Rajoy apuesta por el exministro Juan Carlos Aparicio como próximo presidente del CES

Juan Carlos Aparicio, exministro de Trabajo con José María Aznar, es el candidato del Gobierno para presidir el Consejo Económico y Social (CES) en sustitución de Marcos Peña, cuyo mandato termina este próximo otoño. Aparicio fue la cabeza de turco que pagó con su dimisión la célebre huelga general de junio de 2002, y Mariano Rajoy considera que ha llegado el momento y la ocasión propicia para restituir en un puesto de cierta notoriedad política al que fuera su compañero de gabinete hace ya más de dos lustros.

Después de un periplo de ocho años al frente de la alcaldía de Burgos, donde obtuvo mayoría absoluta en las elecciones municipales de 2003 y 2007, Aparicio se reintegró a la política nacional como diputado del PP por la misma provincia castellana en 2008. El exministro abandonó su escaño hace ahora justo un añopara ser designado consejero de Indra como representante del 20% del capital que la SEPI adquirió a Bankia. Aparicio haabandonado desde entonces toda la actividad pública para entregarse en exclusiva a su labor de administrador en la que está considerada la primera compañía española de tecnologías de la información.

El Consejo Económico y Social (CES) representa una interesante piedra de toque para recuperar el instinto político de Aparicio, que, sin duda, puede ser de gran ayuda en la lucha contra el desempleo decretada por el presidente del Gobierno. En su calidad de alto órgano consultivo del que forman parte las grandes organizaciones patronales y las principales centrales sindicales, el CES desarrolla un papel mediador intrínseco que se ajusta al perfil dialogante y negociador que siempre ha acreditado al eventual candidato.

Reparar una injusta inmolación

Aparicio es un hombre de partido, disciplinado ante los poderes institucionales, cuya experiencia en el mundo de las relaciones laborales puede ser de gran ayuda para el equipo que encabeza la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Respetado por sus correligionarios y antiguos compañeros de filas, nadie discute que el PP le debe a Aparicio “una, y muy grande” por su inmolación personal durante los días de vino y rosas, cuando España “iba bien” y nadie estaba dispuesto a saltar alegremente de la poltrona.

La regeneración que ahora impulsa Rajoy es un argumento que favorece la candidatura de Aparicio, toda vez que el actual presidente del CES agota estos días su segundo mandato al frente de la entidad. Marcos Peña fue designado inicialmente para el puesto en el verano de 2006 a instancias del Gobierno socialista de Zapatero, que en noviembre de 2010 le ratificó su confianza por otros cuatro años.

Desde un punto de vista estatutario, nada impide un tercer mandato, pero la tensión que se respira en los ambientes políticos aconseja la adopción de medidas efectivas de renovación, de modo que los representantes de las grandes instituciones no se perpetúen en sus altos cargos. De hecho, desde la fundación del CES en 1991, ninguno de sus máximos responsables ha permanecido en el sillón presidencial durantemás de ocho años.

El decano en la presidencia del organismo fue Federico Durán, nombrado primero por el PSOE y reconfirmado cuando el PP llegó al poder en 1996. Le sucedió en 2001 Jaime Montalvo, antiguo rector de la UNED, que estuvo al frente de la entidad un solo mandato, hasta que fue sustituido por Marcos Peña. Salvo que Rajoy cambie de opinión a última hora, lo que no parece factible, Juan Carlos Aparicio está llamado a convertirse en el cuarto presidente en la historia del CES.