Koplowitz, en 'default' con Bankia y BBVA al pelearse con los bodegueros de FCC
La empresaria no ha conseguido firmar la renovación de su deuda personal de 1.000 millones por las exigencias de los dueños de Bodegas Faustino.
Llegó el día D y no ha habido acuerdo para refinanciar la deuda de casi 1.000 millones de Esther Koplowtiz. La todavía máximo accionista de FCC no ha alcanzado un acuerdo con BBVA y Bankia para que le extiendan sus préstamos personales, por lo que ha entrado en situación de impago o default. El motivo es la oposición de los propietarios de Bodegas Faustino, que le exigen a la empresaria que le compren su participación indirecta en la constructora a través de B-1998.
Según fuentes próximas a FCC, los representantes legales de la familia Martínez Zabala, dueños de Larrainzar XXI, propietaria de un 5% de B-1998, han adoptado una posición rígida en las negociaciones con la banca al solicitar la aplicación del Pacto de Accionistas acordado en 2007 y renovado en 2011 entre Esther Koplowitz, los herederos de Bodegas Faustino y a los Aguinaga. Estos últimos –propietarios de los concesionarios Mercedes en el País Vasco– fueron ejecutados por CaixaBank al no pagar los préstamos personales con lo que entraron en el capital de FCC formando parte de este núcleo duro.
Sin embargo, la petición de Bodegas Faustino ha sido rechazada por la familia Koplowitz, que no dispone de dinero para comprarle su paquete accionarial ni para hacer frente al pago de los intereses a BBVA y Bankia. Así las cosas, la dueña del 50,01% de FCC está en posición de “vencida” ante los dos bancos que, no obstante, han decidido no ejecutarle la prenda de los créditos, es decir, las acciones de la constructora.
La diferencia con el 1 de agosto, primer día que Koplowitz entró en default selectivo, es que la banca le había dado un mes y medio de prórroga para firmar el acuerdo preliminar. Según reconocen las dos partes, las posturas están muy cercanas y se confía en cerrar los flecos en los próximos días. Pero lo cierto es que la exigencia de Larrainzar XXI se ha convertido en un obstáculo que pone las cuentas de la familia en rojo.
Bancos para la ampliación de capital
Mientras los Koplowitz resuelven sus problemas, el consejo de administración de FCC acordó este lunes contratar a Banco Santander, Morgan Stanley y JP Morgan como coordinadores globales de la ampliación de capital, tal y como adelantó El Confidencial el 5 de septiembre. La operación, de hasta 1.340 millones de euros, servirá para reforzar los recursos propios de la compañía. Este importe coincide con el tramo B de la deuda corporativa del grupo, que fue refinanciada el pasado mes de marzo. La constructora paga un diferencial creciente de entre el 11 y el 16% por este tramo, que será amortizado en cuanto se ejecute la citada ampliación.
Dada su falta de liquidez, la familia Koplowitz no suscribirá la parte proporcional de la emisión de acciones, por lo que verá reducida su participación en el grupo desde el 50,01% actual hasta cerca del 25%. El porcentaje final dependerá del volumen final de la colocación y del precio de las acciones. Esther y sus hijos venderán los derechos de suscripción preferente de la ampliación, con cuyos ingresos pagarán los intereses a BBVA y Bankia.
Los asesores financieros de la familia –Jean Marie Messier y el yerno Pablo Santos– llevan negociando con varios fondos internacionales la compra de sus derechos de suscripción para que se conviertan en socios indirectos, de tal forma que consigan mantener el control sobre el capital. Una maniobra para intentar evitar una OPA hostil sobre FCC que acabaría con una época bajo la dinastia Koplowitz.
Llegó el día D y no ha habido acuerdo para refinanciar la deuda de casi 1.000 millones de Esther Koplowtiz. La todavía máximo accionista de FCC no ha alcanzado un acuerdo con BBVA y Bankia para que le extiendan sus préstamos personales, por lo que ha entrado en situación de impago o default. El motivo es la oposición de los propietarios de Bodegas Faustino, que le exigen a la empresaria que le compren su participación indirecta en la constructora a través de B-1998.