Los acreedores de Globalvía ejercen su derecho preferente y se quedan la compañía

Justo al límite, pero a tiempo. Como adelantó El Confidencial, los fondos PGGM, OPTrust y USS, tenedores de 750 millones en bonos de Globalvía, habían decidido plantar cara a Khazanah, grupo malayo que había llegado a un acuerdo para adquirir la empresa por 420 millones de euros, y desde hace varias semanas trabajaban intensamente para poder ejercer su derecho preferente de adquisición.

El plazo para ejecutar esta ventaja concluía este miércoles y, justo antes de que expirara, los tres fondos han comunicado a FCC y Bankia, dueños de la concesionaria, su deseo de quedarse con la totalidad de la compañía, lo que supone que deberán poner sobre la mesa la misma cifra que Khazanah se había comprometido a pagar.

A pesar del cambio de comprador, donde se va a continuar con la línea marcada es en el acuerdo sellado entre FCC y Bankia para que Juan Béjar, quien hace un mes comunicó su deseo de abandonar el grupo de construcción, sea presidente de Globalvía. De hecho, fuentes próximas a la compañía aseguran que los fondos ya han dado su visto bueno a este nombramiento.

Fue precisamente Béjar quien, hace cuatro años, convenció al holandés PGGM y al canadiense OPTrust, para que aportaran 400 millones a través de un instrumento convertible en un periodo de cinco años. En 2013, este ejercicio se captación de fondos, que ha permitido financiar el desarrollo internacional de Globalvía, se completó con otra inyección de 100 millones por parte de cada uno de estos inversores, y la suma del británico USS, que suscribió otros 150 millones.

Los tres fondos han sabido jugar sus cartas desde el primer momento en que Bankia y FCC les comunicaron su deseo de vender la concesionaria. Entonces, presentaron una oferta muy alejada de las expectativas de los dos socios, que decidieron abrir un proceso formal, por el que se interesaron firmas como Cintra, el fondo canadiense Baluarte, el chino Ginkgo y el malayo Khazanah, que terminó imponiéndose con una oferta de 420 millones a finales del año pasado.

La jugada de los fondos

Seis meses después, a principios de julio, tras la correspondiente due dilligence, se firmó el acuerdo definitivo, aunque éste seguía condicionado a que los fondos declinaran ejercer su derecho preferente.

Lejos de desaprovechar esta opción, durante todo este tiempo, los tres vehículos habían estado esperando en la retaguardia y, ya con todas las cartas sobre la mesa, empezaron a requerir internamente las correspondientes autorizaciones de sus casas madre, peticiones que han terminado en la compra de la concesionaria.

Los fondos, además, han apurado el tiempo sabiendo que éste jugaba a su favor, ya que el bono del que son tenedores está remunerado con una atractiva ganancia que puede llegar hasta el 12% y que vence el próximo ejercicio. De hecho, el cierre definitivo de esta operación podría retrasarse todavía nueve meses.