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Chamartín, Bernabéu, Campamento... el ladrillo se la juega antes de las elecciones
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Chamartín, Bernabéu, Campamento... el ladrillo se la juega antes de las elecciones

Los desarrollos más importantes de la capital trabajan contrarreloj para tener todas las bendiciones antes de que el parlamento madrileño pierda su tono monocolor

Se han dado muchas veces por hechos, pero la realidad es que todavía están en el aire y cruzando los dedos para tener todas las bendiciones antes de que llegue mayo y un vendaval político rompa el tono monocromático que lucen Gobierno Central, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, los tres gobernados con mayoría absoluta del Partido Popular. Consciente de ello, o por una pura coincidencia que siempre cuesta creer en épocas preelectorales, la formación con sede en la calle Génova ha acelerado en los últimos meses varios proyectos urbanísticos que prometen transformar el skyline de la capital y ser un motor de la recuperación de la economía y del empleo.

Campamento, Valdebebas, Castellana Distrito Norte (la antigua Operación Chamartín) o la Operación Calderón son algunos ejemplos de grandes desarrollos que han dado auténticos pasos de gigante en los últimos seis meses pero que, sin embargo, corren el riesgo de volver a estar en el limbo si no logran todos los parabienes antes de las elecciones. La amenaza de parlamentos fragmentados y obligados a llegar a acuerdos entre las distintas formaciones aparece, al menos en la teoría, como una auténtica losa para impulsar desarrollos urbanísticos, ya que estos proyectos, de por sí complejos, son históricamente carne de polémica, pelotazos y estrategias políticas.

Conscientes del cambio, los responsables de Distrito Castellana Norte han modificado por completo el anterior proyecto, que Alberto Ruiz Gallardón bendijo en 2011, cuando todavía era alcalde de la capital y Esperanza Aguirre estaba al frente de la Comunidad, pero que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid echó por tierra dos años más tarde por vulnerar la Ley del Suelo. El nuevo plan, que cuenta con el acuerdo político de los gobiernos municipal, regional y central, se ha diseñado bajo un esquema flexible, para ser capaz de ir adaptándose a los distintos Ejecutivos, durante los próximos 20 años. Un as en la maga que los promotores de la continuación del Paseo de la Castellana consideran garantía para que, esta vez sí, el desarrollo eche a andar.

Pero nadie se engaña tampoco de que se está yendo lo más rápido posible para tratar de llegar a mayo con la autorización del Pleno del Ayuntamiento al nuevo Plan Parcial, algo que los promotores esperaban haber tenido listo el pasado jueves, para someterlo ya al visto bueno de la Junta de Gobierno, pero que fue imposible debido a que no llegaron los 30 informes que necesita tener a su favor este plan para poder seguir adelante.

Sin embargo, como bien ha podido comprobar la Operación Mahou-Calderón, que recibió el visto bueno del consistorio a finales del pasado ejercicio, o más recientemente el Bernabéu, cuyas autorizaciones se remontan tres años, hasta que no está completada la obra, todo es susceptible de cambiar. Y es que los tribunales se han convertido en los nuevos arquitectos del urbanismo madrileño, capaces de declarar ilegales hasta 22 desarrollos urbanísticos de un plumazo, o de echar por tierra los planes de Florentino Pérez para remodelar el Santiago Bernabéu, gracias a las numerosas lagunas con las que se aprueban en demasiadas ocasiones estos desarrollos.

Mientras el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha anulado la Modificación Puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid que permitía al club blanco transformar su campo, el Tribunal Supremo ha puesto palos en las ruedas de la Operación Calderón-Mahou, al dar la razón a la asociación Señales de Humo por no haberle dejado personarse en el procedimiento en el que se aprobó el plan. "Es pura burocracia, porque el juez ordena volver a empezar desde el principio, pero no tiene mayor problema, se hará y estará en orden", señalan fuentes de la operación, que dan por hecho que todo este procedimiento estará listo antes de elecciones. Ése es ahora el objetivo prioritario.

El Real Madrid también ha reconocido que va a trabajar con Ayuntamiento y Comunidad de Madrid para conseguir susbsanar todos los aspectos necesarios para sacar adelante la reforma del estadio Santiago Bernabéu, remodelación que el club banco considera más que una obra, ya que lleva consigo un acuerdo con el fondo soberano de Abu Dhabi IPIC, que está dispuesto a inyectar 400 millones de euros en el templo deportivo a cambio, entre otras cosas, de poner su nombre junto al del histórico presidente del Real Madrid.

Más allá de todas estas guerra de autorizaciones, planes parciales y sentencias en una y otra dirección, la amenaza latente que se cierne sobre todo el desarrollo urbanístico de Madrid es la conocida como Ley de las cuatro alturas, que limita a cuatro pisos más ático el esqueleto de los inmuebles de los nuevos desarrollos de la capital.

Ésta amenaza, por ejemplo, continúa latente en Valdebebas, otro PAU -Proyecto de Actuación Urbanística- que el consistorio madrileño se ha apresurado a reactivar, tras la sentencia del Supremo que bloqueó 22 desarrollos de la capital, con la reciente aprobación definitiva de su Proyecto de Reparcelación Económica. Sin embargo, la amenaza de los recursos que desde hace años salpican esta área continúa en el aire en los edificios de más de cuatro alturas, ya que desde julio del año 2007, los nuevos inmuebles que se construyan en cualquier desarrollo de la Comunidad de Madrid que no tuvieran aprobada su planificación urbanística antes de esa fecha no podrán tener más de cuatro plantas.

El problema que surge ahora en Valdebebas es que, al haberse tenido que hacer un nuevo Plan, éste puede llegar a interpretarse que debe someterse a la nueva regulación de alturas, punto que despierta diferentes interpretaciones jurídicas, pero que genera un incertidumbre que muchas voces piden dejar arreglada antes de las elecciones. "Debería eliminarse esa limitación, y en algún momento terminará haciéndose, pero resulta complicado pensar que sea antes de mayo", señala una fuente del sector.

Más interrogantes despierta la conocida Operación Campamento. A finales de enero, el grupo chino Wanda presentó a la Comunidad de Madrid su proyecto de un complejo de viviendas y ocio que fue recibido con las manos abiertas por la todavía alcaldesa de la capital, Ana Botella, que afirmó que el consistorio facilitará todos los trámites para que esta inversión, cifrada en al menos 3.000 millones, llegue a buen puerto, una vez reciba todos los parabienes del Ministerio de Defensa.

Pero el tiempo apremia, y sólo faltan tres meses para que los madrileños acudan a las urnas y obliguen a que todos estos planes necesiten el consenso de varios partidos para salir adelante. Los grupos de la oposición, con PSOE, IU y UPyD a la cabeza, han esquivado, al menos por el momento, oponerse frontalmente a ningún gran desarrollo, como Campamento, Chamartín o Valdebebas, pero sí que han exigido una transparencia y una regulación en orden que, por el momento, todos tachan de inexistente.

A partir de mayo, todas las partes son conscientes de que esto cambiará, y aquellos desarrollos que continúen en el aire estarán expuestos a un mayor escrutinio, que no tiene por qué suponer su fracaso, pero sí que supondrá un cambio de las reglas de juego. Y eso, sin olvidar que el actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha tirado la toalla, y ha dejado para el próximo Ejecutivo aprobar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, y si los tribunales no continúan pronunciándose en contra de estos proyectos.

Se han dado muchas veces por hechos, pero la realidad es que todavía están en el aire y cruzando los dedos para tener todas las bendiciones antes de que llegue mayo y un vendaval político rompa el tono monocromático que lucen Gobierno Central, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, los tres gobernados con mayoría absoluta del Partido Popular. Consciente de ello, o por una pura coincidencia que siempre cuesta creer en épocas preelectorales, la formación con sede en la calle Génova ha acelerado en los últimos meses varios proyectos urbanísticos que prometen transformar el skyline de la capital y ser un motor de la recuperación de la economía y del empleo.

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