La Finca se vende: las Cereceda encargan a N+1 colocar hasta un 30% de Procisa
Procisa, inmobiliaria famosa por haber desarrollado la urbanización de lujo La Finca, busca un socio financiero que le aporte los recursos financieros que necesita para poder seguir promoviendo
En un momento en el que se está poniendo en entredicho el interés de los fondos internacionales por el mercado inmobiliario español, uno de los emblemas de la promoción nacional ha despertado el interés de varios inversores extranjeros. Procisa, empresa de la familia Cereceda famosa por el desarrollo de la lujosa urbanización La Finca, negocia la venta de hasta un 30% de su capital y mantiene conversaciones con varios inversores institucionales.
El proceso, encargado a N+1, lleva meses circulando entre los grandes jugadores del sector, que han visto en esta venta la oportunidad de entrar en una compañía que cuenta con algunas de las bolsas de suelo más importante de la capital.
Tras sondear inicialmente la posibilidad de una salida a bolsa, opción que analizó Citi para terminar descartándola, la inmobiliaria ha conseguido avanzar en las conversaciones con un pequeño número de fondos, a los que ha planteado la operación limitando siempre su protagonismo al papel de socio financiero.
En línea con lo visto en otras empresas del sector -GMP ha vendido un 30% a GIC y Acciona ha negociado con KKR darle entrada en su inmobiliaria-, los planes de Procisa consisten en aliarse con un gran inversorque tome una posición minoritaria, pero que le otorgue los recursos financieros que necesita para seguir promoviendo.
Gigantes de la talla de Goldman Sachs, JP Morgan, Cerberus, Bank of America, KKR o Blackstone figuran entre las puertas a las que ha llamado N+1 para plantearles la operación, que podría terminar cerrándose en un porcentaje inferior al 30% y que supondrá un hito histórico para esta empresa familiar, cuyas riendas lleva Susana Cereceda tras el fallecimiento de su padre, Luis Cereceda García, hace cinco años.
Fuentes conocedoras aseguran que la ventaha estado a punto de cerrarse hace pococon un gran fondo estadounidense, que finalmente se ha caídodel proceso, una retirada que ha coincidido en el tiempo conlas incertidumbres generadas por los resultados electorales del pasado 24 de mayo.
Un gigante condicionado por la banca
Con un activo de 900 millones de euros,unos fondos propios cercanos a los 200 millones, una deuda de 600 millones y unas pérdidas de 19en 2013 (último ejercicio con cuentas oficiales), la compañía aborda la entrada de un socio financiero tras haber conseguido arrancar el año pasado a la banca un acuerdopara acomodar un préstamo de casi 400 millones que se remonta a diciembre 2009, y tras haber consumado la fusión con Agruva y Luarce, otras de las sociedades a través de las cuales la familia Cereceda tenía construido su imperio inmobiliario.
Hace cinco años, la banca y Procisa estructuraron en tres tramos (A, B y C) esta financiación e impusieron una serie de condiciones, como mantener unos fondos propios superiores a los 150 millones,la deuda por debajo de los 725millones y limitar el reparto de dividendos a 10 millones de euros anuales. Aunque estas tres líneas rojas se cumplen, la inmobiliaria necesitó llegar a un acuerdo para aplazar el pago de los tramos B y C, ya que vencían en diciembre de 2014, que ha supuesto un aumento del tipo medio de financiación, aunque el grueso de la deuda sigue teniendo como plazo el año 2021.
La banca ha impuesto a la compañía una dura hoja de ruta que condiciona tanto los precios de venta de activos como su capacidad de repartir dividendo
La banca también ha marcado líneas rojas sobre los importes a los que Procisa puede vender activos (el precio nunca puede ser inferior al 75% del valor de tasación del momento),garantías de cobro y de amortización de deuda si se llevan a cabo una serie de ventas, y el cumplimiento de un exigente plan de desinversiones cuyo principal objetivo es amortizar el crédito sindicado y, sólo bajo autorización bancaria, promover algún desarrollo.
Todo esterosario de condicionantes ayuda aentender el interés de la familia Cereceda por encontrar un socio financiero que le permita poder retomar su actividad, después de años de caídas de resultados y con la espada de Damocles de sus acreedores en la cabeza.
Los interesados en la inmobiliaria sostienen queProcisa es mucho más que La Finca y las promociones de lujo. Aunque es cierto que entrelos activos que más han atraído a algunos de los fondos que han analizado la operación destacan dos suelos que posee junto a la lujosa urbanización, Procisa es propietaria también del Parque Empresarial La Finca, de un complejo de oficinas en Cardenal Marcelo Spínola, además de varios edificios de oficinas repartidos por la capital, y tiene en proyectoel desarrollo de dosréplicas de la famosa urbanización de Somosaguas en La Romana (República Dominicana) y en Cartaya (Huelva).
En un momento en el que se está poniendo en entredicho el interés de los fondos internacionales por el mercado inmobiliario español, uno de los emblemas de la promoción nacional ha despertado el interés de varios inversores extranjeros. Procisa, empresa de la familia Cereceda famosa por el desarrollo de la lujosa urbanización La Finca, negocia la venta de hasta un 30% de su capital y mantiene conversaciones con varios inversores institucionales.