El Gobierno lleva a las empresas españolas a pescar en el billonario Plan Marshall de Irán

El Gobierno de Mariano Rajoy quiere potenciar la Marca España en el último tramo de su legislatura. Tras hacer varias excursiones oficiales a Arabía Saudí para conseguir contratos millonarios para las empresas españolas, el Ejecutivo del PP se ha puesto como objetivo que las compañías nacionales más importantes puedan pescar en el billonario plan de modernización de Irán, un país convertido en el nuevo vergel de Oriente Próximo tras el histórico acuerdo alcanzado en julio con Estados Unidos.

Según han confirmado fuentes oficiales, los ministros de Industria, Fomento y Exteriores liderarán una delegación de empresarios españoles que se reunirán con sus homólogos iraníes los próximos 7 y 8 de septiembre para conocer de primera mano los detalles del programa de desarrollo 2016-2021, en el que se prevén invertir unos 361.000 millones de dólares. Un plan que incluye la construcción de infraestructuras de primera necesidad, como carreteras, líneas de ferrocarrill, puertos, aeropuertos, así como refinerías y otras obras de ingeniería para reindustralizar el país.

Con este fin, José Manuel Soria (Industria), Ana Pastor (Fomento) y José Manuel Margallo (Exteriores) visitarán Teherán acompañados de los presidentes o consejeros delegados de empresas como Repsol, Cepsa, Gas Natural, ACS, Sacyr e Indra, entre las multinacionales cotizadas. También irán los primeros espadas de Renfe y de la ingeniería de capital público Ineco. Salvo cambios de última hora en las agendas oficiales, se espera que con los ministros y varios secretarios de Estado viajen Antonio Brufau, Florentino Pérez y Manuel Manrique, entre otros de los empresarios más conocidos.

La iniciativa tiene como objetivo que las multinacionales españolas pongan la primera semilla para participar en una especie de Plan Marshall -el plan con el que Estados Unidos ayudó a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial- que tiene la bendición de la Administración de Barack Obama, además de los gobiernos de Francia, Alemania, Gran Bretaña, Rusia y China. Un programa de cantidades ingentes de millones de dólares para reconstruir un país que tiene las cuartas mayores reservas probadas de petróleo y las segundas de gas del mundo.

Se calcula que solo para revitalizar la industria energética, Irán necesita unas inversiones de 155.000 millones de dólares debido a que las sanciones internacionales levantadas tras el acuerdo del pasado mes de julio habían vetado la extracción de crudo y dejado obsoletas las instalaciones petroquímicas. El país produce ahora 2,85 millones de barriles al día y su ministro de Petróleo, Bijan Zanganeh, que se verá con la delegación española, estima que en apenas un año puede incrementarse en un millón adicional tras el levantamiento del veto internacional.

Las empresas nacionales quieren presentar sus credenciales ante las autoridades iraníes para exponer que varias de las mayores obras de infraestructuras realizadas en el mundo han tenido el sello de la Marca España. Entre otras destacan el Canal de Panamá, el tren de alta velocidad entre las ciudades saudíes de Medina y la Meca, el metro de Riad y el de Lima, etc. Unos proyectos que suman una inversión próxima a los 20.000 millones de euros. Las visitas oficiales a Arabía Saudí fueron vitales para la obtención de algunos de estos contratos.

El embargo a Repsol y Cepsa

Pese al embargo internacional, Teherán no es un mercado desconocido para algunas compañías españolas que llevaban varios meses visitando la capital en busca de oportunidades ante un eventual acuerdo entre Estados Unidos y la república islámica. Representantes de ACS y OHL ya habían puesto sus ojos en las posibilidades de inversión en el país del Golfo Pérsico. Otras, como Repsol y Cepsa, esta última controlada totalmente por el emirato de Abu Dhabi, ya tuvieron incluso negocios en Irán, proyectos que tuvieron que cerrar cuando la administración americana y Europa impusieron las sanciones hace tres años.

Sin ir más lejos, Repsol tuvo que suspender sus importaciones de crudo a principios de 2012, cuando obtenía 65.000 barriles por día (bpd), lo que le convirtió en uno de los clientes europeos regulares de Teherán. Lo mismo le ocurrió a Cepsa, la otra refinería de España y el mayor comprador de crudo iraní en ese país. Ahora, la petrolera participada por La Caixa y Sacyr quieren incluir a este país de Oriente Próximo entre sus mercados a explotar en el nuevo plan estratégico 2015-2021 que anunciará en breve, especialmente tras el estancamiento de Brasil, su gran apuesta hasta la fecha. Tendrá que pelear con competidores con la anglo holandesa Shell, la francesa Total y la rusa Lukoil, que ya han manifestado su intención de ir a por parte del pastel.