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Revuelta entre las familias de Freixenet por tomar el control del gigante del cava
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La caída de resultados divide a las familias accionistas

Revuelta entre las familias de Freixenet por tomar el control del gigante del cava

Los Hevia-Ferrer, que tienen el 29% de Freixenet, plantean o vender sus acciones o comprar un paquete que les permita tomar el poder en el seno de la empresa, la mayor del sector del cava

Foto: Foto: Freixenet.
Foto: Freixenet.

Pocos y mal avenidos. Las familias accionistas de Freixenet se encuentran en tensión por el control del primer fabricante de cava de España. Los Hevia-Ferrer, que tienen el 29% de la firma, plantean o vender sus acciones o comprar un paquete que les permita hacerse con el poder en el seno de la empresa. Ponen en cuestión la imagen del grupo y, sobre todo, la gestión de los últimos años.

Tal y como publicaba la semana pasada 'La Vanguardia', la familia ha dado un ultimátum, o venden su 29% en Freixenet o se les permite incrementar su participación para tomar el control de la compañía.

Tras el pulso por Freixenet están los malos resultados de la compañía. La facturación se ha colocado en 501 millones, pero los beneficios se han limitado a solo 2,2 millones. En 2014 ya no se pudieron repartir dividendos, clave para que los Hevia-Ferrer se hayan puesto a marcar distancias con el actual equipo gestor.

Las ventas de Freixenet en 2014 cayeron un 5%, por la mala evolución en Alemania pero también en Cataluña, donde las declaraciones del actual presidente, José Luis Bonet, muy duras contra el soberanismo, han sobreexpuesto a la empresa, en un entorno donde la mayor parte de las empresas han optado por la discreción y por no mojarse en cuestiones políticas.

Como explicó El Confidencial, tras la muerte de la tía Lola, el presidente de honor y hombre fuerte del grupo Freixenet, José Ferrer, perdía sobre el terreno el control que había mantenido sobre la sociedad durante los últimos 40 años. En la actualidad, los Ferrer-Noguer, rama a la que representa José Ferrer, solo tienen el 42%. Los terceros en discordia son los Bonet-Ferrer, a quienes lidera el propio José Luis Bonet, con otro 29%.

Ni José Ferrer (90 años) ni Bonet están dispuestos a desprenderse de sus acciones. Así que la venta del 29% de los Hevia-Ferrer parece la opción más lógica. Fuentes de Freixenet consultadas al respecto han evitado pronunciarse.

Derecho de tanteo

Otras fuentes cercanas a la compañía explican que las acciones no están sindicadas sino que todos los socios de Freixenet tienen derecho de tanteo. Es decir, si los Hevia-Ferrer encuentran un comprador, están obligados a que el resto de los socios iguale la oferta. Si José Ferrer y José Luis Bonet no lo hacen, la entrada de un nuevo socio sería un hecho. La pregunta es cuánto vale un paquete minoritario de una empresa estancada en su negocio, que no cotiza en bolsa y que no otorga ningún tipo de control en la sociedad a medio plazo.

La crisis de Freixenet no es solo la de la empresa, la mayor del sector. Es la del cava como producto. Después del boicot que sufrió en España en la época del tripartito, este vino espumoso quedó muy tocado. Freixenet lo sufrió menos porque desde siempre había apostado por la exportación. Pero a costa de bajar los precios. En este entorno, los fabricantes que han querido mantener precios altos se han desmarcado del cava como denominación. Incluso Codorníu, la segunda empresa del sector, evita el nombre en su anuncio de esta Navidad.

Importancia del sector

Todo el sector factura 1.600 millones, con lo que Freixenet supone un tercio del negocio, según datos de 2013 ofrecidos por la Generalitat. También es verdad que buena parte de ese volumen de ventas ya no es cava sino que corresponde a vinos tranquilos, en donde el sector ha encontrado los márgenes que ya no le daba el producto original.

Pocos y mal avenidos. Las familias accionistas de Freixenet se encuentran en tensión por el control del primer fabricante de cava de España. Los Hevia-Ferrer, que tienen el 29% de la firma, plantean o vender sus acciones o comprar un paquete que les permita hacerse con el poder en el seno de la empresa. Ponen en cuestión la imagen del grupo y, sobre todo, la gestión de los últimos años.

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