Pastor se apoya en la CNMV para pedir a Rajoy un segundo intento de OPV en Aena

"Ana, la de los 135 días”. Este slogan mordaz con clara reminiscencia a la figura de Ana Bolena, la decapitada reina de Inglaterra, se ha convertido en la cantinela de los altos cargos del Gobierno que consideran ‘virtualmente suspendida’ la OPV de Aena. En el Ministerio de Fomento consideran por el contrario que los colegas de Economía “han creado un problema que no existía” para paralizar la salida a bolsa y, en consecuencia, no se resignan a tirar la toalla. La privatización parcial del operador aeroportuario está herida pero todavía no está muerta y su desenlace final dependerá de lo que ya se considera un ‘pulso personal’ entre Ana Pastor y Luis de Guindos.

La ministra de Fomento está empeñada en llevar hasta sus últimas consecuencias este segundo intento de oferta pública. Los argumentos técnicos que sirvieron a Luis de Guindos para frustrar el lanzamiento inicial de la OPV el pasado viernes constituyen ahora el fundamento de la estrategia política que ha expuesto la ministra al presidente Mariano Rajoy. Si la mera cuestión que falta por resolver es el concurso público para seleccionar al auditor lo único que hay que hacer es emprender cuanto antes la licitación y rematar la faena en la siguiente ventana de oportunidad en bolsa.

El mes de febrero marca ahora el horizonte inmediato de Ana Pastor dentro de un calendario que representa una verdadera carrera contra reloj. De hecho, el contador está ya en marcha desde el 30 de septiembre pasado por cuanto que Aena tiene ahora que ajustar los estados financieros de la OPV al tercer trimestre del año para actualizar la información que reclaman las autoridades bursátiles. Las ofertas de contratación pública tienen un máximo de caducidad de 135 días, cuatro meses y medio, que en el caso del gestor aeroportuario vencen el próximo miércoles, 12 de noviembre.

La salida a bolsa estaba programada precisamente para este último día de vigencia de la oferta inicial, lo que también explica la imposibilidad material de retrasar siquiera unos días la operación. Aena había desarrollado la OPV sobre la base financiera del primer semestre, cerrado a 30 de junio, y la ministra pretende ahora aprovechar todo el trabajo realizado para adaptar los estados contables con los datos del tercer trimestre deslizando la agenda de trabajo hasta el 12 de febrero. Se trata de estirar el guion durante tres meses, que se suponen suficientes para subsanar todos los pormenores legales que han impedido contratar a PwC como auditor de la colocación en bolsa.

El apoyo de los analistas y el amparo de la CNMV

La ministra ha asumido como propia la decisión del Consejo de Ministros e incluso se la ha tomado por la tremenda porque se siente amparada por los inversores internacionales. Los analistas que han seguido las evoluciones de la OPV consideran realmente absurdo plantear un conflicto de intereses porque el auditor del emisor sea el mismo que avala la oferta pública. Esto es algo que se produce tradicionalmente en todas las operaciones de salida a bolsa, tanto en España como en el mercado anglosajón. En otras palabras, la OPV está totalmente limpia y preparada para facilitar el despegue de Aena en los mercados, lo que permite a Ana Pastor seguir ‘erre que erre’ en su empeño político.

La máxima responsable del operador aeroportuario cuenta también para ello con el respaldo esencial de la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, que ha mantenido abierta hasta última hora la puerta del regulador para verificar el preceptivo folleto de colocación en bolsa. La Comisión de Valores había convocado un comité ejecutivo extraordinario para el viernes pasado por la tarde con la confianza de que el Gobierno daría luz verde a la OPV. Desde la entidad que vigila por el buen funcionamiento bursátil se ha insistido una y otra vez en que toda la documentación estaba perfectamente en regla y que “en ningún momento han existido discrepancias” que pudieran alterar las garantías financieras de la operación.

Ana Pastor considera que el trabajo está hecho y quiere acelerar el despegue de Aena en los mercados para demostrar también la puesta en valor de una compañía que ha experimentado una extraordinaria transformación en los dos últimos años. La empresa ha duplicado con creces el ebitda, que a cierre de este año podría alcanzar los 1.800 millones de euros, al tiempo que ha reducido la deuda bancaria hasta los 11.000 millones. No en vano, las valoraciones de los potenciales socios de referencia privados han llegado a alcanzar cifras de hasta 8.000 millones de euros, como es el caso de la propuesta de compra formulada por el Grupo March.

Con todas estas cartas en la mano la ministra ha lanzado de nuevo un órdago a la grande para erradicar cualquier suspicacia sobre una operación que ella entiende crucial para la imagen de marca de España. Ana Pastor sabe también que la OPV tiene dentro de España algunos que otros detractores y no descarta que en los próximos días surjan nuevas especulaciones sobre los motivos reales de una decisión que pocos entienden. En cualquier caso, si los mercados y el clima de tensión electoral no dicen lo contrario a la vuelta de Año Nuevo, van a ser necesarios nuevos y más poderosos argumentos para doblegar a la ministra y suspender definitivamente la salida a bolsa de Aena.