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El lehendakari y la banca rescatan al antivirus de Panda y su consejo de notables
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refinancia la deuda y aplaza EL pago de impuestos

El lehendakari y la banca rescatan al antivirus de Panda y su consejo de notables

La compañía de 'software' informático ha conseguido que los acreedores le refinancien su deuda gracias a un trato muy favorable por parte del Gobierno Vasco

Foto: El lehendakari, Iñigo Urkullu, durante un acto el pasado día 16. (EFE)
El lehendakari, Iñigo Urkullu, durante un acto el pasado día 16. (EFE)

Panda Security, la empresa de seguridad informática, tiene un virus de difícil solución: la indigestión financiera. Según indican fuentes próximas a la empresa, propiedad de los fondos Gala Capital Partners e InvesIndustrial, la compañía con sede en Bilbao no ha podido cumplir con sus obligaciones crediticias, por lo que ha tenido que pedir de nuevo ayuda a la banca. Los acreedores le han dado otra oportunidad gracias a que el Gobierno Vasco ha ejercido como avalista para evitar que los accionistas, con un consejo de notables, fueran ejecutados.

La empresa, que en 2006 fue comprada por las firmas de capital riesgo dirigidas por Jaime Bergel Sainz de Baranda y la familia Bonomi, consiguió que los bancos le refinanciaran su deuda de 30 millones ante la incapacidad de hacer frente a los préstamos que le expiraban en 2015. La mayoría de los acreedores dieron su visto bueno, si bien Panda Security tuvo que recurrir a la homologación jurídica para sacar adelante el acuerdo por la negativa de algunas entidades a firmar la novación. Es decir, que con el apoyo del 75% de los acreedores, la extensión de los vencimientos fuera obligatoria para toda la banca.

El grupo vasco pidió árnica tras varios años consecutivos de pérdidas. Pese a que Panda Security había conseguido mejorar los flujos de caja, la compañía no podía atender a vencimientos de deuda de 10,97 millones que tenían como límite el pasado ejercicio. Los bancos, ante el temor a quedarse con la empresa en su balance, accedieron a negociar una revisión de las condiciones de los créditos, pero siempre y cuando el Gobierno Vasco avalase el riesgo. El ejecutivo de Iñigo Urkullu aceptó poner el dinero de la Hacienda Foral en favor de la sociedad para que le sirviese de garantía de los tramos B y C del paquete de financiación sindicada.

El lehendakari amplió el aval hasta el 25 de abril de 2017, si bien redujo la cantidad otorgada desde los nueve hasta los cuatro millones de euros

El lehendakari dio el visto bueno y amplió el aval hasta el 25 de abril de 2017, si bien redujo la cantidad otorgada desde los nueve hasta los cuatro millones de euros. “La renegociación del mencionado aval era condición necesaria para la efectividad del acuerdo de novación del préstamo”, asegura la propia Panda Security. Con el respaldo del Gobierno del PNV, la banca firmó la reestructuración de la deuda de 30 millones, con nuevos plazos que expiran entre el próximo año y 2021, una reducción de los diferenciales (0,75% en el Tramo A y del 1,50% en los B y C), así como la revisión de las cláusulas de cumplimiento o covenants.

Hasta el momento, la compañía pagaba diferenciales que oscilaban entre el el 4 y el 4,34%, lo que le hacía imposible cumplir con sus obligaciones financieras más ordinarias, incluidas el pago del IVA y las retenciones del trabajo a la Diputación Foral de Vizcaya. Porque, además del aval, Panda Security pidió también el aplazamiento al Gobierno Vasco de impuestos por hasta 5,8 millones de euros. Las autoridades locales le dieron el visto para que la sociedad pudiera hacer frente a estos pagos hasta diciembre de 2018 a cambio de abonar un tipo de interés del 3,7%.

Mucho talento y nuevo CEO

Además de la deuda bancaria y la impositiva, Panda Security también ha renegociado los cerca de 17 millones de euros concedidos en forma de préstamo subordinado por los antiguos accionistas -además de Gala e Investidunstrial en su capital estaban los fondos HarborVest y Atlantic Bridge-. El grupo considera que, “como consecuencia de la mencionada refinanciación, y de la esperada recuperación de sus negocios, así como de la continuidad en la aplicación de una política de control del gasto, se mitigan satisfactoriamente las dudas sobre la continuidad del negocio en el corto y medio plazo”.

En 2011 Panda Security tuvo que acometer un Expediente de Regulación de Empleo para 130 personas, cerca del 20% de la plantilla

El rescate de Panda Security, que en 2011 tuvo que acometer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 130 personas (cerca del 20% de la plantilla en ese momento), va más allá de lo puramente financiero. Especialmente por las personas que integran su consejo de administración. Entre ellos Jaime Bergel, exbanquero de negocios de Merrill Lynch y responsable actualmente del fondo americano HIG en España. Bergel, que es vicepresidente de la empresa de informática, comparte asiento con Juan Arena, ex consejero delegado y expresidente de Bankinter; con Pedro Luis Uriarte, que ocupó el mismo sillón en BBVA, y con Óscar Fanjul, el que fuera máximo ejecutivo de Repsol y gestor principal de la fortuna de Alicia Koplowitz.

El pasado mes de enero, Panda nombró consejero delegado a Fernando García Checa, quien durante casi una década fue el primer directivo de Bancaja. García Checa llevaba dos años como asesor de la firma tecnológica y estaba en su consejo de administración. Su estrategia es continuar con el plan de viabilidad para cumplir con las nuevas exigencias de la banca, además de animar a un equipo directivo que ha visto perder un programa extraordinario de retribución para la mala evolución del grupo.

Panda Security, la empresa de seguridad informática, tiene un virus de difícil solución: la indigestión financiera. Según indican fuentes próximas a la empresa, propiedad de los fondos Gala Capital Partners e InvesIndustrial, la compañía con sede en Bilbao no ha podido cumplir con sus obligaciones crediticias, por lo que ha tenido que pedir de nuevo ayuda a la banca. Los acreedores le han dado otra oportunidad gracias a que el Gobierno Vasco ha ejercido como avalista para evitar que los accionistas, con un consejo de notables, fueran ejecutados.

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