Núñez y Navarro rechaza convertirse en una socimi pese a las ventajas fiscales
Los Núñez no han tenido que atarse al palo mayor para resistir estos cantos de sirena para que cambien su estatus jurídico. El padre, sobre todo, lo tiene claro: de socimi, nada de nada
Núñez y Navarro ha sido capaz de capear la crisis mejor que la mayor parte del sector del ladrillo. Tiene especial mérito teniendo en cuenta que tanto José Luis Núñez como su hijo, José Luis Núñez Navarro, han pisado la cárcel, en la actualidad en régimen abierto, tras ser condenados por el caso Hacienda. Pese a ello, la solvencia económica del grupo hace que en los últimos meses hayan sido tentados para convertirse en socimi. Los Núñez no han tenido que atarse al palo mayor para resistir estos cantos de sirena. El padre, sobre todo, lo tiene claro: de socimi, nada.
El núcleo familiar lo integran el patriarca José Luis Núñez Clemente y sus dos hijos: el mayor, José Luis Núñez Navarro, que lleva las promociones y los edificios en patrimonio; y el menor, José María, quien dirige el grupo hotelero, que cuenta con nueve establecimientos.
Según las valoraciones más conservadoras del sector inmobiliario, Núñez y Navarro suma un patrimonio de más de 1.500 millones de euros, de los que más de 1.000 millones corresponderían a los edificios de oficinas en alquiler, entre los que destaca la Torre Repsol en la calle Tarragona; más las naves industriales que controlan en el área de Barcelona –Abrera, Olesa de Montserrat, Valls, etc–. El resto respondería al valor de los hoteles. Y eso, sin incluir las promociones de vivienda ni el suelo residencial, que no se sumarían al proyecto de socimi.
Sin embargo, el patriarca de la familia se niega en redondo. Pese a que este mes de septiembre cumplirá 85 años, José Luis Núñez sigue dirigiendo el grupo con mano de hierro. Ciertamente, las ventajas fiscales de las socimi dispararían la rentabilidad del grupo. Pero el padre Núñez siempre ha desconfiado de la bolsa y prefiere el margen de maniobra que le permite su actual estructura familiar y que le ha convertido en el mayor promotor y casero de oficinas de Barcelona.
Aunque Núñez y Navarro reordenó su grupo en 2014 a través de concentrar 63 sociedades en una de sus patrimoniales, Josel; sigue siendo un grupo muy extenso, con muchas firmas. Josel facturó 78 millones de euros en 2014, según los datos depositados en el registro. Pero el volumen de negocio del grupo es mayor y alcanza los 100 millones de euros. Incluso en los peores años, Núñez y Navarro ha tenido beneficios. Josel ganó 14 millones pero los beneficios del grupo serían algo menores en el conjunto del de sociedades durante 2014.
Grupo grande
Con un endeudamiento que ronda los 700 millones, Núñez y Navarro podría convertirse, si quisiera, en la segunda socimi de España por volumen de patrimonio, después de Merlin Properties – 2.400 millones de activos–. Pero lo dicho, en el mundo de moda de las socimi los Núñez ni están ni se les espera.
El patrimonio en alquiler de Núñez y Navarro es impresionante. Sólo la Torre Repsol en la calle Tarragona está valorada en más de 57 millones, cifra muy similar al del edificio de la Rotonda, en la Av. Tibidabo donde está impulsando un complejo de oficinas. Pero sólo son algunos de los ejemplos, más de 70 en la capital catalana. Algunos tan espectaculares como el Hotel 1898, en las Ramblas, valorado en 138 millones, o la casa Lleó i Morera, en pleno Passeig de Gràcia –donde está la tienda de Loewe en la ciudad– que valdría más de 35 millones. Y siempre desde una perspectiva conservadora.
En la ciudad de moda
Curiosamente el tener concentrado más del 90% de los activos en Barcelona no ha sido un problema en términos de rentabilidad. Al contrario, la capital catalana se ha puesto de moda en los últimos años en términos internacionales. Y Núñez llevaba décadas posicionado en ese mercado de bienes raíces.
Núñez consiguió su notoriedad social en los años ochenta, tras haber sido escogido presidente del FC Barcelona en 1978. Su mandato duró hasta el 2000 y destacó por tres cosas, la creación del nuñismo como movimiento de parte de la masa social del club, el fichaje de Johan Cruyff como entrenador en la época del “dream team” y poner las bases para que el Barça fuera un club saneado en lo económico.
Pese a su éxito empresarial, la notoriedad de Núñez vino sobre todo por alcanzar la presidencia del FC Barcelona, que ocupó de 1978 hasta el año 2000
En los negocios, la crisis del 73 había puesto al grupo inmobiliario al límite, pero Núñez salvó el cuello y aprendió la lección. A partir de entonces trabajó con niveles bajos de endeudamiento y apostó por acumular patrimonio en alquiler –el mismo que ahora le convierte en objeto de deseo de los promotores de socimis–.
La crisis del 2007 pilló a Núñez y Navarro financieramente fuerte. Los primeros años se los pasó haciendo ofertas de derribo a sus competidores más ahogados para incrementar su carteras. La mayoría no aceptaron y prefirieron que los bancos aumentasen su balances. Al final, visto lo visto, tampoco es que le hiciese mucha falta.
Núñez y Navarro ha sido capaz de capear la crisis mejor que la mayor parte del sector del ladrillo. Tiene especial mérito teniendo en cuenta que tanto José Luis Núñez como su hijo, José Luis Núñez Navarro, han pisado la cárcel, en la actualidad en régimen abierto, tras ser condenados por el caso Hacienda. Pese a ello, la solvencia económica del grupo hace que en los últimos meses hayan sido tentados para convertirse en socimi. Los Núñez no han tenido que atarse al palo mayor para resistir estos cantos de sirena. El padre, sobre todo, lo tiene claro: de socimi, nada.