Moncloa tensa la cuerda con los March para 'refundar' el núcleo duro en la OPV de Aena
La decisión de maximizar la OPV tomada por la Oficina Económica de Moncloa que dirige Álvaro Nadal ha abierto serias grietas en las negociaciones con los March
Cada minuto que pasa, más se tensa la situación, y lo que antes eran mensajes de consenso se están tornando en claros ultimátums. La decisión de Enaire, bajo la batuta de la Oficina Económica de Moncloa, de maximizar la OPV de Aena está poniendo contra las cuerdas incluso al alumno más aventajado del extinto núcleo duro, Corporación Financiera Alba, y está tensando la cuerda que hasta ahora seguía manteniendo unidas a las dos partes.
La decisión del zar económico del Gobierno, Álvaro Nadal, de sacar el máximo provecho para las arcas públicas a esta colocación, y dejar que sea el mercado quien marque el precio, ha sido recibida con clara hostilidad entre los March. "Ahora somos más bien negativos para presentar algún tipo de oferta", reconocen desde el entorno de la saga mallorquina.
Todo un jarro de agua fría para una parte del Gobierno, con el propio Ministerio de Fomento a la cabeza, cuyo secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, intentó templar ayer gaitas al asegurar que al Gobierno le gustaría que Aena contara con un núcleo duro, aunque reconoció que "ahora su entrada dependerá de las reglas del mercado".
Y estas elevan hasta la horquilla de entre 55 y 58 euros por título las ofertas de compra que se están recibiendo, una clara tendencia al alza que promete poder colocar al operador de aeropuertos muy por encima de los 53,3 euros de March, los 51,6 euros de TCI y los 48,66 euros de Ferrovial.
No obstante, tanto en el entorno del Aena como en algunos frentes del Gobierno se considera demasiado arriesgado moverse sólo por las reglas del mercado, el cual es imperfecto y susceptible de sobrevalorar compañías, sobre todo en un contexto como el actual de tipos cero, e incluso negativos. En su opinión, debe buscarse un equilibrio entre sacar el máximo jugo al patrimonio público y construir una red de seguridad que confiera estabilidad accionarial y mitigue posibles castigos al valor.
Los March siempre han sido vistos como los aliados perfectos por su conocimiento del sector de las infraestructuras, su Marca España, su ligazón al turismo y a las islas, la solvencia económica y la fidelidad que ha caracterizado sus diversas inversiones, siempre realizadas con una visión a largo plazo. Pero la saga mallorquina no está dispuesta a todo y está dejando notar su malestar por la posición netamente maximizadora del beneficio dictada por Moncloa.
Lo que está en juego es garantizar a la saga balear un puesto en el consejo de administración, sillón que, según las condiciones iniciales que se fijaron para el núcleo duro, se situaba en presentar una oferta por el 6,67% del capital o una horquilla donde la parte superior estuviera por encima de este porcentaje, aunque finalmente se adjudicara menos, como ocurrió con Ferrovial y TCI.
Tomando esta regla como referencia, y sobre la base de que Aena termine colocándose entre 55 y 58 euros, March necesitará desembolsar entre 550 y 580 millones para adquirir este porcentaje, frente a los 639,6 millones que ofreció por hacerse con un 8% a 53,3 euros. De hecho, con esta cantidad, a los precios de colocación que se están barajando, Alba podrá adquirir entre 11 y 11,6 millones de títulos, más del 7% del capital, con una inversión similar a la que tenía ya comprometida.
El problema es que, ante la sobredemanda que se espera, las espadas van a estar en alto hasta el último momento, por la incertidumbre generada desde Moncloa al rechazar ofrecer algún tipo de garantía previa que garantice la representación en el consejo y haber puesto el piloto automático de las reglas del mercado. De hecho, Alba prevé apurar el tiempo antes de tomar una decisión definitiva, consciente de que una buena parte del Gobierno, y de la propia Aena, desea tenerle en sus filas.
TCI, por su parte, continúa dando más órdenes de compra con la clara idea de, posteriormente, reclamar un consejero, incluso judicialmente si hiciera falta, con base en los acuerdos que se tomaron previamente y que situaban el listón para presentar una propuesta que garantizara tener representación en el 6,67% del capital.
Cada minuto que pasa, más se tensa la situación, y lo que antes eran mensajes de consenso se están tornando en claros ultimátums. La decisión de Enaire, bajo la batuta de la Oficina Económica de Moncloa, de maximizar la OPV de Aena está poniendo contra las cuerdas incluso al alumno más aventajado del extinto núcleo duro, Corporación Financiera Alba, y está tensando la cuerda que hasta ahora seguía manteniendo unidas a las dos partes.
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