Es noticia
El bufete de abogados que desafía los derechos de los gais y judíos en Inditex
  1. Empresas
DEMANDA DE 40 MILLONES DE DÓLARES EN EEUU

El bufete de abogados que desafía los derechos de los gais y judíos en Inditex

El grupo gallego se enfrenta a la mayor demanda laboral de su historia, presentada por un exabogado de Zara en Estados Unidos y defendida por un despacho especializado en causas sociales

Foto: Imagen de archivo de una tienda de Zara en Barcelona. (Reuters)
Imagen de archivo de una tienda de Zara en Barcelona. (Reuters)

Madrid ha celebrado este fin de semana el Día del Orgullo, una manifestación en la que los gais, lesbianas, transexuales y bixesuales (LGTB) reclaman la igualdad de derechos para unos colectivos que todavía en muchos países están en entredicho. Los ecos de esta celebración llegarán sin duda a la pequeña población coruñesa de Arteixo, donde Inditex tiene su centro principal de operaciones. Porque la compañía textil gallega se enfrenta a la mayor demanda que ha recibido por parte de un exdirectivo por supuesta discriminación sexual y religiosa.

La noticia saltó al otro lado del Atlántico el pasado 4 de junio cuando el bufete Stanford Heisler Kimpel presentó una querella contra responsables de Zara USA en representacion de Ian Jack Miller, abogado y exdirector jurídico de la compañía española en Estados Unidos. En la demanda, en la que reclama una indemnización de 40 millones de dólares, Miller aseguraba que la principal marca del grupo Inditex le había discriminado por ser judío, estadounidense y homosexual, unas quejas que habían terminado con el empleado en la calle.

Según su denuncia, Zara favorece a empleados heterosexuales, españoles y católicos y discrimina al resto, unas acusaciones contra varios directivos de la cadena en Estados Unidos y basadas en correos electrónicos con contenido pornográfico, en los que se debatía sobre el tamaño del pene, alardeaban de sus hazañas sexuales con subordinadas femeninas de la empresa y describían sus visitas a prostitutas durante viajes laborales. La demanda también relata cómo los altos ejecutivos de Zara habrían intercambiado correos electrónicos altamente ofensivos de manera regular, incluyendo una multiplicidad de imágenes retratando al presidente de EEUU, Barack Obama, y su esposa, Michelle Obama, de manera racista y peyorativa.

Miller asegura en la demanda que no compartió su afiliación religiosa con sus colegas debido a la cultura antisemita de la compañía. Sin embargo, cuando algunos ejecutivos de alto rango en Estados Unidos descubrieron que Miller era judío, el afectado se convirtió en un blanco de acoso, su supervisor inmediato lo excluyó de reuniones y correos electrónicos y sus incrementos salariales y primas cayeron repentinamente. La situación culminó con el despido brusco de Miller después de siete años de servicio en Zara USA.

Pero, ¿son creíbles estas imputaciones a una empresa presente en 88 países de los cinco continentes en los que se practican todo tipo de creencias religiosas y políticas, con empleados de todo tipo de razas? ¿O se trata del típico empleado que mediante una demanda quiere conseguir fama, además de mucho dinero, a costa de dañar la imagen de una compañía multinacional?

Otras víctimas de prestigio

Evidentemente, Inditex niega cualquier veracidad de estas acusaciones. Pero lo cierto es que se enfrenta a un bufete de abogados que hace de los derechos sociales su bandera y que ya ha retado a grandes gigantes, como KPMG, con gran éxito. Por ejemplo, Stanfor Heisler Kimpel inició en 2011 una batalla contra la gran firma de auditoría y consultoría por discriminación salarial contra las mujeres, una demanda colectiva que sigue abierta y a la que se han adherido cerca de 900 afectadas presuntamente en Estados Unidos.

Este mismo año, el despacho de abogados presentó también una querella contra Novartis, una de las mayores farmacéuticas del mundo por presunta discriminación de genero, al no dar las mismas oportunidades de promoción y el mismo salario a hombres y a mujeres. La reclamación por marginar presuntamente a los empleados del sexo femenino asciende a 110 millones de dólares. Lo mismo le ha ocurrido a Boston Scientific Neuromodulation Corporation (BSNC), a quien le exige 50 millones por no tratar igual a las personas de distinto sexo.

Inditex, como KPMG o Novartis, asegura tener un profundo respeto por todo tipo de creencias y que no tolera ningún tipo de comportamiento discriminatorio e irrespetuoso. De hecho, la compañía pone en práctica lo que denomina como Planes de Igualdad para promover el principio de respeto máximo entre hombres y mujeres, “contribuyendo a reducir desigualdades y desequilibrios”, así como “prevenir la discriminación laboral y garantizar un entorno de trabajo saludable”.

Stanford Heisler Kimpel no es un despacho cualquiera. Ha ganado litigios por 1.000 millones de dólares, entre otros uno a la propia Novartis

El Código de Conducta y Prácticas Responsables así lo especifica al aseverar que no se permite ningún tipo de violencia, acoso o abuso en el trabajo, ni discriminaciones por razón de raza, religión, edad, nacionalidad, género o cualquier otra condición general que no sean el mérito y la capacidad profesional. El reglamento de su consejo de administración también enfatiza que la compañía debe facilitar la entrada de mujeres en el órgano de gobierno de Inditex, el cual, no obstante, solo tiene a una representante femenina rodeada de ocho hombres.

Lo que parece claro es que Stanford Heisler Kimpel no es un despacho cualquiera. Ha ganado litigios por 1.000 millones de dólares, entre otros uno a la propia Novartis por el que la firma suiza acordó pagar 250 millones de dólares a cerca de 5.000 mujeres que se sumaron a una demanda colectiva. También obtuvieron 120 millones de dólares de Onmicare, la mayor empresa estadounidense de médicos y enfermeras a domicilio, y más de 700 de Amgen, uno de los líderes mundiales en tratamientos terapéuticos para humanos. La mayoría de ellas firmaron acuerdos compensatorios en los que reconocían que no habían actuado correctamente.

Madrid ha celebrado este fin de semana el Día del Orgullo, una manifestación en la que los gais, lesbianas, transexuales y bixesuales (LGTB) reclaman la igualdad de derechos para unos colectivos que todavía en muchos países están en entredicho. Los ecos de esta celebración llegarán sin duda a la pequeña población coruñesa de Arteixo, donde Inditex tiene su centro principal de operaciones. Porque la compañía textil gallega se enfrenta a la mayor demanda que ha recibido por parte de un exdirectivo por supuesta discriminación sexual y religiosa.

Despachos Abogados Indemnizaciones Xenofobia
El redactor recomienda