El Ibex 35 se resiste a escenificar un plan de acogida para Albert Rivera

Los primeros espadas del Ibex 35 han adoptado una pose indiferente ante la proyección que viene protagonizando en estos días el presidente deCiudadanos,Albert Rivera, invitado de postín en distintos foros de representación corporativa. El último, ayer mismo, organizado por Europa Pressy que, al igual que lo ocurrido en las convocatorias celebradas en Barcelona y Madrid respectivamente por elForo Puente Aéreoy el'ABC', registró muchas y muy notables ausencias dentro del grupo de selectos empresarios que tradicionalmente han venido respaldando otras similares comparecenciasa cargo deMariano Rajoye incluso dePedro Sánchez.

Salvo el presidente deSacyr,Manuel Manrique, que hizo valer la excepción que confirma toda regla, lo cierto es que los grandes jefes de las compañías que abanderan lamarca Españaparecen haberse puesto de acuerdo para evitar cualquier apariencia que pueda interpretarse como la escenificación de un plan de acogida al líder de la nueva formación emergente en nuestro país. El desayuno informativo llenó hasta la bandera los salones del céntrico hotel madrileño que albergaba el encuentro, pero ninguno de los grandes peces gordos del mundo de los negocios hizo hueco en la agenda para acercarse a escuchar al presidente de Ciudadanos.

Entre los menos pudorosos que acudieron a la cita figuraban, eso sí, algunos dirigentes habituales en los menesteres institucionales, como el presidente delAtlético de Madrid,Enrique Cerezo, y su amigo y compañero de fatigas futbolísticas,Arturo Fernández, expresidente de los empresarios madrileños agrupados enCEIM. Junto a ellos, desfilaron segundos niveles ejecutivos o antiguos responsables de empresas cotizadas que no atraviesan ahora por su mejor momento, como pueden ser los casos deBaldomero FalconesyJuan Béjar, ambos exconsejeros delegados deFCC. También se dejaron caer algún directivo deOHLy algún consejero deACS, todos ellos sin desmerecer la presencia deEsperanza Aguirreen su papel de 'co-starring' al lado de la primera dama madrileña de Ciudadanos,Begoña Villacís.

Los empresarios admiten en privado que Ciudadanos ha desvanecido el fantasma de Podemos pero quieren evitar identificarse con ningún partido emergente

Para los seguidores más leales de Albert Rivera, el vacío que vienen haciendo los grandes empresarios españoles supone una incoherencia, cuando no un ejercicio de verdadero desagradecimiento, haciael político que ha conseguido desplazar a Podemosdel principal foco de preocupación económica. Los fantasmas que los inversores internacionales han estado percibiendo entre las sombras del grupo que encabezaPablo Iglesiasse han desvanecido gracias al auge alcanzado por Ciudadanos en las encuestas. El juego de las presuntas alianzas poselectorales ha estado desvelando el sueño de muchos gestores financieros que han encontrado en Albert Rivera a su particularflautista de Hamelín.

La posibilidad de un pacto con Ciudadanos se paga ahora en las apuestas empresariales a un precio similar, tanto si el cónyuge de gobierno es elPPcomo si es elPSOE. La formación de Rivera tiene ganado el mérito de actuar como bisagra, pero eso no deja de ser unavisión utilitarista por parte de muchos responsables corporativos,que se resisten a impulsar un ‘sorpasso’ que debilite el bipartidismo tradicional más de lo justo y necesario. De ahí que cuando se habla de debates electorales, todos estén de acuerdo en admitir juegos florales con las cuatro principales opciones políticas. El problema se plantea con los debates de verdad, a dos únicas bandas, porque entonces los empresarios más elitistas defienden las alternativas históricas que encarnan Rajoy y Sánchez como responsables delactual Gobiernoy delprimer partido de la oposición.

Rivera se mantiene inmune a cualquier tipo de desafección dentro del más conservador mundo de los negocios. Para el presidente de Ciudadanos,los empresarios son un estamento más de la sociedad civila la que tanto le gusta invocar, y ya habrá tiempo para poner en valor las adhesiones de la llamada ‘clase business’. Si como dice Rivera, parafraseando aVictor Hugo, nada hay más poderoso que una idea a la que le llegó su momento, lo que está claro es que ahorano es el momento de recibir aclamacionesque no ofrecen garantía de rentabilidad política.

Rivera se compromete a bajar un 3% el IRPF con los 7.800 millones que piensa ahorrar mediante la reducción de ayuntamientos y diputaciones

El mundo de la economía está mucho más tranquilo con Rivera y eso es lo que cuenta, al margen de la tasa de descuento con que los grandes empresarios observan la cotizacióndel presidente de Ciudadanos. Quizá es por eso que el programa electoral del partido para el 20-D tampoco se refuerce sobreuna estrategia al estilo ‘Robin Hood’basada en hacer leña de los grandes empresarios. La justicia social del candidato catalán a la Presidencia del Gobierno se basa fundamentalmente enla reconversión del sector político; esto es,la gran reforma territorialpendiente enla estructura del Estado, orientada a un nuevo mapa municipal que reduzca el número de ayuntamientos y de diputaciones.

Ciudadanos considera que el recorte que no han querido hacer ni el PP ni el PSOE en los feudosque uno y otro han gobernado indistintamente a lo largo de 40 años permitiráreducir el coste del erario público en 7.800 millones. Una cifra que será destinada areducir el peso del IRPF en una media del 3%para la sufrida clase media trabajadora, la que más duramente viene pagando la hipoteca de la crisis. Con eso y un bagaje político de alcance en los grandes asuntos de Estado, el líder de Ciudadanos se siente legitimado para llegar hasta La Moncloa. Un camino que puede ser más o menos largo y para el que ahora, con la que está cayendo, los grandes empresarios tampoco son los mejores compañeros de viaje.