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Atlántica Yield negocia un cortafuegos con la banca para salvarse de la quema de Abengoa
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QUIERE ELIMINAR LAS GARANTÍAS DE ‘CROSS DEFAULT'

Atlántica Yield negocia un cortafuegos con la banca para salvarse de la quema de Abengoa

La empresa cotizada en el Nasdaq se ha separado jurídicamente de Abengoa pero ahora debe suprimir las garantías bancarias que podrían salpicarla en una suspensión de pagos

Foto: Abengoa Yield en su momento de debut en el Nasdaq. (EFE)
Abengoa Yield en su momento de debut en el Nasdaq. (EFE)

La amenaza de una suspensión de pagos acecha de una manera cada vez más alarmante a Abengoa. No sólo es ya la dificultad de encontrar líneas de liquidez para pagar las nóminas de los trabajadores. Ni siquiera la peliaguda negociación con los bancos acreedores y los bonistas para cerrar un acuerdo antes de la fatídica fecha del próximo 28 de marzo. Existen también otros indicios que sirven para identificar la gravedad de la situación, tal y como se deduce de la información que ha remitido al regulador bursátil de Estados Unidos la hasta ahora filial cotizada en el Nasdaq, Atlántica Yield.

La sociedad británica que dirige Santiago Seage, antiguo consejero delegado de Abengoa, ha comunicado este lunes a la Securities Exchange Commission de Nueva York (SEC) que está negociando con un grupo de bancos internacionales la supresión de determinadas cláusulas en los contratos de financiación de cuatro plantas de energías renovables ligadas a la situación de su antigua matriz. Dichas estipulaciones funcionan como garantías bancarias asegurando a los diversos prestamistas derechos de propiedad sobre los activos en el supuesto de que Abengoa entre en quiebra, suspensión de pagos o sufra determinadas complicaciones financieras.

Las cláusulas bancarias de lo que se conoce como ‘cross default’ podrían actuar como una espada de Damocles sobre el patrimonio de Atlántica Yield a pesar de que ésta ha conseguido emanciparse definitivamente de Abengoa y funciona desde el pasado 1 de enero como una compañía autónoma, con nueva denominación social y un consejo de administración dominado por independientes. Prueba de ello es que en el informe de resultados presentado al cierre de 2015 el grupo andaluz admite que ha perdido el control de Atlántica y ha dejado de consolidar en su balance las cuentas de la que antes era una filial y ahora es únicamente una sociedad participada.

Los activos afectados de la yieldco domiciliada en el Reino Unido son las plantas termosolares de Mojave y Solana en Estados Unidos, así como la de Kaxu en Sudáfrica y el parque eólico de Cadonal, situado en Uruguay. Todos ellos fueron promovidos en su día por Abengoa y posteriormente vendidos a Atlántica, dentro de cuya cartera vienen generando los recursos suficientes para hacer frente a las necesidades financieras con los bancos. Dada el pleno funcionamiento de las instalaciones y teniendo en cuenta la desvinculación efectiva de Abengoa, la dirección de Atlántica Yield considera que las cláusulas de garantía bancaria han perdido toda virtualidad.

Las garantías de 'cross default' han perdido virtualidad pero permanecen en los documentos oficiales y pueden espantar a los inversores

Las entidades prestamistas son plenamente conscientes de la situación y tampoco se plantean activar ninguna de estas disposiciones contractuales, pero el problema para la empresa cotizada en el Nasdaq reside en la misma existencia de las cláusulas, que aparecen en los documentos oficiales corporativos y pueden generar incertidumbres en los inversores a la hora de evaluar los riesgos de su apuesta por la compañía. De ahí la necesidad de llegar a un acuerdo urgente con los bancos que permita la eliminación de cualquier sombra de duda sobre el futuro de Atántica Yield.

La desvinculación de Abengoa ha permitido tomar vuelo a Atlántica Yield, tal y como se deduce de la notificación de resultados enviada a la SEC. La compañía ha tenido que hacer frente en 2015 a una serie de contingencias heredadas de su antigua matriz que han derivado en unas pérdidas contables de 209 millones de dólares. Sin embargo, Atlántica Yield ha impulsado en paralelo su resultado bruto de explotación hasta alcanzar los 636,5 millones de dólares, lo que supone un crecimiento superior al 116% respecto a 2014. Para 2016 espera un ebitda entre 750 y 800 millones de dólares con una generación de caja neta disponible de hasta 200 millones.

Los activos de Atlántica que pueden verse afectados por la caída de Abengoa incluyen las dos grandes plantas termosolares de Mojave y Solana, en EE.UU

La posición de Abengoa en Atlántica Yield se ha ido reduciendo desde el 64% que ostentaba el grupo andaluz en el momento de constitución de la empresa hasta el 41,68% que aparece ahora en los libros oficiales. De esta participación, aproximadamente un 39% está pinorada como consecuencia de distintas operaciones de préstamo con los bancos acreedores, incluyendo también entre éstos al fondo The Children Investment (TCI), que tiene derechos de propiedad sobre un 14%. Los bonistas de Abengoa exigen también garantías sobre las acciones de Atlántica Yield por lo que las opciones de control del grupo andaluz sobre su antigua filial son prácticamente inexistentes.

El proceso de separación accionarial se ha llevado a cabo en los últimos meses de forma tan ordenada como efectiva, pero el objetivo ahora es evitar que la onda expansiva de un eventual concurso de acreedores pueda expandirse por los distintos conductos jurídicos que, en forma de terminales nerviosas, relacionan a Abengoa con Atlántica Yield. Es el caso de las citadas cláusulas de garantía derivadas de los proyectos más emblemáticos y rentables de la empresa. Seage trata de salvar como sea las joyas de la corona de la antigua filial. Señal de que Felipe Benjumea no tiene nada claro el futuro que le espera a la antigua matriz.

La amenaza de una suspensión de pagos acecha de una manera cada vez más alarmante a Abengoa. No sólo es ya la dificultad de encontrar líneas de liquidez para pagar las nóminas de los trabajadores. Ni siquiera la peliaguda negociación con los bancos acreedores y los bonistas para cerrar un acuerdo antes de la fatídica fecha del próximo 28 de marzo. Existen también otros indicios que sirven para identificar la gravedad de la situación, tal y como se deduce de la información que ha remitido al regulador bursátil de Estados Unidos la hasta ahora filial cotizada en el Nasdaq, Atlántica Yield.

Santiago Seage Felipe Benjumea Nasdaq Securities and Exchange Commission (SEC)
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