Los ‘damnificados’ de FG cobran nueva vida en lo más alto del Olimpo financiero

Al igual que le ocurriera al ministro de Economía, Luis de Guindos, cuando promocionó a José Ignacio Goirigolzarri para la presidencia de Bankia, ahora ha sido el Gobierno vasco el que ha tenido que llamar a la puerta de Francisco González para obtener la autorización pertinente que ha permitido situar a Gregorio Villalabeitia al frente de Kutxabank. El motivo de dicha consideración no es una simple cuestión de cortesía, sino que responde a la obligación contractual que impedía a los dos antiguos directivos del BBVA trabajar en otras entidades financieras de la competencia.

El atribulado, rescatado y denostado sistema bancario ofrece un panorama que realmente no encuentra parangón en ningún otro sector de la actividad económica en nuestro país. No en balde, hasta un total de cinco máximos ejecutivos de grandes entidades proceden de la misma cantera y en todos ellos se da la circunstancia de haber salido, mal que bien, por la puerta falsa del banco que gobierna con plenos poderes FG. Al final, como diría el Tenorio, los muertos que vos matáis (en sentido profesional, se entiende) gozan de buena salud.

El nuevo jefe de Kutxabank, elegido el pasado viernes tras la estrepitosa y fulgurante dimisión de Mario Fernández, es un hombre al que se consideraba descatalogado para la primera línea de batalla financiera. Villalabeitia llevaba casi diez años retirado desde que dejó el BBVA y su irrupción en el banco nacido de la fusión de las cajas vascas pone en evidencia el desperdicio de talento que subyace detrás de esa política de prejubilaciones a granel con que las grandes corporaciones españolas y sus omnímodos caudillos amoldaron sus estructuras de poder aprovechando los años de la abundancia.

Con Goirigolzarri pasó tres cuartos de lo mismo cuando relevó a Rodrigo Rato en mayo de 2012. El presidente de Bankia, al que algunos consideran el mejor gestor bancario del sistema financiero español, se permite el lujo que entraña su responsabilidad en el banco fusionado gracias a los más de 50 millones de euros que le pagó el BBVA con el dinero de sus accionistas. De otro modo, hubiera sido muy complicado convencer al ‘bueno de Goiri’, como le definen sus allegados, para ‘tragarse el sapo’ de Bankia por el pírrico sueldo que le paga el FROB.

Análoga situación presenta el caso de José Sevilla, el número dos de Goirigolzarri en Bankia, que también lo fue en el BBVA. Ambos abandonaron la Torre de Azca prácticamente de la mano a la vuelta del verano de 2009, cuando FG decidió sin miramientos culminar la ‘operación limpieza’ que desde tiempo atrás venía experimentando la cúpula directiva de la segunda entidad bancaria del país. Entre los damnificados de esa rotación activa de altos cargos sobresale la figura de José Antonio Álvarez, el flamante consejero delegado del Banco Santander, designado y ensalzado esta misma semana para el cargo por Ana Botín.

Álvarez y Guardiola, dos grandes ‘olvidados’

El nuevo hombre fuerte de la primera corporación financiera del país dejó el BBVA hace doce años en busca de un plan de carrera que se le negaba insistentemente en su propia casa. El premio a la meritocracia que todo el mundo le reconoce ahora se le resistía entonces y harto ya de estar harto Álvarez tuvo la feliz idea de contactar con antiguos compañeros de Argentaria que se habían marchado al Santander a ver si la entidad cántabra le daba una segunda oportunidad. Caído en el olvido de FG, el joven directivo ha ido escalando niveles hasta encaramarse a lo más alto del Santander, con la ventaja de que esta vez ni siquiera ha sido preceptiva la venia del BBVA.

Francisco González tampoco puso muchos impedimentos para que Josep Oliu se hiciera en el verano de 2007 con los servicios del que es ahora consejero delegado del Banco Sabadell, Jaime Guardiola, otro dirigente de primer nivel surgido de la fábrica del BBVA. Tras varios años como principal ejecutivo en México, uno de los mercados esenciales para la entidad que preside FG, el regreso a España de Guardiola supuso un verdadero fiasco profesional. Recolocado como responsable del negocio en la Península Ibérica, el ejecutivo no quiso ser cola de león a la sombra de su plenipotenciario jefe y se marchó como cabeza de ratón al Sabadell para cubrir la vacante dejada por Juan María Nin cuando se marchó a La Caixa.

La lista se completa con Ignacio Sánchez-Asiaín, segundo de a bordo hasta ahora de Mario Fernández en Kutxabank, o el mismo presidente de Catalunya Banc, José Carlos Pla, jubilado en el BBVA hace siete años y que ha vuelto de manera involuntaria al redil de su antigua casa tras la subasta llevada a cabo por el FROB el pasado mes de julio. Uno y otro se encuentran en expectativa de destino y no es nada seguro que puedan seguir en sus puestos tras los cambios que se avecinan en ambas entidades. En cualquier caso, los dos incorporan a su historial el mejor aval que brinda la cantera BBVA, probablemente la mejor escuela de directivos que haya existido nunca en el mercado financiero español.