CaixaBank quiere crecer para reducir el peso de participadas como Telefónica y Repsol

CaixaBank (ver cotización) estudia cómo reducir el peso de sus participadas, tanto de las bancarias como las industriales, véase Repsol y Telefónica, según consta en su plan estratégico para 2015-2018 presentado esta mañana en Londres por el presidente del banco, Isidre Fainé, y su consejero delegado, Gonzalo Gortázar.

La razón es que estas participaciones consumen mucho capital con la actual legislación y tras crisis de Lehman Brothers la optimización en la gestión del capital es tan importante para un banco como, por ejemplo, la actividad comercial del control de riesgo o los índices de eficiencia.

CaixaBank tiene una amplia cartera de participadas que, a finales del pasado año, estaba valorada en más de 9.600 millones de euros. Además de sus inversiones bancarias internacionales, destacan el 5,25% de Telefónica y el 11,9% de Repsol.

Gonzalo Gortázar, por su parte, no ha querido referirse en concreto ni a Repsol (ver cotización) ni a Telefónica (ver cotización), “porque son compañías cotizadas”. Y cuando se le ha pedido concreción, se ha limitado a señalar ejemplos del pasado, como “cuando vendimos Inbursa hasta quedamos en el 9%” o cuando emitimos el bono convertible de Repsol”.

Esta amplio paquete de participadas aportó a CaixaBank en 2014 un total de 491 millones de dividendos, pero consumió un exceso de capital, un 16%, según se señala en la planificación para los próximos cuatro años, repartido entre el 11% devorado por los bancos –Erste, Inbursa, BEA, etc.– y el 5% que se imputa a las participaciones de Telefónica y Repsol.

El plan estratégico prevé que el conjunto de paquetes accionariales sólo pesen el 10% en el consumo de capital, un rebaja de cinco puntos, pero en CaixaBank no se ha querido especificar ni cómo ni sobre qué empresas se ha de repartir este objetivo para los próximos cuatro años

Esta mejora en la gestión del capital, combinada con una potenciación de la política comercial para crecer un 6% anual en recursos de clientes; más una reducción de la morosidad del actual 9,9% hasta el 4%, con la consiguiente reducción de provisiones; y una apuesta por la banca digital, ha de servir para disparar la rentabilidad del grupo sobre fondos propios, que se ha de situar entre el 12% y el 14%, según ha señalado Gortázar al destacar esta previsión para el fin del plan.

Más dividendo

Una vez que esta rentabilidad se dispare, CaixaBank prevé o abonar dividendos extraordinarios que superen el actual 50% de pay out o aplicar programas de recompra de acciones. “Nuestro dividendo en efectivo es hasta ahora el 50% del beneficio, pero si la rentabilidad se coloca por encima del 12% sobre los recursos propios, eso lo entenderemos como sobrecapitalización y se devolverá ese capital a los accionistas. Eso podría pasar 2017”, ha avanzado Gortázar. Si el plan se consigue, la cuota de mercado en créditos y depósitos de CaixaBank pasará del 15% actual a alrededor del 20%, declaró.

Sobre la OPA sobre BPI, el ejecutivo ha asegurado que el banco portugués tiene un papel en el plan estratégico, pero no lo ha definido. Sólo ha garantizado que se buscarán fórmulas para que su adquisición no suponga bajar el objetivo de mantener unos niveles de excelencia de capital de entre el 11% y el 12% de ratio CET1.