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Los trapos sucios del DAX 30: los colosos que emponzoñan el "Made in Germany"
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La reputación de alemania en juego

Los trapos sucios del DAX 30: los colosos que emponzoñan el "Made in Germany"

El escándalo de Volkswagen es el último caso de un granado rosario de gigantes empresariales alemanes pillados en escándalos de fraude, engaño y corrupción

Foto: Pantallas en la bolsa de Frankfurt, donde cotiza el DAX. (Reuters)
Pantallas en la bolsa de Frankfurt, donde cotiza el DAX. (Reuters)

El escándalo de Volkswagen, que falseó de forma consciente y continuada los datos de emisión de gases contaminantes de ciertos modelos diesel, ha sido un misil en la línea de flotación del "Made in Germany". "Terrible", en palabras del ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, porque despierta dudas sobre la calidad tradicionalmente asociada al país. No en vano la compañía de Wolfsburgo es el primer fabricante de vehículos del mundo y el cuarto mayor empleador de su país de origen, además de ser uno de los pesos pesados del DAX. Las dudas podrían extenderse a todo el tejido industrial, puede leerse entrelíneas. Pero Volkswagen no es en absoluto la única oveja negra en la zona VIP del parqué de Frankfurt. En los últimos años varios colosos alemanes se han visto sacudidos por revelaciones que dejaban en evidencia prácticas faltas de ética o directamente ilegales, corruptas y fraudulentas. Es el caso de nombres emblemáticos como Siemens, Daimler, Deutsche Bank, Deutsche Telekom y MAN.

Muchos de estos casos tienen tres elementos en común. El primero es que los sobornos normalmente no se producen en Alemania, sino en terceros países. Esto parece estar directamente ligado con el hecho de que hasta 1999 la legislación nacional no prohibía el cohecho en el extranjero. Es más, hasta entonces las empresas alemanas podían deducirse fiscalmente estos pagos en su declaración de impuestos.

La segunda característica general es que las investigaciones que destapan estos hechos delictivos suelen partir de las autoridades estadounidenses, para demérito de sus homólogos germanos y europeos. Esto es posible gracias a que el Departamento de Justicia de Estados Unidos tiene competencias para investigar la actuación de empresas extranjeras en otros países si estas compañías también operan en su territorio. El tercer elemento que se repite en muchos de estos casos es que estos escándalos, de manera ejemplarizante, acarrean consecuencias personales al más alto nivel.

placeholder Edificio de Siemens en Alemania. (EFE)
Edificio de Siemens en Alemania. (EFE)

El escándalo de Siemens

El número uno en esta dudosa lista le corresponde a Siemens, uno de los mayores grupos industriales del mundo, una multinacional con cerca de 350.000 empleados en 190 países que el año pasado obtuvo un beneficio de más de 5.500 millones de euros tras facturar cerca de 72.000 millones. Su nombre está lastrado por los casos de corrupción, pese a los esfuerzos internos de los últimos años por limpiarlo.

Siemens reconoció en 2008 haber empleado cien millones de dólares (cerca de 90 millones de euros) para sobornar durante años a políticos y funcionarios argentinos -entre otros, el ex presidente del país, Carlos Menem, que presuntamente se embolsó 16 millones de dólares (algo más de 14 millones de euros)- para asegurarse el contrato público para la expedición de los documentos nacionales de identidad, por un total de mil millones de dólares, casi 900 millones de euros. El escándalo salió a la luz a raíz de una investigación estadounidense, pero las dudas sobre aquel negocio habían surgido mucho antes. De hecho, el Gobierno argentino rescindió el contrato con Siemens en 2001, cuando a raíz de la crisis nacional el entonces presidente, Fernando de la Rúa, ordenó la revisión de todas las adjudicaciones del Estado y Siemens se negó a revelar su estructura de gastos.

Siemens sobornó durante años a políticos y funcionarios argentinos -entre otros, el ex presidente del país, Carlos Menem-

El caso argentino no fue una excepción. Debido al proceso en Estados Unidos, Siemens reconoció que los sobornos habían sido una práctica generalizada de su actividad en el extranjero y que con ellos había logrado, entre otros, vender equipos de generación eléctrica en Italia o infraestructura de telecomunicaciones en Nigeria. En total la compañía alemana señaló 1.600 millones de dólares (1.435 millones de euros) en lo que llamó "pagos cuestionables" que afectaban a casi 300 contratos firmados entre 2000 y 2006. Siemens ha pagado desde entonces una cantidad similar en multas en Estados Unidos y Alemania. Y varias investigaciones penales contra antiguos altos cargos de la empresa siguen su curso.

El 'Wall Street Journal' publicó durante la investigación que la alemana tenía un código interno estandarizado para registrar los sobornos. Así, por ejemplo, el mensaje "Guardar en la carpeta APP" significaba que se habían acordado pagos por un 2,55 % del total del contrato. El sistema era sencillo: a cada letra de la clave "MAKEPROFIT" (literalmente, "hacer beneficio") se le asignaba el número de su posición en el código. La "A" indica 2 y la "P" 5.

La ONG estadounidense CorpWatch lo ha denominado “el mayor escándalo corporativo de la historia griega desde la II Guerra Mundial“

La magnitud de las revelaciones obligaron a la empresa a una renovación de arriba abajo. En 2007 dimitieron el director ejecutivo, Klaus Kleinfeld, y el presidente, Heinrich von Pierer, y fueron sustituidos directamente por directivos ajenos a Siemens, algo que no había sucedido previamente en los más de 165 años de historia del conglomerado. El siguiente director ejecutivo, Peter Löscher, aseguró meses más tarde que había reemplazado al 80% de los ejecutivos de primer nivel y al 70% de los de segundo nivel. Además, creó un nuevo cargo dentro de la dirección para combatir la corrupción.

Sus cuitas, sin embargo, no han terminado. Uno de los casos pendientes más polémicos de este gigante es el relativo a Grecia. La ONG estadounidense CorpWatch lo ha denominado "el mayor escándalo corporativo de la historia griega desde la II Guerra Mundial". Siemens está acusada allí de haber empleado unos 70 millones de euros en sobornos para un mejorar la red telefónica del país a finales de los años 90. La instrucción está en su noveno año y suma ya más de 2.300 páginas. Grecia ha lamentado en varias ocasiones la falta de cooperación de las autoridades alemanas.

Deutsche Bank: la crisis financiera y la manipulación del LIBOR

Los últimos años han sido asimismo una sucesión de escándalos, juicios, multas y escarnio público para el Deutsche Bank, el primer banco alemán y uno de los mayores del mundo por activos. Su imagen ha perdido enteros en Alemania y en el extranjero desde 2008. Una comisión de investigación del senado estadounidense señaló a la entidad, junto al grupo de banca de inversión y valores Goldman Sachs, como los principales responsables de la crisis financiera global por sus prácticas irresponsables. Pero esto es sólo el principio.

El Deutsche Bank fue además uno de los principales protagonistas de la manipulación del LIBOR y el EURIBOR, los índices de referencia que deben reflejar los tipos de interés a los que se prestan los bancos entre ellos en Reino Unidos (libras esterlinas) y la eurozona (euros), respectivamente. Una alteración mínima de estas tasas tiene enormes efectos, ya que repercute en miles de préstamos, créditos e hipotecas. Se estima que, sólo en 2008, la entidad alemana se embolsó 500 millones de euros con este engaño. El pasado abril las autoridades financieras en Estados Unidos y Reino Unido condenaron al banco alemán a pagar una multa de 2.500 millones de dólares y le obligaron a cesar a los empleados involucrados en este fraude. Otras entidades internacional fueron también sancionadas.

placeholder Edificio del banco alemán, Deutsche Bank. (EFE)
Edificio del banco alemán, Deutsche Bank. (EFE)

Pero las miserias del Deutsche Bank no acaban ahí. La entidad arrastra tal rosario de escándalos que sus resultados se han visto lastrados repetidamente en los últimos trimestres por la necesidad de provisionar fondos para afrontar posibles sentencias judiciales. Desde 2012, el instituto financiero ha tenido que pagar unos 9.000 millones de euros en multas por diversos procesos judiciales, según una estimación. La situación se hizo tan insostenible que el pasado junio los dos copresidentes, Jürgen Fitschen y Anshu Jain, se vieron forzados a dimitir.

Entre los casos que han embarrado en los últimos tiempos la imagen y la cuenta de resultados de la entidad destaca el fraude fiscal cometido por el Deutsche Bank al no declarar el IVA en la negociación de certificados de derechos de emisión de CO2, que la fiscalía alemana cifra en 850 millones de euros. También está el proceso jurídico en marcha por un supuesto delito de engaño contra cinco directivos del banco en relación a la quiebra del antiguo magnate de medios de comunicación alemán Leo Kirch. Además, el Deutsche Bank está implicado en el Luxleaks, la trama por la que Luxemburgo ofrecía ventajas fiscales a multinacionales extranjeras, y arrastra demandas en Estados Unidos por ciertos créditos hipotecarios. El Frankfurter Allgemeine Zeitung aseguró, tras las dimisiones de junio, que el banco se encontraba en su "punto más bajo".

Otros buques insignia cuestionados

El fabricante de automóviles Daimler, a cargo entre otras de la marca Mercedes-Benz, no está tampoco libre de culpa. Este icónico grupo alemán fue acusado también por las autoridades estadounidenses de haber sobornado a funcionarios de al menos 22 países entre 1998 y 2008 para obtener jugosos contratos públicos. La multa que se le impuso ascendió a 185 millones de dólares, unos 166 millones de euros. Además, la justicia griega abrió una investigación este año por un presunto soborno de Daimler para hacerse con el contrato de un vehículo militar, valorado en 100 millones de euros.

El constructor de vehículos pesados MAN, antes de ser absorbido por el grupo Volkswagen, también vivió su propio escándalo. La fiscalía alemana descubrió que entre 2002 y 2009 había pagado sobornos por valor de unos 50 millones de euros para obtener contratos públicos y le condenó a una multa de 150 millones de euros. En el proceso dimitió su presidente y varios altos cargos fueron condenados.

Daimler, a cargo entre otras de la marca Mercedes-Benz, fue acusado de haber sobornado a funcionarios de al menos 22 países entre 1998 y 2008

Al gigante de las telecomunicaciones alemán Deutsche Telekom, la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos le denunció por haber pagado sobornos para obtener una posición de mercado ventajosa en Montenegro y Macedonia. La empresa llegó a un acuerdo en 2011 y pagó una multa de casi 95 millones de dólares, cerca de 85 millones de euros, de los que 90 recayeron en la teleco húngara Magyar, filial de Deutsche Telekom.

Las empresas armamentísticas, aunque mucho menos conocidas que los gigantes del DAX, también han sido objeto de investigaciones judiciales por presuntos delitos económicos. Rheinmetall fue multada en 2012 a pagar 37 millones de euros por los sobornos que pagó para vender un sistemaa de defensa antimisiles aéreos por 150 millones de euros. Ferrostaal fue condenada a pagar 140 millones de euros por haber realizado pagos ilegales a funcionarios griegos para obtener un pedido de un submarino. Además, la justicia alemana tiene abierta en la actualidad una investigación contra Krauss Maffei Wegmann (KMW), constructora del tanque Leopard.

La lista es larga y las dudas, obviamente, pesan como losas. Algo que, especialmente al calor del caso Volkswagen, puede tener graves consecuencias en la industria alemana, tanto entre lo más granado del DAX como entre la denominada Mittelstand, una tupida red de empresas de tamaño medio con un importante músculo tecnológico, innovador y exportador. La canciller alemana ha pedido "transparencia total" con la mirada puesta en la economía y el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, indicó que se debe "tratar de limitar daños para Volkswagen y para todos los exportadores alemanes en general".

El escándalo de Volkswagen, que falseó de forma consciente y continuada los datos de emisión de gases contaminantes de ciertos modelos diesel, ha sido un misil en la línea de flotación del "Made in Germany". "Terrible", en palabras del ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, porque despierta dudas sobre la calidad tradicionalmente asociada al país. No en vano la compañía de Wolfsburgo es el primer fabricante de vehículos del mundo y el cuarto mayor empleador de su país de origen, además de ser uno de los pesos pesados del DAX. Las dudas podrían extenderse a todo el tejido industrial, puede leerse entrelíneas. Pero Volkswagen no es en absoluto la única oveja negra en la zona VIP del parqué de Frankfurt. En los últimos años varios colosos alemanes se han visto sacudidos por revelaciones que dejaban en evidencia prácticas faltas de ética o directamente ilegales, corruptas y fraudulentas. Es el caso de nombres emblemáticos como Siemens, Daimler, Deutsche Bank, Deutsche Telekom y MAN.

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