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Enel vuelve a hacer la maleta y prepara la exclusión de bolsa de su filial Green Power
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CUENTA CON 12.600 ACCIONISTAS EN ESPAÑA

Enel vuelve a hacer la maleta y prepara la exclusión de bolsa de su filial Green Power

La multinacional italiana Enel quiere excluir de la bolsa española a su filial de renovables Green Power. La operación ha generado fuertes suspicacias en medios del Gobierno

Foto: Foto: Reuters
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La estrategia de la multinacional italiana Enel está muy clara en España y todo apunta a una salida de puntillas permanente del país, una vez que Endesa ha quedado convertida en una mera filial sin mayor capacidad de decisión estratégica dentro del grupo. El siguiente capítulo en el proceso de ‘deserción’ es ahora la exclusión de la bolsa española de las acciones de Enel Green Power, la empresa de renovables que cotiza en las cuatro grandes plazas bursátiles desde noviembre de 2010. La decisión se ejecutará más pronto que tarde, y lo que está por ver es si la 'operación salida' implica o no una oferta pública de adquisición (OPA) que compense previamente a los miles de accionistas que pueden quedarse colgados en nuestro país.

Enel Green Power solicitó la admisión a contratación en España en el otoño de 2010 como paso previo para una oferta pública de venta (OPV) que posibilitó la cotización de sus títulos en las bolsas de Milán, Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. En España la operación se llevó a cabo con la asignación de 44,6 millones de acciones entre un total de 12.670 inversores, según consta en los registros oficiales de la CNMV. Es cierto que los titulares que hayan mantenido su participación desde entonces han obtenido una interesante rentabilidad, derivada de la evolución de un valor que se estrenó en 1,60 euros y ahora cotiza en torno a 1,87 euros, lo que otorga a la compañía una capitalización, en números redondos, de 9.300 millones.

El problema real para particulares españoles que depositaron su confianza en la empresa italiana no reside en la garantía de la inversión realizada en su día, sino en las consecuencias administrativas y fiscales que pueden derivarse de un negocio financiero que ahora quedaría residenciado exclusivamente en Italia y sometido, por tanto, a la regulación del país transalpino. La decisión de abandonar la bolsa no obliga a desprenderse necesariamente de los títulos por cuanto que la empresa seguiría cotizando en Milán, pero sí que puede inducir a una venta forzada ante la incertidumbre de obligaciones legales que estarían fuera del control de las entidades españolas de supervisión.

Ante la situación sobrevenida de cierto desamparo que pueda crearse, la ley del Mercado de Valores ofrece como escudo protector para los accionistas minoritarios la alternativa de una OPA de exclusión, que a los precios actuales implicaría un sobrecoste para la multinacional de casi 83 millones de euros. Ni que decir tiene que Enel Green Power va a tratar de ahorrarse el gasto con la búsqueda de alguna solución de garantía menos onerosa. Precisamente, esta es la labor en la que ahora trabajan los responsables jurídicos de la compañía italiana encabezados por el director de Asuntos Legales en España, Borja Acha.

Tensiones con el Ministerio de Industria

La compañía italiana considera que la duplicidad de contratación en plazas de dos países diferentes facilita las operaciones de arbitraje con los títulos de la filial de renovables dentro de una práctica perfectamente habitual en el mercado, pero que no favorece la evolución del valor en bolsa. El argumento puede resultar de peso desde un punto de vista técnico, pero Enel tiene que tentarse la ropa para no herir de nuevo la susceptibilidad del Gobierno español, que ha torcido el gesto ante los últimos movimientos protagonizados por la multinacional transalpina en nuestro país.

Enel aprovechó la batalla política entre Manuel Pizarro y el Gobierno de Zapatero para hacerse con el control de Endesa hace ahora seis años. A la vuelta de este periodo, la que fuera primera compañía eléctrica de España se ha convertido en una mera subsidiaria del Estado italiano que, a fin de cuentas, es el propietario de Enel. La multinacional italiana ha aprovechado su pleno dominio para comprar este último otoño todos los negocios latinoamericanos integrados en la filial chilena Enersis y acto seguido ha compensado en sus cuentas el pago de la operación con el cobro de un megadividendo procedente de Endesa.

El Ministerio de Industria no encajó de buen grado la jugada de Enel con estas operaciones combinadas y la Abogacía del Estado estuvo explorando la posibilidad de requerir algún tipo de indemnización que resarciera a España por las ventajas fiscales que en su día facilitaron el plan de expansión internacional de la antigua Endesa. Los estudios demostraron que no existía una base jurídica para tal empeño, pero la herida no está del todo cerrada y cualquier iniciativa parecida por parte de Enel podría entenderse como un nuevo desafío al Gobierno. La historia de Endesa es un despropósito para los intereses nacionales, pues no en vano la empresa se desarrolló al amparo del sector público y del esfuerzo de todos los contribuyentes españoles.

La estrategia de la multinacional italiana Enel está muy clara en España y todo apunta a una salida de puntillas permanente del país, una vez que Endesa ha quedado convertida en una mera filial sin mayor capacidad de decisión estratégica dentro del grupo. El siguiente capítulo en el proceso de ‘deserción’ es ahora la exclusión de la bolsa española de las acciones de Enel Green Power, la empresa de renovables que cotiza en las cuatro grandes plazas bursátiles desde noviembre de 2010. La decisión se ejecutará más pronto que tarde, y lo que está por ver es si la 'operación salida' implica o no una oferta pública de adquisición (OPA) que compense previamente a los miles de accionistas que pueden quedarse colgados en nuestro país.

Enel Endesa Manuel Pizarro
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