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Las entidades compran votos y paz social financiando los dispendios de los sindicatos
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ESCÁNDALO DE LOS SOBRESUELDOS DE CCOO

Las entidades compran votos y paz social financiando los dispendios de los sindicatos

El escándalo de los gastos de CCOO banca ha puesto sobre la mesa las fuertes cantidades con que las entidades financian a los sindicatos. ¿Por qué lo hacen? Por el favor de los consejeros en las públicas y por la paz social en las privadas

Foto: Los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo (i) y Cándido Méndez. (EFE)
Los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo (i) y Cándido Méndez. (EFE)

El sistema "ortodoxo" de retribución de los sindicatos en la banca es compensarlos por los gastos en los que incurren para desarrollar su actividad, que básicamente son desplazamientos, comidas y hoteles. De hecho, para cobrarlos, los sindicalistas deben presentar los justificantes de esos gastos, e incluso en algunas entidades existen topes para cada concepto. Ahora bien, numerosas firmas van más allá de esa ortodoxia y pagan a las centrales unas cantidades muy superiores. De hecho, sólo CCOO (esto ocurre con todos los sindicatos) recibió 8,3 millones del sector entre 2008 y 2012, según El País, cifra que la central no desmiente.

¿A qué se debe esta generosidad? Aquí hay que distinguir los dos tipos de entidades que desarrollaban su actividad en España, como en todo lo ocurrido durante la crisis: los bancos y las cajas de ahorros. Las segundas, al ser entidades públicas, tenían en sus órganos de gobierno a representantes de las fuerzas políticas y sociales (lo que incluye sindicales) del territorio original de la caja en cuestión. Y, lógicamente, el presidente de turno estaba enormemente interesado en tener contentos a todos los consejeros (y a los miembros de la asamblea general), fueran del color que fueran. De ahí que 'regara' con prodigalidad a los sindicatos con ayudas directas que se sumaban a las dietas que percibían los representantes de los trabajadores en el consejo.

Esto explica donaciones tan llamativas en relación a su tamaño como las realizadas por las extintas Cajasol (hoy en manos de La Caixa) y Caixa Catalunya (en un dificultoso proceso de compra por BBVA), que abonaron más de medio millón de euros y cerca de 400.000, respectivamente, en los años de la crisis. Como no podía ser de otra forma, Caja Madrid (y después Bankia) también aparece en uno de los primeros lugares de la lista de generosidad sindical, con 1,13 millones.

Según un exdirectivo de esta entidad, esta financiación perseguía la misma finalidad que las tarjetas black o las numerosas prebendas (regalos, viajes, entradas, etc.) que se otorgaban a los consejeros: la fidelidad a Miguel Blesa, primero, y a Rodrigo Rato, después. De hecho, los consejeros asistían una vez al mes no a una reunión del consejo, sino a tres en el mismo pack: la de la caja, la de la obra social y la de la fundación. Y así cobraban tres veces. No hace falta recordar los gastos en que incurrieron con sus tarjetas opacas, de cuya legalidad algunos dudaban –eso dijo ayer Alberto Recarte ante el juez Fernando Andreu–, aunque no por ello dejaron de usarlas.

El desmadre de CAM o Novagalicia

Otro caso palmario es el de la CAM, cuyo primer juicio por los sobresueldos que pagaba a sus consejeros (sindicalistas incluidos) está visto para sentencia y sobre la que ayer otro magistrado, Javier Gómez Bermúdez, abrió otras dos piezas separadas. Según fuentes conocedoras de la situación, cuando el Sabadell ganó la subasta de la entidad alicantina, se encontró con "enormes aportaciones a los sindicatos que excedían con mucho la política del banco, por lo que tuvo que comunicar a los representantes de los trabajadores que esa financiación se había terminado y que a partir de entonces se regían por las normas del Sabadell", que, en línea con los principales bancos, pide justificantes y paga sólo por los gastos asociados con la actividad sindical.

Las centrales también campaban a sus anchas en las cajas gallegas (Caixa Galicia y Caixanova, fusionadas en Novagalicia y hoy en manos del venezolano Banesco). Una fuente bien informada cuenta la anécdota de que los sindicalistas tenían coches oficiales de las entidades y que incluso acudieron en ellos a la reunión en la que el FROB, después de nacionalizar la entidad, les comunicó... que se quedaban sin los mismos. Porque el fondo de rescate no estaba dispuesto a asumir las aportaciones y prebendas a las que estaban acostumbrados.

Los bancos: evitar conflictos en los ERE

En lo que respecta a los bancos, llama la atención sobre todo el caso de Banesto, que concedía más ayudas a los sindicatos que el propio Santander, cuando era una filial del mismo hasta su absorción a finales de 2012. Desde la entidad explican que no hay tanta diferencia entre las dos y que "cada entidad tenía su presupuesto y su política de acción sindical". Pero ¿por qué una tenía mayor generosidad que otra si no había necesidad de asegurarse ningún voto en el consejo? "Pues para garantizarse la paz social. ¿Para qué si no quiere un banco o una empresa tener contentos a los representantes de la plantilla?", responde otra fuente del sector. Y eso es especialmente importante cuando va a acometer una reducción de personal o una integración... que es lo que hizo Banesto en 2012 al fusionarse con su matriz.

Es caso de La Caixa está a caballo entre los dos modelos. Se trata de la entidad que más aportó a las centrales en ese período, 2,24 millones, aunque ahí el poder de los sindicalistas en el consejo es muy limitado al tratarse de una caja de fundación privada. No obstante, sí están presentes en el órgano de gobierno (y en los de empresas participadas) y sus dietas alcanzaron 1,2 millones. Pero, por otro lado, no hay que olvidar que la entidad que preside Isidre Fainé es la que ha acometido mayores integraciones, con sus correspondientes ERE, en la reestructuración financiera: Caixa Girona, Banca Cívica, Banco de Valencia y Barclays, donde ha estallado una guerra civil en la plantilla.

Acuerdos legales que no explican las diferencias

La Caixa explica que tiene lo que se llama un "acuerdo LOLS" (siglas de Ley Orgánica de Libertad Sindical) con las centrales que pretende "facilitar los medios económicos y materiales que establece esta Ley" y que estipula las cuantías en función de la representatividad de cada una. Un acuerdo que no aclara por qué La Caixa contribuye con 10 veces más dinero que BBVA, pero a lo que también se aferró ayer el secretario general de la federación de banca de CCOO (Comfia), José María Martínez, para explicar estos ingresos.

Martínez explicó en rueda de prensa que este sistema "no sólo es legal, sino que es constitucional" y que "los acuerdos se hacen en toda España y en todas las empresas", aunque reconoció que "no existe una lógica general, cada entidad tiene sus acuerdos: algunos reconocen más horas sindicales y menos ayudas financieras, otros al revés... Y también depende del tamaño". El señalado secretario general negó que haya sobresueldos o gastos suntuarios, aunque confirmó las cifras publicadas por el rotativo de Prisa. Tampoco fue capaz de explicar por qué en 2013 los gastos se mantuvieron muy estables pese a una caída de las cuotas de los afiliados en torno a medio millón de euros.

El sistema "ortodoxo" de retribución de los sindicatos en la banca es compensarlos por los gastos en los que incurren para desarrollar su actividad, que básicamente son desplazamientos, comidas y hoteles. De hecho, para cobrarlos, los sindicalistas deben presentar los justificantes de esos gastos, e incluso en algunas entidades existen topes para cada concepto. Ahora bien, numerosas firmas van más allá de esa ortodoxia y pagan a las centrales unas cantidades muy superiores. De hecho, sólo CCOO (esto ocurre con todos los sindicatos) recibió 8,3 millones del sector entre 2008 y 2012, según El País, cifra que la central no desmiente.

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