Endesa rebaja el tramo minorista de la OPV debido a la volatilidad de los mercados

La campaña de publicidad con la que Enel quiere atraer a los inversores para que compren las acciones de Endesa tiene como gancho la 'energía' de España para salir de la crisis. Sin embargo, a la hora de la verdad, la compañía italiana ha decidido reducir a la mitad el número de acciones que ofrecerá a los inversores particulares por el temor a que los minoristas no suscriban la oferta pública de venta (OPV) debido a la volatilidad de los mercados.

Enel ha estrechado el volumen del tramo reservado a los pequeños ahorradores al 15% de la colocación de hasta el 22% del capital. Un porcentaje que es la mitad de lo que la empresa italiana les comunicó a los bancos que venderán las acciones hace apenas dos semanas, cuando hizo pública su intención de que el 30% de la OPV fuera al tramo minorista.

En un principio, BBVA y Banco Santander, los dos brokers españoles coordinadores de la colocación junto a JP Morgan y Credit Suisse, confiaban en que los inversores particulares podrían llegar a destinar hasta 1.000 millones a adquirir acciones de Endesa. Pero, debido a la volatilidad de de los mercados los últimos días, los dos grandes bancos han optado por ser más prudentes y reducir el tramo retail a apenas 470 millones frente a los 1.000 millones previstos inicialmente. El 85% restante de la OPV se ha reservado a los grandes fondos de inversión, de pensiones y aseguradoras.

Aunque en el folleto de la colocación se deja la típica opción de ampliar el tramo minorista hasta el 30% de la oferta, lo cierto es que Enel, aconsejada por BBVA y Santander, ha optado por no pillarse los dedos y arriesgarse a que al terminar el plazo de mandatos de compra (entre el 7 y el 19 de noviembre) el libro de órdenes no tuviera demanda suficiente. Prefieren que el número de acciones reservada a este colectivo sea reducido para que la demanda pueda cubrir con comodidad la oferta.

La justificación oficiosa se basa en dos factores. El primero es que la CNMV y las autoridades europeas se han puesto mucho más exigentes a la hora de que los bancos comercializan productos financieros, como las acciones. “La normativa MIDIF es mucho más dura. Hay que completar una documentación en la que el inversor afirma ser consciente de los riesgos”, afirman desde un bróker colocador.

La segunda es que aún están muy presentes fiascos como el de Bankia, después de que el emisor traspasara la mayor parte de la oferta a los minoristas ante la ausencia de demanda de los institucionales. La última vez que una eléctrica recurrió al mercado para financiarse fue en diciembre de 2007 cuando Iberdrola hizo una oferta de acciones para lanzar su división de renovables. Los inversores perdieron un 40% de su dinero.

Según el folleto informativo de la OPV, entre los particulares se venderán entre 23 y 30 millones de acciones, cuyo precio máximo será de 15,53 euros. Las peticiones de compra oscilan entre los 1.500 y los 200.000 euros. A los que suscriban la oferta y mantengan las acciones durante un año, se les regalará un título por cada 40 adquirido y aguantado en la cartera.