desde el consistorio siempre se ha defendido que, si este proyecto lleva dos décadas atascado, no puede exigírsele al nuevo equipo de Ahora Madrid que tome una decisión inmediata, y ha dejado ver su preferencia por que esta se tome cuando ya se sepa quién será el próximo ministro de Fomento, ya que Adif es un pilar de este desarrollo. De hecho, desde Urbanismo siguen sin aclarar cuándo presentará Calvo su propuesta, a pesar de que este viernes se conocerán ya las conclusiones de las mesas y de que los equipos técnicos llevan meses trabajando en posibles mejoras.

Entre los cambios que se han debatido, hay algunos puramente técnicos y que, según explican fuentes conocedoras, podrían llegar a consensuarse con DCN, en temas de movilidad, costes reales o desarrollo en fases; mientras que otros, como la reducción de la edificabilidad, podrían suponer la defunción definitiva del proyecto, ya que la inversión prevista está ligada a este ratio y, cuanto más se recorte, menos inversión habrá y, por tanto, menos dinero percibirá Adif y menos infraestructuras serán financiadas con este proyecto. Por eso, para que haya una modificación de este tipo, se requiere no solo el visto bueno del consistorio, sino también de comunidad y Fomento.

A los problemas para cuadrar este puzle se suma el derivado de la situación política nacional, que está llevando a todas las formaciones a actuar muchas veces pensando más en Moncloa que en sus propias administraciones. En este juego de equilibrios, tiene un papel fundamental el PSOE, que respalda a Ahora Madrid en el Palacio de Cibeles, y con quien están manteniendo encuentros diferentes partes afectadas, como las asociaciones de vecinos, que este mismo lunes se reunieron con Mercedes González, portavoz socialista de la Comisión Permanente Ordinaria de Desarrollo Urbano Sostenible, y con la edil socialista Carlota Merchán para conocer su posicionamiento.