Crédit Agricole pisa el acelerador: entra en Andalucía y roba un equipo estrella a BNP

Nuevo movimiento de primer nivel en banca privada. La entidad francesa Crédit Agricole ha fichado a uno de los equipos estrella de su eterno rival BNP Paribas. Se trata de Álvaro Winzer, hasta ahora máximo responsable del área de Private Equity y Hedge Funds del mayor banco galo, y de dos de sus más estrechos colaboradores, Camino Duro y Rafael Boulet.

Este movimiento viene acompañado de otro importante hito: el desembarco de Crédit Agricole en Andalucía con el fichaje de varios agentes de Sevilla de Espírito Santo, un paso que le permite dar un salto de gigante dentro de su nueva estrategia de crecimiento en España.

Y es que, detrás de estos fichajes está todo un giro estratégico de Crédit Agricole que, tras su fallido intento por hacerse con Bankinter, ha decidido crecer en nuestro país de manera más orgánica y con un gran foco en las áreas de gestión de activos y altos patrimonios.

De hecho, Winzer es un nombre propio del sector en España. Tras una década como responsable de renta variable internacional de Fortis Bank, sobrevivió a la compra del banco holandés por parte de BNP Paribas, entidad que confió al banquero privado una de sus principales áreas dentro de la división de Wealth Management.

Rafel Boulet es un profesional con casi veinte años de trayectoria y amplia experiencia en Corporate Finance, en cuyas áreas trabajó en ING, BBVA y Santander. En 2006 se incorporó a BNP como director de este área y seis años después fue nombrado responsable de Wealth Management en Madrid y Sur de España.

Camino Duro inició su andadura profesional en JP Morgan, donde estuvo trabajando en Londres, para seis años después dar el salto a BBVA como asesora financiera y, en 2007, incoporarse a BNP con rango de asesora senior de inversiones.

Ahora, con su fichaje, Crédit Agricole quiere potenciar el negocio de gestión de altísimos patrimonios, lo que en la jerga del sector se conoce como Ultra High Net Worth, y uno de los principales campos de batalla que se están viendo en la reestructuración que está viviendo el negocio de banca privada en España.

En paralelo, con la incorporación de los agentes de Espírito Santo, Crédit Agricole consigue no sólo desembarcar en Andalucía, sino hacerlo con un modelo marca de la casa de su anterior presa, Bankinter, lo que parece indicar una de las líneas de crecimiento que va a seguir la entidad gala en los próximos tiempos.

Además, como explica una fuente del sector, los agentes son un perfil profesional especialmente sensible a protagonizar movimientos en momentos de crisis, como el que vive actualmente Espírito Santo, ya que, además de la incertidumbre que generan estas situaciones en toda la plantilla, cuenta con menos ataduras que los retengan a la hora de cambiar de entidad.

De hecho, estos profesionales figuran entre los que están protagonizando más movimientos dentro del sector, con Bankinter y Banco Madrid a la cabeza de las entidades que más están aprovechando esta ventana de oportunidad.

Con oficinas en Madrid, San Sebastián, Bilbao y Valencia, Crédit Agricole opera en España como sucursal de Crédit Agricole Luxembourg, a través de la marca comercial Crédit Agricole Private Banking Iberia. En el negocio bancario tradicional, en 2011, la francesa llegó a un acuerdo de integración de su filial al 99% Bankoa, adquirida en 1997, con Ipar Kutxa.

Aunque la operación no cuajó, entonces Crédit Agricole ya adelantó que su objetivo era dar el soporte financiero necesario para que la entidad crezca fuera del País Vasco, su tradicional zona de influencia.

Hace justo un año, en septiembre de 2013, vendió un 7,2% que todavía poseía en Bankinter y puso así punto y final a una historia que comenzó en 2008 y que llevó a la entidad francesa a hacerse casi el 25% del banco controlado por Jaime Botín.

Desde entonces, la gala se ha focalizado en un mayor crecimiento orgánico, con la banca privada como punta de lanza y en directa competencia con las grandes casas internacionales, que a lo largo de esta crisis financiera se han visto empujadas a ceñir sus operaciones prácticamente solo a la gestión de grandes patrimonos, ya sea desde el foco de la banca privada como desde las instituciones de inversión colectiva (IIC).