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Sabadell vende la deuda de Abengoa a derribo y quiebra la unidad de los bancos
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con una quita del 85% sobre el valor facial

Sabadell vende la deuda de Abengoa a derribo y quiebra la unidad de los bancos

La entidad financiera ha colocado su préstamo corporativo a un fondo buitre y ha abierto una herida entre los principales negociadores del plan de salvación de la empresa

Foto: Torre de Abengoa. (Reuters)
Torre de Abengoa. (Reuters)

El rescate de Abengoa no está tan claro como se podría derivar del anuncio oficial de la propia compañía, que este jueves comunicó haber alcanzado un acuerdo con los asesores de los acreedores sobre las bases de la restructuración de la deuda financiera y recapitalización del grupo. Especialmente, porque a día de hoy no ha se producido ninguna firma oficial por parte de las entidades financieras y porque Banco Sabadell, uno de los integrantes del famoso G-7, ha vendido sus préstamos y ha roto la unidad de los negociadores.

Fuentes próximas a las partes han confirmado que la entidad catalana presidida por Josep Oliu, que junto con Santander, Caixabank, Bankia, Banco Popular, Crédit Agricole y HSBC integraba hasta el martes el conocido como G-7, ha traspasado a un fondo buitre los 75 millones que había concedido a Abengoa en forma de préstamo corporativo. Además, Sabadell le tiene otorgados 236 millones como circulante y otros 77 millones para 'project finance', que aún mantiene en cartera. La venta se ha cerrado apenas a un 15% del valor nominal del préstamo, es decir, con una quita aproximada del 85%.

Se desconoce la identidad del comprador, pero desde el resto de miembros del G-7 se interpreta la operación de venta del Banco Sabadell como una puñalada por la espalda. Sin embargo, lo más importante es que supone, 'de facto', como reconoce la propia entidad, la ruptura del equipo de negociadores. El interés del nuevo tenedor de la deuda, cuyo objetivo es obtener una rentabilidad muy elevada como fondo 'distress', puede ser muy diferente al de los bancos tradicionales, que además de los números manejan otro tipo de factores, como la sensibilidad política, la social y la reputacional.

Porque el G-7, ahora reducido a G-6, aún tiene mucho trabajo por delante. Especialmente, porque el principio de acuerdo no ha sido rubricado oficialmente por ningún banco. Ni Banco Santander, ni Bankia, ni Caixabank ni el resto de negociadores principales. De hecho, en el hecho relevante de Abengoa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), evita en todo momento incluir la palabra firma y se limita a decir que “considera que las citadas bases contienen los elementos esenciales para alcanzar un futuro acuerdo de reestructuración que, en todo caso, estará sujeto a que se alcance el porcentaje de adhesiones que requiere la ley”.

El interés del nuevo tenedor de la deuda, cuyo objetivo es obtener una rentabilidad muy elevada como fondo 'distress', puede ser muy diferente al de los bancos

Abengoa se refiere a que es necesario que el 75% de la masa acreedora apoye el acuerdo, porque de lo contrario no tendría validez. Y tiene que conseguir ese respaldo antes del próximo 27 de marzo o solicitar una prórroga al juzgado de lo mercantil que lleva el caso. Al borrarse Banco Sabadell del G-7, el porcentaje de entidades que certifica el principio de acuerdo se reduce desde el 40% inicial a algo menos del 35%. Y el problema es que en apenas 17 días, los comités de riesgo de los cerca de 200 prestamistas tienen que dar su visto bueno. Entre los acreedores más exóticos de Abengoa, están el sueco EKN, el qatarí Mashreq, el sudafricano Santam, el americano Liberty y el mexicano ACE Finanzas.

Las nóminas, lo único asegurado

La espantada del Sabadell ha provocado una grieta porque, según distintas fuentes, ha abierto la puerta para que otros miembros del equipo titular de negociadores siga el mismo camino. No hay que olvidar que Bankia está en manos del Estado y que podría verse empujada a tomar la mejor decisión para salvar el mayor dinero público posible, y que HSBC y Crédit Agricole están envueltos en un proceso muy agresivo de limpieza de sus balances.

Las bases del acuerdo consisten en la inyección de dinero nuevo por entre 1.500 y 1.800 millones de euros, lo que les dará a los que presten ese dinero -los bonistas- el 55% del capital de la Abengoa rescatada. Además, los bancos otorgarían avales por 800 millones, que les darían derecho a un 5% del grupo mediante una ampliación de capital. El importe de la deuda antigua objeto de capitalización, que asciende a 9.500 millones, se correspondería con un 70% de su valor nominal, lo que da a los acreedores el derecho a suscribir el 35% del capital. Los proveedores también tienen que aceptar la condonación de un 60% de sus facturas.

Lo único que han firmado los bancos hasta la fecha es la concesión de un crédito de hasta 165 millones para el pago de las nóminas de febrero y de marzo de los cerca de 24.000 trabajadores de Abengoa en todo el mundo, 7.000 de ellos en España.

El rescate de Abengoa no está tan claro como se podría derivar del anuncio oficial de la propia compañía, que este jueves comunicó haber alcanzado un acuerdo con los asesores de los acreedores sobre las bases de la restructuración de la deuda financiera y recapitalización del grupo. Especialmente, porque a día de hoy no ha se producido ninguna firma oficial por parte de las entidades financieras y porque Banco Sabadell, uno de los integrantes del famoso G-7, ha vendido sus préstamos y ha roto la unidad de los negociadores.

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